Es media mañana en Melbourne y Carlos Alcaraz habla en modo zen, de forma pausada, llamativamente relajado el murciano, como si se hubiera tomado una tila —todo hace falta para combatir el cambio horario— y lo que le rodea estuviera en un perfecto equilibrio antes de este asalto que se avecina y toma ya cuerpo al Open de Australia, la única gran muesca que le falta en el revólver tras coleccionar Roland Garros, Wimbledon y el US Open. Habla Alcaraz de fluir en la pista, de esa sensación única de flotar, de saber que intente lo que intente le va a salir y de que la pelota se dirija estrictamente adonde se le dicta. La plenitud del tenista, en resumidas cuentas.
“Mi mayor satisfacción es esa, cuando sientes que no puedes fallar, que puedes hacer lo que sea, que todo va a entrar. Pegas grandes golpes, derechas en carrera, dejadas, voleas, saque y volea… Todo lo que quieres hacer, sientes que va a salir bien. Eso es lo que más me satisface”, afirma el número tres del mundo, decidido a dar otro gran golpe y a punto después de completar un productivo mes de pretemporada en su tierra, El Palmar, puliendo el tenis y la carrocería a golpe de pesas y raquetazos en el Club de Tiro Pichón; el lazo a la preparación ha sido, prosigue, esta última semana en Australia, en la que ha ensayado con Djokovic, Fritz, Perricard y De Miñaur.
“A really good week”, describe en inglés. “Viendo dónde estoy, poniéndome a punto”, continúa Alcaraz, sorprendente en la respuesta inmediatamente posterior, cuando al ser preguntado por el tiro maestro que le robaría a alguna figura, cita a un fuera de serie que en realidad nunca llegó a ver ni pudo seguir. Pero ahí están el móvil, internet y YouTube, esa interminable videoteca de imágenes que le han permitido a un centennial como él ir descubriendo la historia y sus protagonistas. ¿Los muñecazos de Federer? ¿La derecha de Nadal? ¿Alguna de las maniobras exquisitas de Djokovic? De eso nada: “Probablemente elegiría el revés de Agassi. Voy a quedarme con ese. Creo que es bueno, sí”, contesta sonriente.
Agassi se retiró en 2006, tres años después de que él naciera y con el zurrón de títulos bien lleno; fueron 60, nada más y nada menos, y en los cuatro majors logró dejar huella el estadounidense; en ninguno, no obstante, grabó tantas veces su nombre como en el de Melbourne, cuatro (1995, 200, 2001 y 2003), luego conoce bien la ruta. Sabe el de Las Vegas de qué va esto, él y ese dragón imaginario que atenaza, y elogia a la vez que advierte al español: “Se defiende como Novak, tiene la potencia y los efectos de Nadal, y la mano y la finura de Federer. Pero el hecho de que tenga lo mejor de los tres no significa que pueda hacer lo que ellos hicieron, porque hay muchos otros aspectos: la toma de decisiones, las lesiones, la suerte… Hay tantas cosas”.
Fichaje técnico
Y toma nota la última joya, quien parece tener claro lo que quiere. Al menos esta temporada. Menos tralla y menos torneos, seguramente, pero de perfil elevado. “Seguramente tache algunas exhibiciones y algunos torneos. Depende de cómo vaya, de cómo me encuentre. Esto es tenis y no sabes cómo van a ir las cosas”, indica. “Mi objetivo son los Grand Slams y los Masters 1000 [posee cinco: Indian Wells (2), Miami y Madrid (2)]. Obviamente, el ranking también está ahí, intentar estar lo más cerca posible de Jannik Sinner [más de 4.000 puntos por encima] o tratar de adelantar a Zverev, pero lo importante son los grandes, ganar todos los que pueda. Ese es mi objetivo”, recalca. En 2024 fueron dos, París y Londres, y confía en poder engordar los números sin dilación, a poder ser el próximo día 26 en Melbourne.
Para ello, Alcaraz contará este año con Juan Carlos Ferrero, ausente hace un año por una operación de menisco, y con la incorporación a su equipo de trabajo de Samuel López, la sombra técnica que acompañó a su amigo Pablo Carreño durante toda una carrera y que el curso pasado ya le asesoró a él durante la aventura australiana, hasta caer en los cuartos con el alemán Alexander Zverev. “Llevo seis años con Juan Carlos y él sabe cómo decirme las cosas durante los partidos, me conoce muy bien. Que esté aquí de vuelta es fantástico. Respecto a Samuel, tener a alguien que pueda alternarse con Juanki y refrescar un poco entre torneos es bueno. Confío en él al cien por cien. Va a ser un gran entrenador para mí, seguro”, dice con rotundidad.
Agrega el murciano que quiere ir paso a paso, “torneo a torneo y mes a mes”, y que se guiará por el instinto a lo largo de un año en el que aspira a terminar menos saturado desde el punto de vista emocional. “Lo que tengo claro es que no quiero jugar ningún torneo al que vaya a ir cansado mentalmente, que suponga una odisea el ir para allá. Quiero llegar a los torneos estando bien y disfrutar del hecho de jugar. Si no es así, pero de momento estamos enfocados en jugar lo que nos toca”, cierra ante los periodistas. Primera parada, el lunes en la Margaret Court Arena —el programa reserva la pista principal a Djokovic y Sinner— y ante el kazajo Alexander Shevchenko, el 72º del mundo. No sin una magnífica inspiración: la de Agassi.