Con música de Medina Azahara a todo trapo ha entrado María Jesús Montero en un abarrotado salón de un hotel de Sevilla en el que ha anunciado la presentación de su candidatura a la secretaría general del PSOE de Andalucía. “No vuelvo porque nunca me marché, siempre trabajé y sigo trabando para y por Andalucía”, ha dicho la vice presidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, que ha intentado a lo largo de su intervención trasmitir la idea de que es posible ganar las próximas elecciones autonómicas. “Vengo a ganar y vamos a ganar”, les ha dicho a los militantes.
Montero tenía previsto el acto en la sede del PSOE de Sevilla, pero a toda prisa se buscó un hotel porque el aforo se quedaba pequeño. En apenas 24 horas el estado de ánimo en el PSOE andaluz ha cambiado de manera radical. “Nos ha enrabietado, nos ha metido energía, hemos dejado atrás la pesadumbre”, reconocía un secretario provincial crítico con el todavía secretario general, Juan Espadas, que ha entrado con Montero al acto.
Ese es el resultado inmediato del efecto de las primeras palabras de Montero como aspirante a la secretaría general, aunque está por ver si es duradero. El camino hasta las elecciones autonómicas previstas para junio de 2026 es muy, muy largo. Aunque los socialistas andaluces han hecho una apuesta potente proponiendo a lo que creen que es lo mejor que tienen, a nadie en el PSOE se le oculta que ganar la Junta de Andalucía es casi misión imposible. El objetivo más razonable que se ponen es el de al menos quitar a Juan Manuel Moreno la mayoría absoluta, que tendría que gobernar de la mano de Vox. Tampoco está claro la disponibilidad de Montero que va a compatibilizar el liderazgo en el PSOE de Andalucía como el Ministerio de Hacienda. Los socialistas confían en el equipo que elija para suplir sus ausencias.
Montero sabe que no lo tiene fácil, y desde el primer minuto todo su discurso ha ido dirigido a combatir el derrotismo. “Estamos aquí y vamos a dar la batalla, necesitamos ganarla, para la gente que está fuera”, ha dicho. El otro mensaje principal lo ha dedicado al partido. Tampoco desconoce la vice presidenta primera del Gobierno que la antaño todopoderosa federación andaluza está muy enclenque y que en las agrupaciones provinciales se avecinan tiempos duros y de mucha batalla interna. Salvo en Sevilla y Jaén (aunque aquí también hay ventoleras), en el resto hay mucho mar de fondo. Montero ha reclamado un PSOE “fuerte, unido, cohesionado, con proyectos e ideas”, en el que “todo el mundo es imprescindible” para construir un proyecto colectivo. Para ella es prioritario que el partido “recupere la autoestima”.
Al acto de presentación han acudido socialistas de todas las corrientes: los susanistas como la ex secretaria provincial de Sevilla, Verónica Pérez; los críticos que han impulsado el relevo en la cabecera del PSOE y las personas más cercanas a Espadas. Veteranos como Luis Yáñez, Carmen Hermosín, Amparo Rubiales y José Caballos. También gran parte del grupo parlamentario andaluz, mientras que de la ejecutiva federal ha asistido el secretario de Política Municipal, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. También han acudido varios secretarios provinciales, como los de Sevilla, Cádiz y Huelva.
Montero ha tenido palabras de agradecimiento para Juan Espadas, quien ayer comunicó su renuncia a la reelección porque dijo que apoya una “opción ganadora” y él no ha sido capaz de remontar electoralmente. “Hay que reconocer públicamente la tarea realizada por Juan Espadas que ha hecho un trabajo inmenso en un momento muy duro. Gracias, Juan. El partido te está inmensamente agradecido”, ha dicho Montero.
La ministra también ha justificado su candidatura en que le “duele” Andalucía por la “falta de ambición y la incapacidad de ejercer el autogobierno” por parte del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. Aquí, Montero ha sacado su perfil más de calle, como cuando se ha referido a la situación sanitaria: “Hay mucha gente que está sufriendo porque no puede recibir atención sanitaria y nos preguntan: ¡qué me tomo, qué me tomo!”.