Empezó con una broma, pero enseguida todo se volvió muy serio. El cómic El niño Jesús no odia a los mariquitas, de Don Julio, pretendía ser una sátira: parodiaba los cuadernos de actividades para niños con una serie de ejercicios que buscaban ridiculizar la homofobia. A la Fundación Española de Abogados Cristianos, sin embargo, le pareció de muy mal gusto: tanto que denunció al tebeo por provocación a la discriminación y al odio y provocación sexual, además de acusarle de “apología de la pederastia”. La editorial Fandogamia y el autor aprovecharon entonces para otra burla: quizás los querellantes no habían entendido la ironía de la obra. Aunque acabar entre abogados y tribunales por unos dibujos les hizo bastante menos gracia. Ahora, eso sí, vuelven a sonreír: el juez ha decretado el sobreseimiento provisional y consecuente archivo de la causa, ya que “no se aprecia comisión de delito alguno”.
El auto del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Quart de Poblet, del pasado 21 de octubre y al que tuvo acceso EL PAÍS, avala lo que defendieron desde el primer instante editorial y autor: siempre estuvo muy claro que la obra se dirigía a lectores mayores de edad, con evidente espíritu cómico. “Enfocándose el mentado libro —en tono de humor y parodia, en atención a la libertad de expresión que garantiza el artículo 20 de la Constitución Española—, para aquel público adulto que decida o no libremente atender a dichas lecturas, en atención también a la libertad ideológica, religiosa y de culto […] procede archivar la causa”, se lee en el texto de la juez. “La sentencia expresa exactamente la realidad de lo sucedido”, apunta Pedro Medina, editor de Fandogamia. Aunque habrá que esperar para el cierre del caso: el auto ha sido recurrido, como confirma Polonia Castellanos, presidenta de la Fundación Española de Abogados Cristianos, a este diario.
De momento, a la juez le bastan poco más de dos folios para apagar una polémica que se agigantó, entre asociaciones sectoriales que defendían la libertad de expresión y el multimillonario —y ahora mano derecha del presidente electo de EE UU, Donald Trump— Elon Musk, que llegó a opinar sobre el cómic en la red social X, de la que es dueño: “This is demented [esto es una locura]”. El auto permite repasar parte de aquella tormenta, a través de los argumentos de los querellantes: “Entienden que el libro en cuestión contiene dibujos para colorear repletos de imágenes hipersexualizadas […], ilustraciones ofensivas y degradantes contra la Iglesia y de sexualización, yendo dirigida a niños […]. Aluden a frases como ‘Los católicos dicen que los homosexuales ofenden a Dios’, ‘La Biblia fue escrita hace más de 2.000 años por personas llenas de prejuicios’ o ‘La otra opción sería admitir que Dios es un cutre y su Gran Obra está mal hecha”.
En otras viñetas del libro, dos lesbianas acaban quemadas en la hoguera por un cura, se propone un juego para ayudar a Manolito a contarles a sus padres que es gay, o se lee: “De ser homófobo se puede salir”. “Es ridículo. Cada página desmonta una de esas excusas que tienen para odiar a gente. Si acaso, el delito viene por su parte”, lamentaba Don Julio el pasado mayo, cuando se anunció la querella. Lo cierto es que la obra se difundió con normalidad durante semanas, bajo la etiqueta “cuaderno de actividades para adultos”. Igual que Ser fascista está mal, librito anterior libro del mismo autor y enfoque. El problema, según relataba en mayo Medina, surgió cuando se dio cuenta de que la sinopsis del tebeo en Amazon contenía un error: “Para mayores de seis años”. Pidieron inmediatamente que se subsanara, pero mientras tanto el caso había estallado. Y la querella incluyó justo ese dato como uno de sus principales argumentos.
“Pese a todas las alegaciones vertidas, recibida la documental requerida se comprueba que existió un mero error, del que no puede hacerse responsable a la editorial”, escribe sin embargo el auto. Ni tampoco la juez compartió la indignación de Abogados Cristianos ante la página más controvertida del cuaderno: la “Actividad 6: ¡Enredo de pitos!”. Consiste en detectar cuál, de entre los penes de varios personajes dibujados, está practicando sexo anal con el joven Bartolomé, a cuatro patas. “Nos ha avisado mucha gente. Es de lo más bárbaro que nos hemos encontrado nunca, de lo más aberrante que he visto. Ni para mayores de tres ni de 18 se pueden difundir esos contenidos. ¡Se sodomiza a un bebé!”, aseguró en mayo a EL PAÍS Castellanos. “¡Pero si el personaje tiene bigote! Todo lo que puedan decir es sustentar los cimientos sobre los que se ha construido este cuadernillo”, respondió entonces Don Julio.
El auto le da ahora la razón al dibujante y su editorial. Y lo celebran anunciando otra buena noticia para ellos: antes de que acabe el año Fandogamia publicará un nuevo libro de Don Julio. Será satírica, para adultos. Y, esta vez, sobre la historia de España.
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