Las ideas más revolucionarias suelen surgir en edades tempranas, pero hay excepciones notables. Cervantes publicó la primera parte del Quijote a los 57 años, sentando las bases de la novela moderna. Otro caso es el de Michael Saylor (Lincoln, Nebraska, EE UU, 59 años), quien, a los 55, decidió reinventar su negocio de software, MicroStrategy, y convertirlo en el mayor contenedor de bitcoin del mundo: atesora 439.002 unidades, valoradas en más de 40.000 millones de dólares, en torno al 2% de las divisas en circulación. El día 13, la firma hizo historia al convertirse en la primera vinculada al bitcoin en entrar en el índice Nasdaq 100.
Su cotización ha subido más de un 500% en 2024, hasta los 326 dólares por acción. Su inclusión en el Nasdaq 100 podría impulsar aún más su ascenso: cuenta con excelentes recomendaciones de compra, un precio objetivo de 557 dólares y una capitalización de 95.500 millones. Su estrategia, financiada con bonos y deuda convertible, podría inspirar a otras compañías a incorporar bitcoin en sus balances. Pero esta apuesta, ligada a la extrema volatilidad de la criptomoneda, la expone a posibles correcciones del mercado y al escrutinio regulatorio.
Hijo de un sargento del ejército, Saylor pasó su infancia en bases de la Fuerza Aérea alrededor de todo el mundo antes de asentarse definitivamente en Fairborn, un pueblo de clase trabajadora cercano a la base Wright-Patterson, en las afueras de Dayton (Ohio). Desde joven mostró un talento excepcional: en secundaria, logró 1.540 de 1.600 puntos en la Prueba de Aptitud Académica y sus compañeros lo eligieron como el alumno con más probabilidades de éxito. Además, fue reconocido como el mejor repartidor de periódicos de su área.
Descrito una y otra vez como un lector voraz de cómics, novelas de ciencia ficción o tratados sobre la civilización occidental, se matriculó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se especializó en Ingeniería Aeronáutica y Astronáutica y en Historia de la Ciencia. Un compañero lo describió como “un polemista de carácter fuerte y políticamente conservador”. Su desempeño académico fue sobresaliente: se situó en el 1 % superior de su clase. Su tesis de graduación, Una interpretación maquiavélica de las dinámicas políticas, ya anticipaba su inclinación por el análisis estratégico y la política.
Para costear su matrícula universitaria, el futuro rey del bitcoin se unió al cuerpo de entrenamiento de oficiales de reserva de la Fuerza Aérea, pero un soplo cardíaco benigno truncó sus planes militares. Ante este revés, comenzó a trabajar como consultor interno en la multinacional química DuPont, donde desarrolló simulaciones por computadora para prever tendencias en los mercados. Sus habilidades impresionaron a los ejecutivos, que le ofrecieron un contrato como consultor independiente, junto con 250.000 dólares de sueldo anual, espacio de oficina y acceso a servicios gratuitos. Este apoyo le permitió fundar su propia empresa.
Con la ayuda de su amigo Sanju Bansal, a quien conoció en MIT, fundó MicroStrategy en 1989 como una firma de software y consultoría especializada en soluciones de inteligencia empresarial. Cuando la empresa aún no superaba los 25 millones de dólares en ingresos y Saylor tenía apenas 31 años, The Washington Post le dedicó un perfil, describiéndolo como “un tipo intenso”. Se contaba que los fines de semana llevaba a una joven a la oficina, le daba un libro y le pedía que leyera mientras él trabajaba. Prefería, según su socio, dedicar su tiempo libre a idear cómo construir “el próximo Oracle” en lugar de “perseguir intereses amorosos”.
Saylor se consolidó como una estrella en la industria del software y MicroStrategy salió a Bolsa en 1998. Sin embargo, en 2000, tras el estallido de la burbuja de las puntocom, la compañía anunció inexactitudes en sus resultados financieros de los dos años previos. La noticia desplomó sus acciones de 226,75 a 86,75 dólares en un solo día, eliminando miles de millones de su valor de mercado. La Comisión de Bolsa y Valores de EE UU, la SEC, acusó a Saylor y a otros dos ejecutivos de fraude contable civil. Sin admitir culpabilidad, el empresario llegó a un acuerdo extrajudicial, que incluyó una multa de 350.000 dólares y la devolución de 8,3 millones en ganancias.
20 años después, un artículo del Financial Times recordaría este periodo para remarcar la “indiferencia zen” como uno de los rasgos definitorios de la personalidad de Saylor. Bajo su liderazgo, MicroStrategy adoptó un enfoque conservador y centrado en el desarrollo de software, dejando atrás ambiciones desmedidas. Esta estrategia le permitió recuperar la estabilidad y la confianza del mercado en poco tiempo.
En agosto de 2020, en plena pandemia, Saylor intuyó que las políticas monetarias expansivas de la Fed devaluarían el dólar y decidió invertir el excedente de efectivo en bitcoin. Desde entonces, ha defendido firmemente su apuesta, incluso en 2022, cuando el valor de la cripto cayó un 70% desde su máximo histórico. Afirmó que las fluctuaciones a corto plazo son irrelevantes y consideró esta fase como una “racionalización necesaria” para la industria. Para él, el bitcoin representa “la transformación digital del dinero, la propiedad y la energía”.
El negocio principal de software, ya residual, registró una pérdida neta de 340 millones de dólares en el tercer trimestre de este año. Desde la victoria de Donald Trump, la empresa ha acelerado su recaudación de fondos, adquiriendo el 40% de su posición en bitcoin en los últimos 40 días. Ha anunciado además un plan de deuda-capital, denominado 21-21 (21.000 millones en capital y 21.000 millones en deuda). Impulsada por su inclusión en el Nasdaq 100, es probable que continúe vendiendo acciones al precio actual para comprar más bitcoin, manteniendo su estrategia de comprar y mantener, con la perspectiva de que la cripto supere al oro y continúe escalando. Puede que aún sea prematuro considerar revolucionaria la idea, pero, como en otros momentos de su vida, Saylor está demostrando ser el más listo de la clase.
Universidad gratuita
Michael Saylor lanzó en 1999 Saylor Academy, una plataforma educativa sin ánimo de lucro destinada a ofrecer cursos universitarios gratuitos en línea, convencido de que el conocimiento debe de ser patrimonio común y no privilegio de unos pocos. La plataforma dispone de más de 100 cursos, elaborados a partir de recursos educativos abiertos.