Cuando los virus acechan en invierno y la atención primaria se ve desbordada, las quejas de los pacientes se multiplican. Citas para tratar un fuerte catarro que se retrasan dos semanas, largas esperas para llevar a un niño al pediatra… Pero, ¿son casos puntuales o reflejan un problema sistémico? Averiguarlo no es sencillo. Hasta ahora, no había una visión de lo que ocurre en los centros de salud de España, solo información agregada.
EL PAÍS ha recopilado datos inéditos de demora de cada centro de salud a través de solicitudes de Transparencia a las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas. Esta información permite, por primera vez, analizar la situación caso por caso de más de 2.500, salvo en Cataluña, que emplea indicadores no comparables con el resto.
Las cifras de 2023 (últimas disponibles) revelan que al menos el 59% de los centros tardan en dar una cita con un médico de familia más de 48 horas, límite recomendado por los expertos y pactado antes de la pandemia por Gobierno y comunidades. Cuando la atención primaria supera ese umbral, el riesgo para los pacientes y el coste de los tratamientos se disparan.
Los peores datos se encuentran en Madrid, Comunidad Valenciana, Canarias y Baleares: más del 85% de sus centros registran demoras de más de dos días. En el lado opuesto, solo en Castilla y León y Asturias los centros consiguen dar más del 60% de las citas en menos de 48 horas.
En este mapa y en el buscador puede consultar los datos de las demoras en medicina familia de cada centro.
Cuando se miran los datos centro por centro, entre los 30 que más tardan hay 22 de la Comunidad Valenciana. Los vecinos de Alberic (provincia de Valencia), Pego y Ondara (Alicante) y Nules (Castellón) son quienes más esperan para conseguir una cita: la demora mediana en sus centros de salud es de 14 días. Valencia es además la única comunidad donde más de la mitad de los centros (el 59%) suelen dar citas más allá de cinco días.
A Rosa Atiénzar, responsable de Atención Primaria de CCOO en Valencia, no le sorprende: la presión asistencial y las vacantes se suman a las bajas de médicos que no se cubren: “Casi todos los días los centros de salud abren con algún recurso menos y esto provoca que ahora, en Navidad, cierren por la tarde. El plan de refuerzo con la gripe es poner a los mismos profesionales a trabajar más”, resume.
El quinto centro que peores datos muestra en España se encuentra en Canarias. Es el de Casco Botánico, en Puerto de La Cruz, con 14 días de espera. Es un dato muy superior a la mediana del archipiélago, que aún así es la segunda comunidad con más centros que de normal dan cita con más de los cinco días (44%). El problema no es nuevo y ya en 2019 la administración canaria puso en marcha un plan para atajarlo. “Entonces se nos dijo que estaban trabajando en ver dónde estaban los centros más conflictivos, porque había muchos con una demora media impresionante”, recuerda Juan Francisco Navarro Vadillo, Secretario General de la Federación de Sanidad y Sectores de CCOO en las islas. “Esto fue hace 5 años. Y mira por dónde vamos”.
Baleares y Madrid son las únicas comunidades donde más del 90% de los centros dan cita más allá de los dos días, según se desprende del análisis de los datos obtenidos. En la comunidad de la capital, dos centros ilustran dos factores que a menudo determinan las demoras extremas: la escasez de médicos y la población envejecida. En el Naranjo (Fuenlabrada), los pacientes esperan diez días debido a la falta de personal que sufre el centro; en el Presentación Sabio (Móstoles) la dotación es mejor, pero no suficiente para atender la demanda de una zona donde vive mucha gente mayor, que suele necesitar acudir al médico más a menudo.
Este periódico ha contactado con las consejerías de Sanidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Canarias para comentar los datos. Solo esta última ha aportado algún matiz, detallado en la metodología al final del texto.
Tarde casi todos los meses
La peor época del año para un centro de salud es el invierno. Pero los centros españoles tienen problemas casi todos los meses del año: solo en marzo, mayo y junio la mediana nacional se queda por debajo de los dos días.
Por comunidades la situación varía mucho. El siguiente gráfico muestra cómo las comunidades con peores datos (Canarias, Comunidad Valenciana, Baleares y Madrid) no deben sus malas cifras solo a los períodos de sobrecarga, sino que se mantienen todo el año por encima de los dos días. En Valencia, esa mediana nunca baja de los cuatro días y en la temporada más fría supera los siete.
Al lado opuesto, Asturias, Castilla y León, Navarra y La Rioja consiguen mantenerse de enero a diciembre con citas de meno de dos días. En los casos de Aragón y País Vasco se ve claramente cómo las mayores demoras se concentran en invierno.
Hay diferencias también entre zonas urbanas y rurales: en estas últimas las demoras son mucho más bajas. La espera en las áreas más aisladas de la Comunitat Valenciana cae a 0 días frente a los 7 de las más urbanas de esta misma comunidad. Este es el caso más extremo, pero el patrón se repite en otras comunidades, como Aragón, Asturias o Navarra.
