Chris Kraus es una escritora de hambre y rabia. Ya lo sabíamos desde Amo a Dick, donde el deseo se transformaba en un motor incandescente capaz de convertir la carencia en un lenguaje nuevo. En Aliens & Anorexia, paradójicamente, el hambre no es un hambre de desear, sino de dejar de hacerlo; y así traza un mapa de resistencia intelectual que cuestiona la idea de qué significa fracasar, y sobre todo el imperativo de que tengamos que aprender algo de nuestros fracasos.
Esta obra, situada entre la novela y el ensayo, exige de sus lectoras una predisposición a sentirse incómodas o perdidas, pues su construcción es muy lejana a la de la narrativa convencional. Tampoco puede encasillarse como memoir, pieza ensayística o reflexión sobre arte y cultura. Siguiendo el tono de autoficción filosófica que también caracterizó a a Amo a Dick (Alpha Decay, 2022) y Sopor (Eterna Cadencia, 2018), las otras dos piezas de esta trilogía conceptual, su temática podría dividirse en cuatro grandes hilos que se entrelazan.
Por un lado, Kraus relata los avatares de la producción de su película experimental Gravity & Grace en Nueva Zelanda, Berlín y Los Ángeles. Aunque narrado de forma discontinua y fragmentaria, esta parte es probablemente la más legible del texto, o en la que resulta más sencillo reconocerse. Además, en las páginas finales del libro, quizás como broma o desafío, Kraus incluye el guion de la película, pese a que se había pasado todo el libro explicándonos que no le interesaba absolutamente a nadie (y lo cierto es que no está nada mal).
Por otro lado, el título de su película fracasada, Gravity & Grace proviene de una de las obras de la filósofa francesa Simone Weil, quien murió a los 34 años, en parte debido a la desnutrición, pues se negó a comer con normalidad mientras vivía en el exilio durante la II Guerra Mundial. A partir de esta posición tan radical, Kraus ofrece una lectura interesante y provocadora de la anorexia. Del mismo modo que en Amo a Dick se negaba a interpretar el deseo desde la perspectiva de la falta, aquí intenta rescatar la anorexia femenina de la interpretación psicoanalítica clásica, que la considera como un acto de resistencia contra el mandato de género o una forma de lidiar con la falta de autoestima. Para Kraus, la anorexia no es una cosa de chicas, sino que puede verse como una rebelión contra lo establecido, una rebelión que no es personal, sino pública. Ni Simone Weil ni las místicas eran jóvenes rebeldes que se matasen de hambre porque se odiasen a sí mismas; su postura ante la comida partía de un asco existencial por ciertos aspectos de la cultura humana. Como escribió Deleuze, citado por la propia autora en una entrevista: “La vida no es personal”. Para Kraus, tampoco lo es el hambre.
Como tercer gran hilo narrativo, Aliens & Anorexia ofrece análisis y crítica de ciertas obras de arte, artistas, activistas o experiencias artísticas, centrándose principalmente en Ulrike Meinhof y Paul Thek. Este es, a mi juicio, el espacio de los aliens, que Kraus también reinterpreta. Lejos de representar fantasías puritanas de castigo o violación, los aliens son para Kraus agentes que desdibujan las fronteras entre el yo y el otro; parásitos que cuestionan la relación entre lo interior y lo exterior, actuando como recordatorios de nuestra interdependencia radical. Al igual que la anorexia, los alienígenas invitan a reflexionar sobre lo que significa estar juntos, ser parte de un colectivo, resistir a las fuerzas que moldean nuestra identidad sin consentimiento.
Por último y como colofón, Kraus nos regala la narración de otro de sus fracasos: una relación telefónica sadomasoquista con un tal África. En esta última trama, como en las demás, Kraus nos recuerda que la derrota no es algo que deba evitarse o superarse, sino un estado a habitar y que no tiene por qué enseñarnos nada. Aliens & Anorexia es una autobiografía experimental, un híbrido desconcertante que desarma las categorías tradicionales. Su propuesta desafía las expectativas del lector, empujándolo hacia reflexiones complejas y sin respuestas fáciles. Kraus nos invita a asumir el riesgo de ser alienígenas en un mundo que no admite la diferencia. No todos disfrutarán el viaje, pero quienes lo emprendan encontrarán en este libro una voz radical, incómoda y profundamente original, que convierte el fracaso en una nueva forma de vida.
La caja negra, 2024
Traducción de Flor Baier
272 páginas. 24 euros