“Puedes decir que es un solo show, un happening, un studio gallery…”. Los anglicismos se acumulan en la conversación con Marcos Trueba (La Habana, 40 años) a la hora explicarnos en qué consiste ese espacio efímero creado en su estudio de arquitectura, y que desde principios de diciembre está revolucionando el barrio de Chamberí. “Que le guste a la gente del diseño es normal, pero lo que nos ha sorprendido es la respuesta de los vecinos al ser un barrio envejecido. Muchas señoras mayores entran y nos preguntan qué es, qué materiales hemos usado…”. Ese interés que esta tienda pop up ha despertado entre los lugareños se debe en primer lugar a los objetos de Viso Project que toman de forma temporal el espacio, la firma de diseño con raíces españolas que abrió su primera tienda galería el año pasado en Brooklyn. Hasta final de mes, esta tienda efímera albergará en exclusiva, y por primera vez en España, las creaciones de Francesco Sourigues y David Vivirido, conocidos mundialmente por su labor editorial al frente de las publicaciones Hercules Universal o Vamp, y que desde 2017 aplican con esta marca su talento creativo al universo de la homeware y la decoración.
En esta pensada selección de objetos priman el color y la geometría entre piezas de cerámica para el día a día como tazas, ceniceros y jarrones, o textiles para la casa, incluidas sus famosas mantas o tapestries, –”como lo llaman ellos”, apunta Marcos, “porque son como tapices para tirar encima del sofá”–. Todos ellos pertenecientes a su colección otoño-invierno 2024 y diseñados en materiales de calidad como mohair y lana de merino. Un regalo con sello de autor a partir de 34 euros.
El otro aliciente para visitar esta venta efímera es el espacio en sí mismo, una instalación concebida por Trueba Studio como si fuera una de sus obras residenciales y montada con materiales comunes en una reforma como el pladur o la goma aislante. “Para el proyecto nos inventamos una goma que surgió al derretir tres tipos de aislamientos (uno neutral, uno acústico y otro térmico) que nunca se mezclan entre sí al tener diferentes densidades. El resultado es un material muy aceitoso que despedazamos como si fuera un mármol”. Tras la exposición, señala Trueba, volverá a utilizarse en sus proyectos de obra, “para darle un sentido más poético y moderno que va más allá de la estética y en la que coincidimos con Viso Project, una marca fantástica que también habla de la reutilización de elementos. Tanto Viso como nosotros tenemos un compromiso con el planeta que cumplir”.
Esta iniciativa temporal, que tiene como objetivo dar a conocer el trabajo de artistas jóvenes y marcas independientes que no se pueden encontrar de forma física aquí, tendrá lugar dos veces al año. La próxima cita será en mayo de 2025, aunque aún no desvelan la identidad de su siguiente protagonista. “Nuestra meta es divertirnos pero sin que implique una distracción para el resto de nuestros proyectos”, explica. “Cada espacio quedará conceptualizado para un nuevo artista o marca, por eso lo llamamos solo show, porque está pensado desde la curaduría y esa idea de mostrar el producto, pero también para hablar de nosotros”.
Trueba Studio fue fundado en 2020 por Marcos Trueba, y es conocido en el sector por sus proyectos residenciales y de hostelería con un cliente mayoritariamente latinoamericano, aunque la sede se encuentre en el barrio de Chamberí, en el número 5 de la calle Escosura. Su ubicación no es casual. Trueba se estableció en este barrio castizo a su llegada con 19 años desde La Habana, para estudiar arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid. “He vivido toda mi vida adulta aquí, fue la primera vivienda que compraron mis padres en Madrid y siento un verdadero apego por este barrio. Me gusta la mezcla te tiene; por un lado están las mercerías de toda la vida, pero también acoge nuevos proyectos de gente joven y extranjera, que es algo que me encanta”.
Una antigua frutería por la que pasaba a menudo ocupa ahora su atelier y showroom, presididos una mesa enorme de mármol travertino diseñado por el mismo, en la que sus cinco arquitectos trabajan en proyectos como su afamada casa Atelidae en Tulum, –”mi gran salto a la arquitectura sin duda”, confiesa–, en la que desveló un estilo marcado por las líneas puras con guiños a la obra del mexicano Luis Barragán, el uso casi terapéutico del color beis y el vínculo con la naturaleza. “Fueron años en los todos nos sentimos influenciados por la casa que diseñó Axel Vervoordt para Kanye West y Kim Kardashian, pero los tonos beis y claros se han ido, estamos a otras cosas. Nuestro interés se mueve hacia un mundo de cosas ácidas, como las gomas de esta instalación”. La pátina industrial de Uba Wine Bar (Calle Jorge Juan, 52, Madrid), que evoca el color de vino tanto en las paredes y el mobiliario; o el hotel boutique El Patrón, que verá la luz el próximo año en La Habana y que integra una planta brutalista en un proyecto relevador de paisajismo, dan muestra de la evolución que vive hoy en día.
En este espacio con alma de galería también se puede conocer algunas de sus piezas de mobiliario creadas en 2021 bajo una prominente curva en materiales como el vidrio, la piedra o la madera de nogal. Con precios que oscilan entre los 2.500 euros de su butaca superventas a los 14.000 euros de su pieza más aspiracional (un sofá con forma de tubo pasta de dientes que roza los tres metros de largo) están fuertemente influenciados por la visión del objeto que asentó el fallecido diseñador de interiores Pierre Paulin. “¿Cómo te vas a sentar? ¿Cómo quedas sentado? ¿Cómo se cruzan tus piernas?”… Son cuestiones que se planteaba al diseñar, y esa descripción de la situación es mucho más importante que el objeto en sí mismo”, reflexiona Trueba.
Otro nombre que sale a relucir en su lista de influencias es el de la arquitecta y diseñadora Clara Porset, cuyos muebles convivieron como uno más en casa de los abuelos maternos de Trueba, simpatizantes del Movimiento Moderno que transformó La Habana en las primeras décadas del siglo XX. “Mi padre era además un fanático de la arquitectura, le encantaba llevarme a ver las ruinas de La Habana. Recuerdo estar fascinado con el Hotel Riviera [construido en 1957] que está diseñado como si fuera una obra de arte total. Fue muy emblemático y moderno para su época. Cuando lo vi decidí que en un momento de mi vida querría dedicarme a hacer algo así”.