¿Por qué esta diferencia? El caso de las ciudades la concentración de población incrementa la presión asistencial incluso sobre equipos profesionales que suelen ser mayores. Pero el mejor dato de las zonas rurales puede deberse a dos factores: hay menos población, lo que reduce la carga de trabajo en cada centro, pero esta suele vivir más dispersa y alejada de los ambulatorios. Esta situación puede llevar a que algunos pacientes acaben disuadidos por la necesidad de desplazarse a municipios distintos del suyo para visitar el centro que les corresponde. “Además, la población rural está más habituada a ir al médico solo por cosas muy importantes”, añade Rosa M. Añel, especialista en medicina familiar y seguridad del paciente.
Un compromiso no alcanzado para un problema enquistado
Cuando la atención sanitaria llega tarde, el riesgo para los pacientes y el coste de los tratamientos se multiplican. Una fiebre baja o un dolor de espalda pueden preludiar enfermedades más graves cuyo tratamiento se simplifica con una detección temprana. No es un problema nuevo, y es por eso que en 2019 Gobierno y comunidades autónomas pactaron que, “a corto plazo” se garantizara la atención a las demandas de atención no urgentes en menos de 48 horas. Pero los nuevos datos y los profesionales consultados por EL PAÍS muestran que el problema sigue enquistado.
La OMS recomienda gastar en atención primaria el 25% del gasto sanitario, pero la media entre las comunidades españolas es del 14%, un promedio que va del 10% en Madrid al 17% en Andalucía, haciendo el dato transversal a todas las comunidades. Lo más relevante es que ese porcentaje es hoy prácticamente el mismo que en 2002: el 14%. Mientras, la población ha aumentado y se ha envejecido en casi todo el país.
Para Víctor Espuig, vocal de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, los datos recopilados por EL PAÍS retratan una atención primaria “destruida y abandonada” que tampoco es capaz de conseguir a personal nuevo: “Médicos especialistas en medicina familiar salen todos los años, pero no encuentran en la atención primaria un sitio atractivo al que ir a trabajar. La bolsa de trabajo está vacía y no hay previsión de que se vaya a llenar”, explica.
En la Comunitat Valenciana, ejemplifica Espuig, hay médicos de familia que están viendo hasta 50 pacientes al día: “Es muy difícil determinar la carga asistencial que puede asumir un médico. Suele estar en unos 35. Pero si cortas ahí, ¿qué pasa con el 36?”, se pregunta el facultativo.
Los datos oficiales del Ministerio de Sanidad revelan que Madrid, Baleares o Canarias están por debajo de la media nacional en médicos por cada 10.000 habitantes. Pero también lo está Asturias, que tiene datos de demora de los más bajos de España; mientras que Valencia está en la media, ocho médicos de primaria por cada 10.000 habitantes.
Es un número que por sí solo no explica el problema, apuntan los expertos consultados. Las consultas saturadas reflejan la herencia de décadas de recortes, plantillas que no crecen y la necesidad de atender a una población creciente y envejecida: “Tenemos pacientes cada vez más complejos: son más mayores, polimedicados y pluripatológicos”, señala Añel. Además, la saturación de las agendas lleva muchas veces a repartir los pacientes en otros cupos, de modo que acaban siendo atendidos por un médico que no es el que tienen asignado. Y eso va en detrimento de la calidad de la asistencia: está demostrado que recibir la atención continuada del mismo profesional aumenta la esperanza de vida.
El coste de una asistencia peor y con más demoras lo enseñó la pandemia: diferentes estudios científicos han puesto de manifiesto cómo la saturación por la covid-19 dejó desatendidas otras patologías como la diabetes, la hipertensión o el cáncer. Esas heridas aún no han sanado, según Añel: “Todavía tenemos la presión asistencial habitual más la derivada del déficit de atención durante la pandemia”.
Otra posible consecuencia del desborde de los centros de salud es el aumento de la presión sobre los servicios de urgencias de los hospitales. Los pacientes empiezan a acudir por no conseguir una cita pronto en su centro o por el agravarse de los síntomas mientras esperan el día para ver a su médico. Es una situación que los médicos de hospitales de Madrid y Valencia vienen denunciando casi cada invierno y que también se refleja en los últimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad, de 2022: con respecto a diez años antes, en España hay un 17% más de consultas en urgencias por habitante.
Pediatría y enfermería: menor demora y un sistema distinto
Los datos solicitados por EL PAÍS incluyen también demoras de pediatría y enfermería. Pero los retrasos aquí suelen ser menores: en enero, el peor mes de ambas, las citas para pediatría rozan los 1,5 días de mediana nacional, mientras que enfermería se queda en 0,9. Esta diferencia es lógica porque son un contexto distinto: a estos servicios se acude a menudo para vacunas, recetas o visitas agendadas, por ejemplo, dentro del programa de salud infantil.
