La Unión de Naciones Sudamericanas tendrá una nueva oportunidad. Tras años de agonía, Argentina y Brasil han decidido resucitar el bloque que desde 2008 fue, a instancias del venezolano Hugo Chávez, paraguas de los países de la región considerados progresistas. El presidente Alberto Fernández anunció el martes que ya presentó las cartas necesarias para el reingreso de su país. Brasil ratificará durante la Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en Santo Domingo el 24 y 25 de marzo, que seguirá los pasos de Argentina. “Si Brasil y Argentina estamos adentro, la Unasur tendrá otra potencia y tendremos que avanzar para que todos los países hermanos vuelvan a encaminarse hacia este bloque regional”, dijo Fernández.
Unasur tuvo sus años de gloria en la década pasada, cuando Argentina, Brasil, Ecuador, Chile, Venezuela, Paraguay y Bolivia estaban en manos de gobiernos de izquierda y centro izquierda. Pero el giro a la derecha iniciado en 2018 provocó una sangría de adhesiones que sumieron al bloque en la insignificancia. Hoy solo están dentro Bolivia, Guayana, Perú, Surinam y Venezuela. Y su sede, un edificio que costó casi 40 millones de dólares a las afueras de Quito, en Ecuador, está abandonada.
Colombia inició la estampida en agosto de 2018. Iván Duque, recién asumido, dio el portazo porque Unasur se había convertido, según su lectura, en “cómplice de la dictadura venezolana”. Ecuador le siguió en marzo de 2019, cuando el presidente Lenin Moreno ordenó retirar la estatua de Néstor Kirchner de la sede de la organización en Quito, paso previo al cierre de las instalaciones.
Los vientos habían cambiado de rumbo y pronto se sumaron Argentina, con Mauricio Macri en el Gobierno, el Brasil de Jair Bolsonaro, Chile, Paraguay y Uruguay. Para Argentina, Unasur tenía “una agenda con alto contenido ideológico y muy alejada de sus objetivos iniciales y el desorden administrativo que prevaleció en la organización”. Ya no quedaba nada de aquellos encuentros donde Hugo Chávez, Lula da Silva, Rafael Correa, Cristina Kirchner, Evo Morales o José Mujica se fotografiaban juntos.
La Argentina ha tomado la decisión de reingresar a la UNASUR.
Nadie se salva solo en América Latina, debemos construir un continente unido. Ese es el camino. pic.twitter.com/GFjlJaoryP
— Alberto Fernández (@alferdez) March 21, 2023
Los díscolos formaron en 2019 el Foro para el Progreso de América del Sur o Prosur, de orientación conservadora y alejado del eje bolivariano, impulsado por Iván Duque y el chileno Sebastián Piñera. En paralelo ya funcionaba el Grupo de Lima, que nació como un ente multilateral que acompañase a la oposición a Nicolás Maduro en la búsqueda de una salida política a la crisis de Venezuela. Pero los triunfos de Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile cambiaron la relación de fuerzas en la región.
Ya Alberto Fernández había adelantado cuando asumió hace poco más de tres años que pretendía recuperar Unasur como modelo de integración regional. “El proyecto correcto es el de Unasur y no el del Grupo de Lima, que se creó por motivos ideológicos y está obsesionado con Venezuela, mientras Unsaur está obsesionado con que crezca América Latina”, dijo. El martes, junto a los expresidentes que integran el Grupo de Puebla, el argentino recuperó la idea: “En América Latina estamos todos en el mismo bote y la construcción de la unidad debe dejar de lado la utilización política, porque eso nos condena a más postergación. Por eso debemos revitalizar cuanto antes a Unasur”
La llegada de Lula da Silva terminó por acomodar los planetas. Brasil está más cómodo en una renovada Unasur que en la Celac, la otra apuesta de Argentina, pero también de México, con quien compite por la hegemonía latinoamericana.
El pasado jueves, durante un encuentro con su par de Paraguay, Mario Abdo Benítez, Lula da Silva dijo que no quería “un Brasil rico rodeado de países pobres”. “Brasil tiene que combinar su crecimiento con el de los vecinos. Brasil, como hermano mayor, tiene la responsabilidad de que sus vecinos crezcan para vivir en un continente de paz y tranquilidad”, aseguró. La herramienta para ello, dijo, era “reorganizar Unasur”. Inicia ahora el trabajo de seducir el resto de los países de la región. La Cumbre Iberoamericana será el primer escenario del nuevo desafío diplomático de Itamaraty.
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