En el arranque de curso, no faltó gente en Valdebebas que notó algo despistado a Vinicius. De fondo, su objetivo de alcanzar el Balón de Oro y la mareante oferta trasladada por Arabia Saudí. Su despliegue, no obstante, tampoco desentonaba en un equipo que había empezado dejándose llevar. Todavía hoy, los motores del brasileño no están a plena potencia, pero su paso por Qatar confirmó que su productividad en las finales resulta notable.
Ha disputado 12 con el Madrid desde 2018 y ha participado en 14 goles: ocho tantos y seis asistencias. Una bicicleta y un pase a Kylian Mbappé descorcharon la Copa Intercontinental, y una diana de penalti terminó de finiquitar al Pachuca este miércoles en Doha. En los últimos seis encuentros por un título, siempre se ha llevado algo a la boca: una asistencia en la Supercopa de Europa de agosto ante el Atalanta, la puntilla al Dortmund en la última Orejona, el triplete al Barcelona en la Supercopa de España de hace un año en Riad, un pase de gol a Rodrygo en el título copero de 2023 contra Osasuna, y un doblete y asistencia ante el Al Hilal en el Mundial de Clubes de hace dos años en Marruecos. Aunque nada más decisivo que marcar en sus dos finales de Champions.
De la docena de encuentros definitivos por un título en los que ha participado, en solo tres se fue como llegó: en la Supercopa de España de 2020 (apenas tuvo 17 minutos), de 2022 frente al Athletic y de 2023 con el Barça.
“Hasta el primer gol, no había aparecido, pero tuvo una determinante”, se lamentó el técnico del Pachuca, Guillermo Almada, en referencia a la acción del 1-0. Su influencia en las finales no deja de ser un símbolo del gran viaje que ha dado en las últimas cuatro temporadas: de la oscuridad ante la portería rival a la clarividencia. De hecho, la primera vez que la estadística lo registró en una diana del Madrid en una final es un buen ejemplo de lo que celebraba entonces y celebra ahora. En el Mundial de Clubes de 2018 ante el Al Ain, con todo hecho, Santiago Solari lo sacó seis minutos, ganó la línea de fondo y su pase a Bale se lo metió dentro un defensor. La FIFA le apuntó una asistencia por el afortunado rebote.
En Qatar, el ‘pack’ completo
Su impacto en el Madrid continúa creciendo y su catálogo se diversifica. A la comodidad confesa para moverse en el centro del ataque, incorporada la pasada campaña, ha sumado la capacidad de asistir con un envío de larga distancia, como hizo hace una semana en Bérgamo. Desde su debut con los blancos, ningún jugador en de la Liga ha dado más pases de gol en todas las competiciones que él (67).
Sancionado para este domingo contra el Sevilla por acumulación de tarjetas después de su airada protesta en Vallecas, Vinicius entrenará este viernes y desde el sábado tiene vacaciones hasta el día 30. En su última función ofreció un pack completo. Más allá de su influencia en la Intercontinental (MVP), dejó otra nota reivindicativa cuando fue premiado con el The best. “Nadie va a decirme por quién debo luchar y cómo debo comportarme. Han intentado invalidarme, pero no están preparados. Ha llegado el momento de decir: soy el mejor jugador del mundo y he luchado mucho por ello. Cuando estaba en São Gonçalo [Río de Janeiro], el sistema no se preocupaba por mí. Casi me tragan”, afirmó el brasileño, que a menudo ofrece la imagen de afrontar una misión personal que supera al fútbol, entre el empoderamiento por triunfar habiendo crecido en un lugar marginal y su batalla contra el racismo. El telón de fondo, y a veces primer plano, de un jugador que ha pasado de guiñol a clínico en las finales.