Bruselas ha dado una buena noticia a Apple: la Comisión Europea ha decidido archivar la investigación que había abierto al gigante tecnológico hace algo más de cuatro años por “comportamiento anticompetitivo” en el mercado de libros electrónicos y audiolibros. El cierre del expediente llega porque la denuncia presentada por la canadiense Kobo, una filial de Rakuten, en su día contra la empresa estadounidense ha sido retirada, como explica el propio Ejecutivo de la Unión. “El cierre de una investigación no significa que la conducta en cuestión cumpla con las normas de la Competencia”, aclara la propia Comisión, tras señalar que la demanda inicial había decaído.
Este paso alivia un poco la presión sobre una empresa, Apple, que en los últimos meses ha estado en el punto de mira del departamento de Competencia, que ya casi con total seguridad pasará a estar dirigido por la española Teresa Ribera a partir del próximo 1 de diciembre. Hace unas semanas la Comisión estrenaba con esta tecnológica una de las herramientas que el reglamento de mercados digitales (DMA, por sus siglas en inglés) ha puesto a su disposición: en septiembre le abrió dos expedientes para especificarle qué medidas debería adoptar para abrir a la competencia los sistemas operativos iOS y iPadOS. Era un paso más respecto al que había dado en junio, en el que le acusaba de incumplir el DMA.
Apple es la empresas con la que más se está empleando a fondo Bruselas con la nueva reglamentación, creada intencionadamente para actuar con más celeridad y contundencia contra las quiebras de las normas de la competencia en los mercados digitales. En cambio, con las herramientas legales tradicionales, la firma con sede en Cupertino (California), había escapado a las grandes multas que han castigado a alguno de sus rivales como Google. Esa suerte cambió en marzo, cuando Competencia le impuso una multa de 1.800 millones por abuso de posición dominante en el mercado de la música por streaming.
Precisamente esa sanción está muy vinculada a lo anunciado este viernes. Ambos expedientes, además de un tercero, se pusieron en marcha en junio de 2020 tras denuncias ante las autoridades europeas de empresas que se sentían perjudicadas por las condiciones que Apple les imponía para vender sus productos a través de la App Store. En ese abanico de denunciantes estaba Spotify, en el caso de la música, y Kobo, en el de los libros electrónicos.
Como apunta la propia Comisión, la investigación se ha cerrado porque el denunciante de este expediente ha desistido de su demanda. Eso no significa que Apple estuviera en este caso concreto cumpliendo con las normas de Competencia. De ahí que a raíz de eso, Bruselas añada en su comunicado que “seguirá vigilando las prácticas empresariales en el sector tecnológico, incluidas las de Apple, tanto en virtud del reglamento de los mercados digitales como en las normas [tradicionales] de competencia”.
Según el DMA, este gigante estadounidense –así como Amazon, Meta, Alphabet, Microsoft, Booking o Bytedance– son compañías de gran tamaño que tienen que cumplir con una serie de obligaciones adicionales que compensen su posición de dominio en los mercados para así no incurrir en abusos, la quiebra más habitual de las normas. Esto ha generado resistencias entre estas empresas y, de hecho, grandes expertos en regulación de mercados, como la estadounidense Fiona Scott Morton, han llamado a la próxima responsable de Competencia de la UE a esmerarse en exigir el cumplimiento de este reglamento. “No todas las plataformas parecen cumplirlo”, escribió hace un par de meses la profesora de Yale en un artículo del centro de estudios europeo Bruegel, el mayor de Bruselas. Y, además, llegó a añadir: “Europa no puede ser el regulador del mundo, si su normativa no cambia el comportamiento real en un plazo [de tiempo] razonable”.