Un robot aspirador avanza por el suelo y, al acercarse a un calcetín, extiende lentamente un brazo robótico. Con una pinza, lo recoge y lo transporta a una caja llena de calcetines. Es el Roborock Saros Z70, un dispositivo que utiliza inteligencia artificial para identificar, recoger y colocar objetos. Esta prueba se ha llevado a cabo en un hotel de Las Vegas durante el CES, la feria de electrónica de consumo más influyente del mundo, que tiene lugar esta semana. Los robots aspiradores están destinados a revolucionar el futuro de la limpieza, pero no son los únicos: también existen los que limpian los cristales o el inodoro, cortan el césped o lavan los cristales. ¿Cómo cambiará con la tecnología la limpieza en el hogar? ¿Llegará un futuro en el que no se dedicará tiempo a esta labor?
Para Álvaro Martínez, director de relaciones públicas en España de Roborock, la compañía que ha invitado a EL PAÍS al CES, el sector de los robots de limpieza “ha ido evolucionando muchísimo, hacia una mayor inteligencia, mayores funcionalidades, materiales más resistentes y adaptables a la hora de limpiar y, sobre todo, hacia una mayor pasividad en el proceso de limpieza”. Según Martínez, el objetivo está claro: “Que el usuario tenga que intervenir lo mínimo posible”.
Entre los robots aspiradores mostrados en el CES destacan también los de otras empresas, como el Eureka J15 Max Ultra, que utiliza visión infrarroja y sensores para detectar manchas líquidas transparentes, o el Dreame X50 Ultra, que puede desplegar dos patas para superar obstáculos de menos de cuatro centímetros, como cables o muebles bajos. “Ya no tienes que ir a rescatar al robot, él va a continuar limpiando y hacer su trabajo”, afirma Ana Serafin-Gil, de la compañía Dreame.
Los modelos Saros 10 y Saros 10R de Roborock pueden ser controlados por voz y cuentan con un cepillo lateral que se despliega para evitar que el pelo se enrede en el aparato. Gracias a múltiples sensores y cámaras, la inteligencia artificial permite a este tipo de robots identificar el tipo de suelo que hay en cada habitación. No es lo mismo limpiar en madera que en mármol o una alfombra. “La potencia de succión, el nivel de detergente necesario o la cantidad de agua usada varían en función de la superficie del suelo que están limpiando”, señala Martínez. Entre las mejoras de estos aparatos en los últimos años, el experto destaca la base de carga y depósito, el uso de sensores láser avanzados y los algoritmos que permiten al robot localizarse y mapear su entorno al mismo tiempo.
Como destaca Weijie Han, empleado de la compañía de robots aspiradores Narwal, “hay mucho que limpiar en las casas” y aún hay labores que los robots no pueden realizar. De hecho, los españoles pasan de media casi tres horas semanales limpiando, según una investigación realizada por la plataforma de contratación de servicios de limpieza online Clintu.
Limpiar cristales y el jardín, siguiente reto
Además de encargarse del suelo, a los limpiadores robóticos se les empiezan a pedir otros retos como limpiar los espejos, los armarios o los sofás: “Son espacios que actualmente no puede cubrir un robot aspirador y de los que solo se pueden ocupar las personas”. Algunas empresas trabajan para cambiarlo. Martínez señala que los sensores, sistemas de navegación y algoritmos de aprendizaje automático desarrollados para los robots aspiradores se están adaptando a otros productos como cortacéspedes y limpiacristales inteligentes. El Winbot W2 Omni de Ecovacs es un robot diseñado para limpiar ventanas por dentro y fuera, con una estación portátil incluida.
En el exterior de la casa, algunos robots ya ayudan en las tareas de limpieza. Es el caso del WYBOT S2 Solar Vision, que limpia la piscina y regresa de manera autónoma a una estación de carga submarina que se alimenta con energía solar. Otro ejemplo es el Dreame Z1, que limpia las paredes, el fondo y la superficie del agua de las piscinas y, al finalizar, regresa automáticamente a su base de carga.
En el caso del césped, uno de los robots que más ha llamado la atención en esta edición del CES es Lymow One, un robot que incorpora unas cuchillas trituradoras duales que permiten descomponer hojas, ramas y otros residuos y convertirlos en fertilizante para el césped. También existen robots diseñados para limpiar el inodoro, las parrillas o la ropa. Estas tareas no tienen por qué ser fáciles para un robot. “Parafraseando la paradoja de Moravec, ganar una partida de ajedrez o descubrir un nuevo fármaco son problemas fáciles de resolver para la IA, pero doblar una camisa o limpiar una mesa requiere resolver algunos de los problemas de ingeniería más difíciles jamás concebidos”, indican los creadores de un robot que lava y dobla ropa.
A pesar de que los robots han avanzado significativamente en la limpieza de superficies horizontales, aún no existe uno capaz de limpiar por completo la cocina, el salón o el baño de manera autónoma. “Actualmente, no es posible lograr una experiencia de limpieza integral de la casa de manera pasiva únicamente con robots inteligentes”, señala Martínez. Para Serafin-Gil, aún está lejos ese futuro en el que no haga falta limpiar nada. “Conociéndonos a los humanos, somos tan perfeccionistas con la limpieza de nuestra casa que, incluso si otra persona la limpia, pensamos: ‘No lo hizo bien, tengo que hacerlo yo mismo’. Nunca estaremos completamente satisfechos”, señala.