Sus consultas presentan en menor escala los problemas de medicina familiar. En pediatría, las mayores demoras se concentran en Baleares (2,3 días), Extremadura (2,3) y Madrid (2). En invierno, cuando aumentan sobre todo los virus respiratorios, se superan los tres días en Andalucía y en Baleares. Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria (AEPAP) lo atribuye al exceso de niños asignados a cada profesional: “En Madrid y Baleares, más del 50% de los cupos tiene más de 1.000 niños por pediatra, que es el máximo recomendado”.
En el caso de enfermería, a la demanda habitual se suma la derivada del desbordamiento de otras consultas, explica Isabel Sánchez, responsable de atención Primaria de CCOO en Madrid: “El número de pacientes que ven los enfermeros ha aumentado mucho desde que hay falta de personal médico”.
Sin embargo, este parche no siempre agiliza los procesos, ya que cuando alguien necesita prescripción tiene que ser redirigido al médico. Esto podría explicar por qué en una comunidad como Madrid, en noviembre y diciembre, las esperas para ver a un enfermero superan los siete días, según los datos obtenidos por EL PAÍS. Ninguna otra comunidad presenta cifras tan altas.
Un nuevo plan en marcha
Los colectivos de pacientes se han sumado ya a la exigencia de un plan de choque: “Las actuales cifras de demora reflejan que se necesitan recursos, pero también cambios de gestión de los procesos asistenciales en la atención primaria”, comenta Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).
La administración reconoce las carencias que asfixian a la atención primaria. En un análisis publicado por el Ministerio en 2023, dentro del proyecto titulado Adaptación de la Atención Primaria a las necesidades actuales de la población española, se destaca una “preocupación generalizada” por dos principales retos a resolver en dos a cinco años: el envejecimiento de la población –y el consecuente aumento de la cronicidad y la dependencia– y la escasez de profesionales sanitarios en Atención Primaria.
El Plan de Acción de Atención primaria y Comunitaria para 2022-2023 se puso de hecho como objetivo “incrementar el número de profesionales, garantizar su disponibilidad y mejorar sus condiciones laborales”.
Créditos
Metodología
Para elaborar este reportaje hemos realizado 17 solicitudes de información, utilizando la Ley de Transparencia, una a cada comunidad autónoma. Se solicitó a todas la misma información (la demora media entre la solicitud de consulta por un paciente y la primera cita presencial disponible) con idéntico formato y contenido.
Las respuestas fueron dispares en cantidad, calidad y formatos. Esto evidencia la dificultad de obtener una imagen precisa, incluso tras resoluciones favorables, así como la falta de homogeneidad y transparencia persistente en la atención primaria.
Algunos detalles:
- Cataluña solo facilitó un “porcentaje de accesibilidad” en 5 y 10 días que no es comparable con el resto de las comunidades ni con el umbral de dos días.
- La Consejería de País Vasco no facilitó datos por centro de salud, sino por área de salud. En el 58% de los casos, a cada área corresponde un solo centro de salud. Para el resto, los datos que se utilizan en este reportaje son del área de salud.
- Galicia también facilitó datos por zonas de servicio de atención primaria: el 26% se corresponden con solo un centro, mientras que para el resto hemos utilizado datos del área de salud.
- La Consejería de Sanidad de Canarias, tras facilitar los datos y ante las preguntas de este periódico detectó errores en su información. En una nota aclaratoria especificó que se habían calculado mal los tiempos de demora para dos centros (Triana y Zona Especial de Salud de Mogán) que tenían los peores datos de España. Los datos de estos centros se corrigieron con la información facilitada por la consejería. Al cierre de este artículo no se habían notificado más incongruencias.
- Se pidió únicamente la demora en atención presencial, pero algunas comunidades facilitaron el dato conjunto de atención presencial y telemática. Es el caso de Canarias, Madrid o Navarra.
- Muchas comunidades acompañaban sus resoluciones de pequeños matices sobre la extracción de los datos. Como en los dos ejemplos que se muestran:
- Madrid: Estos datos proporcionan la demora media del tiempo desde que se solicita la cita hasta que se realiza la consulta, pero no se tiene en cuenta si se ha elegido el primer hueco disponible o la demora es voluntaria porque se está solicitando una cita para un día concreto.
- País Vasco: La extracción de datos de demora de agendas es una sistemática que se realiza semanalmente de manera automatizada, extrayendo el primer hueco libre por agenda disponible para citación, tanto de cita presencial como telefónica, a solicitud de la ciudadanía. El dato se calcula como promedio de demora por estamento, tipo de cita y Unidad de Atención Primaria.
- La ubicación de los centros se ha completado con datos del Registro General de centros, servicios y establecimientos sanitarios (REGCESS), obtenidos a través de otra petición. El cruce de los datos se ha hecho de forma semiautomática. Se completaron manualmente aquellos casos en los que, por ejemplo, un mismo centro figuraba con nombres distintos en cada fuente. Igualmente, pueden faltar ubicaciones porque el propio REGCESS no registraba latitud y longitud de algún centro o porque no ha sido posible identificar alguno de forma inequívoca.
En el análisis se optó por utilizar la mediana en lugar de la media para no dar demasiado peso a los valores extremos.