Cuando Sue Nabi (Argel, Argelia, 56 años) propuso en una reunión hace más de 15 años que Jane Fonda se convirtiera en imagen de una firma cosmética, su equipo se echó las manos a la cabeza. La estrella rondaba los 70 y colocarla al frente de una campaña rompía con todas las normas no escritas de la belleza, entregada hasta entonces a la utopía de la eterna juventud. “Todos me señalaron su edad, pero les pedí que no se fijaran en eso, sino en la historia que contaba. Así conseguí convencerles”, recuerda la actual CEO de Coty, la primera mujer trans que ha estado al frente de grandes compañías de belleza. Colocó a Fonda en L’Oréal Paris, pero también a mujeres latinas como a Eva Longoria o Penélope Cruz, ensanchando lo que el sector entendía por bello. Tras el éxito se hizo cargo de Lancôme, donde rompió récords con Julia Roberts como embajadora, pero unos años después dejó su cargo y se retiró de la primera línea. Se dedicó entonces, junto a Nicolas Vu, a crear su propia firma cosmética, Orveda (una marca de lujo que vira entorno a la biotecnología), y en 2020 entró en la multinacional Coty.
La ejecutiva siempre ha sabido adelantarse a los deseos del mercado, con una admirable sensibilidad y una inusitada capacidad para leer su tiempo. Por eso no extraña que ahora dirija su mirada a la perfumería, el segmento que goza de mayor vigor dentro de la belleza. Nabi, de nuevo junto a Vu, acaba de crear Infiniment Coty Paris, una colección de fragancias nicho que incorpora la última versión de una tecnología patentada por la compañía. Se trata de Molecular aura, una molécula derivada del azúcar que actúa sobre la evaporación natural de las materias primas, prolongando la duración de las distintas notas hasta 30 horas. Así consigue dar respuesta a la demanda de aromas con gran estela.
Cada año hay miles de lanzamientos, ¿qué hace que hoy alguien quiera comprar una nueva fragancia?
Es algo que repito mucho en las reuniones de trabajo en Coty, hay que darle a la gente lo que no se espere. Si ofreces lo que ya piden, lo buscarán en otro sitio; así que el factor sorpresa es fundamental, pero también hay que hacer viajar y dar calidad a cambio del precio que se paga. Con Molecular aura proporcionamos rendimiento, además de estética. Hasta ahora se gastaba dinero en una fragancia que oliese bien, pero la generación Z exige más. Para ellos el perfume es un tema de conversación y un conector social, una forma de decir “este soy yo”.
¿Y cómo se consigue que sobreviva entre tanta novedad?
Con calidad. La principal fuente de decepción frente a una marca es cuando esta empieza a rebajar su calidad. Por eso cuando me han venido con reducir costes y bla, bla, bla siempre he dicho que no. El coste de los jugos de Infiniment Coty probablemente esté muy por encima del de cualquier fragancia nicho.
¿De qué manera encarece incorporar esta nueva tecnología?
Mucho, porque es una innovación patentada. Cualquier cosa que implique investigación y desarrollo tiene que pagarse, la gente que investiga tiene un sueldo. Todo se ve automáticamente reflejado en el precio del frasco.
Se espera que las fragancias sigan creciendo más que el resto del mercado de la belleza. ¿Por qué interesan tanto últimamente?
Un perfume le hace a la mente lo que el tratamiento le hace al rostro. En un mundo que pasó dos años de pandemia, con la crisis que nos rodea, todo lo que está pasando en el mundo, etc., las fragancias representan la última zona de confort. Es un área de seguridad, dan confianza y transportan. Para los zeta se han convertido además en algo de lo que hablar, les encanta preguntarse qué llevan puesto o qué marcas han descubierto. La fragancia es una manera de establecer contacto para una sociedad que pasa demasiado tiempo frente a las pantallas, es un pegamento emocional.
Una forma de conectar y ya no tanto una herramienta de seducción.
No, ya no. Se ha roto con esa idea de perfumarse para seducir a alguien. Se usa para conectar, pero de una manera más amplia, menos monolítica.
Cuando accedió al cargo, en 2020, se convirtió en la primera mujer CEO de Coty. ¿Qué está impidiendo que más mujeres lleguen a puestos de poder?
Creo que ya no hay nada que se lo impida porque hay una nueva generación tomando el mando. Lo que necesitamos evitar es el acantilado de cristal, porque damos grandes responsabilidades a las mujeres cuando la situación es más difícil.
Lleva cuatro años al frente de la compañía, ¿está siendo como esperaba?
Ha sido un viaje muy intenso y nada previsible. Como empresa de belleza dependes de lo que sucede en el mundo y nadie hubiera adivinado lo que ha pasado a nuestro alrededor. Pensábamos que China propiciaría el crecimiento y no es el caso. Pensábamos que el cuidado de la piel crecería más que las fragancias y ya no es así. Nada esperable, pero muy emocionante, porque ha sido más evidente que nunca lo esencial que resulta este sector, que por ejemplo en Estados Unidos se mantiene mejor que el resto de las industrias de bienes de consumo. La belleza es otra parte del bienestar, porque cuando estás bien y sano quieres verte bien. Aplicarte una buena crema puede hacer que te sientas mejor instantáneamente. Si te desaparecen las ojeras, de repente enfrentas el día de otra manera. Por no hablar de un labial rojo, capaz de darte un empujón de confianza. Ahí reside el verdadero poder de la belleza y por eso es tan resiliente ante cualquier crisis.
¿Qué les diría a los que piensan que la industria de la belleza solo fomenta las inseguridades de las mujeres?
¡Que no es así! Para mí es clave en la construcción de la autoestima. Por supuesto que los padres, los amigos o toda la gente que te quiere será clave para fomentar la seguridad en ti mismo, pero la industria de la belleza, al menos tal y como la construimos en Coty, es también importante. Nos encargamos de asegurar que haya mil versiones de lo que es bello para que todos puedan verse reflejados. Estamos para hacer que la gente se vea bien, aunque luego verse bien dependa de cada uno, con un estilo u otro, será ya su elección.
Coty: un nombre con 120 años de historia
Las fragancias son intimidad, expresión personal y recuerdos. Saben de ello en Coty desde 1904, el año en que François Coty fundó la compañía. Con los títulos propios de los inicios o los lanzamientos para las distintas firmas han marcado a generaciones.
art déco se presentaba este jugo ambarino que inspiró a muchos de los clásicos orientales que llegaron al mercado en los siguientes años.
