Aunque se multiplican las pruebas de que Jair Bolsonaro urdió un golpe de Estado mientras era presidente, el brasileño tiene enorme confianza en el poder de influencia de Donald Trump, una vez haya asumido la presidencia de Estados Unidos en enero. “Trump ha vuelto y es señal de que nosotros también volveremos”, proclama el político ultraderechista en una entrevista con The Wall Street Journal publicada este viernes. El anterior presidente (2019-2022) insiste en el diario estadounidense en que su plan es concurrir a las próximas elecciones, en 2026, aunque sobre él pesa una condena de inhabilitación hasta 2030.
El jefe de la oposición brasileña asegura que tanto su hijo Eduardo, diputado federal, enlace con la internacional ultra y que pasó la noche electoral con los Trump en Mar-a-Lago, como él mismo han mantenido un estrecho contacto con el republicano también tras su victoria electoral.
Anticipa Bolsonaro el camino que él vislumbra para sortear la condena por abuso de poder que le dejaría fuera de varios comicios venideros. Sugiere que la próxima Administración estadounidense podría presionar a los jueces brasileños para que demoren la aplicación efectiva de la pena de inhabilitación para permitirle inscribirse como candidato a la carrera presidencia. Confía también en la ayuda que pueda brindarle uno de los jueces que él mismo nombró para el Tribunal Supremo y que presidirá el Tribunal Superior Electoral en el momento crucial.
Sobre la noche electoral en Estados Unidos, cuenta: “Estuve despierto toda la noche animando al naranjazo [usando un apelativo con el que se conoce a Trump en Brasil]”. El brasileño hubiera querido estar también en Florida, tiene prohibido salir del país como medida cautelar en el caso judicial que le investiga por golpismo.
Otra vía de presión que menciona en la entrevista, celebrada en Brasilia, es la posible imposición de sanciones económicas por parte de Trump al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
“No es que me quieran en la cárcel, me quieren muerto”, declara el político ultra, que se considera objeto de una persecución judicial. En Brasil la especulación sobre quién podría encabezar una candidatura bolsonarista es incesante —un gobernador afín, uno de los hijos, la esposa—, pero el líder de extrema derecha no deja pasar la ocasión de presentar sus credenciales: “No estoy obsesionado con el poder, en realidad a mi edad es bastante cansador”, señala para añadir: “También hay personas más inteligentes que yo… pero nadie tiene la piel más dura ni la experiencia que yo tengo”.