A solo tres semanas de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump, entre cuyo equipo de Gobierno hay miembros contrarios a ayudar a Ucrania como el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, la Administración demócrata parece haber emprendido una carrera contra reloj para blindar en lo posible las capacidades de ataque y defensa de Kiev, cuando está a punto de cumplirse el tercer aniversario de la invasión rusa. El presidente, Joe Biden, ha comprometido este lunes la entrega de casi 6.000 millones de dólares (casi 5.800 millones de euros) para Ucrania.
Además de 3.400 millones de apoyo presupuestario directo, anunciados por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, para mantener los servicios gubernamentales, Biden ha anunciado otros 2.500 millones de dólares en ayuda de seguridad adicional para reforzar militarmente a Kiev antes de que Trump asuma el poder. “Bajo mi dirección, Estados Unidos seguirá trabajando sin descanso en esta guerra durante el resto de mi mandato”, ha dicho Biden en un comunicado. Los republicanos asumirán a primeros de enero el control de las dos Cámaras del Congreso, lo que teóricamente deja escaso margen a nuevos envíos.
El anuncio de Biden incluye 1.250 millones de dólares en ayuda militar procedentes de las reservas estadounidenses y un paquete de 1.220 millones de dólares de la Iniciativa de Ayuda a la Seguridad de Ucrania (USAI, por sus siglas en inglés), el último paquete de este fondo del mandato de Biden, con el que el Departamento de Defensa ya ha asignado todos los remanentes de la USAI contemplados por el Congreso en el suplemento de 61.000 millones de dólares aprobado en abril, tras más de nueve meses de bloqueo por parte de los republicanos.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha agradecido mediante un mensaje en X el apoyo de EE UU en un momento que ha calificado como “crítico” debido a la intensificación de los ataques rusos, que llevan meses a la ofensiva y ahora especialmente recurriendo a soldados norcoreanos. “Cada acto de solidaridad de nuestros socios salva vidas, fortalece nuestra independencia y refuerza nuestra resiliencia. También demuestra que las democracias son más fuertes que los agresores autocráticos. Expresamos nuestro agradecimiento al presidente Biden, a los líderes y miembros de ambos partidos en el Congreso y a todo el pueblo estadounidense por su inquebrantable apoyo a Ucrania”, ha expresado Zelenski.
La partida anunciada por Biden forma parte de los cerca de 6.000 millones de dólares que quedaban por asignar de los fondos aprobados en abril. Según las disposiciones de USAI, el material militar se adquiere a la industria de defensa nacional o de los países aliados, no de las existencias del Ejército estadounidense, por lo que puede tardar meses o incluso años en llegar al campo de batalla. Pero la urgencia de la Administración demócrata ha impreso velocidad a la entrega, según el comunicado. “[El paquete de ayuda] proporcionará a Ucrania tanto una afluencia inmediata de capacidades en el campo de batalla como suministros a más largo plazo de defensa aérea, artillería y otros sistemas de armas cruciales”, añade el comunicado.
El Departamento de Defensa, ha subrayado Biden, está en vías de entregar “cientos de miles de proyectiles de artillería, miles de cohetes y de vehículos blindados que reforzarán la posición de Ucrania de cara al invierno”. Además, se procederá a la retirada de equipos estadounidenses antiguos y a la renovación de la base industrial de defensa estadounidense para modernizar y reponer los arsenales ucranios con nuevas armas.
En coordinación con la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid, en sus siglas inglesas) y el Departamento de Estado, la ayuda de 3.400 millones de dólares anunciada por Yellen supone también “el desembolso final de los fondos asignados en virtud de la Ley bipartidista de Asignaciones Suplementarias para la Seguridad en Ucrania, de 2024″. “Nuestro apoyo presupuestario directo sigue estando condicionado a reformas relacionadas con el fortalecimiento de la aplicación de la ley, la mejora de la transparencia y la eficiencia de las instituciones gubernamentales y el refuerzo de las normas y procedimientos anticorrupción”, ha dicho Yellen mediante un comunicado.
Desde noviembre, Washington ha dado pasos que Kiev venía solicitando hacía meses, como la autorización para el uso de minas antipersona que dificulten el avance ruso o, un paso más allá, en un giro de gran calado militar y político, permiso para atacar territorio ruso con misiles ATCMS, suministrados por EE UU. El aumento del ritmo de la ayuda en los tres últimos meses de mandato de Biden ha dejado un sabor agridulce en Kiev, donde algunos se preguntan por qué no se podría haber prestado a este nivel y velocidad antes, a principios de año, cuando la situación en el frente, prácticamente bloqueada, exigía refuerzos.
Rendimientos de los activos rusos
Además de las cantidades anunciadas por Biden y Yellen, Estados Unidos también proporcionará a Ucrania otros 15.000 millones de dólares provenientes de los beneficios de los activos rusos congelados gracias a un acuerdo firmado entre el Banco Mundial y el Ministerio de Finanzas de Ucrania, ha anunciado este lunes el primer ministro ucranio, Denys Shmyhal, en un mensaje en Telegram. “Agradecemos a Estados Unidos y al Banco Mundial por implementar y apoyar la iniciativa que hace que Rusia pague por su agresión contra Ucrania”, ha escrito.
Shymhal había anunciado el pasado 20 de diciembre que su país había empezado a recibir fondos estadounidenses en el marco del programa de préstamos del G-7 por valor de 50.000 millones de dólares y con el mismo origen: los beneficios de los activos rusos congelados. Cuatro días después, Kiev recibió una primera partida de 1.000 millones de dólares, según Shmyhal.
Los fondos forman parte del Proyecto de Gastos Públicos para el Mantenimiento de la Capacidad Administrativa (Peace) en Ucrania y están destinados a apoyar el pago de pensiones, subsidios a desplazados internos y salarios de maestros, personal de primera respuesta y de servicios de emergencia. La partida aprobada ahora representa una parte de la contribución estadounidense de 20.000 millones de dólares en el marco del acuerdo alcanzado el pasado junio entre los líderes del G-7 (Canadá, el Reino Unido, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos) y la Unión Europea para realizar estas transferencias monetarias. La mayoría de activos rusos congelados se encuentra en países de la UE.
Estados Unidos sigue siendo el mayor donante de Ucrania, tanto que el propio Zelenski admite que sin la ayuda de Washington será difícil mantener la asistencia exterior. Casi tres años después del inicio de la guerra, Washington ha comprometido un total de 175.000 millones de dólares en ayuda, pero la incógnita es si el apoyo continuará a ese ritmo bajo la presidencia republicana. Trump, que ha reiterado que quiere poner fin a la guerra rápidamente, cuestionó durante la campaña electoral el nivel de implicación de Estados Unidos en el conflicto, sugiriendo que los aliados europeos deberían asumir una mayor carga financiera, en comentarios equiparables a los que endosó durante su primer mandato a los socios de la OTAN que no dedicaban el 2% de su presupuesto a la Alianza. Con Francia y Alemania en periodo de turbulencias, el desenganche de la Administración trumpista de Ucrania podría tener consecuencias más allá de la línea de batalla.
Las reticencias de Trump o Marco Rubio, en un puesto tan determinante como la secretaría de Estado, encuentran eco en numerosos miembros del Partido Republicano, que a partir de enero controlarán la Cámara de Representantes y el Senado, y por lo tanto tendrán la llave para eventualmente abrir o cerrar el grifo de la ayuda.