El Gobierno de Ayuso, de rectificación en rectificación en Educación: “Los cambios de dirección son continuos” | Noticias de Madrid


La mejor defensa es un buen ataque. Eso debe pensar el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana, cuando el jueves firma con el ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades el convenio María Goyri, y dice: “Esto es una imposición, una cacicada, un chantaje. Pedro Sánchez invita y las comunidades autónomas pagan”. Ocurre que el representante del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso había jugado con fuego al retrasar todo lo posible la rúbrica de ese acuerdo para cofinanciar el sueldo de 1.091 profesores ayudantes doctor en las seis universidades públicas madrileñas. Que había intentado renegociar sus condiciones hasta el último segundo. Y que la rectificación que supone estampar su nombre en el acuerdo original, sin cambiar una coma, se une a una ristra de cambios de posición previos en asuntos nucleares de su cartera, muchos de ellos tras transitar el mismo camino: chocar con el gobierno de España o la comunidad educativa, defender la posición inicial con firmeza, y finalmente claudicar. La oposición juzga su trayectoria con la máxima severidad.

“El resultado sigue al pie de la letra aquello que dijo Groucho Marx: la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar remedios equivocados”, lamenta Esteban Álvarez, diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y expresidente de Adimad, la asociación de directores de institutos públicos de la Comunidad de Madrid.

“Es un consejero sin rumbo”, fotografía María Pastor, diputada de Equo integrada en el grupo parlamentario de Más Madrid.

A Viciana se le han acumulado los problemas casi desde el primer día. En noviembre de 2023, la Consejería de Educación se vio obligada a elevar en 17,2 millones el presupuesto de las becas comedor, ya que un cambio de sistema multiplicó los errores en las solicitudes y amenazó con dejar sin esta ayuda a familias vulnerables. Así se le concedió la beca a todos los solicitantes que habían registrado su petición en plazo, independientemente de que cumplieran o no los requisitos.

En diciembre de ese año, anunció que se daría marcha atrás en el programa bilingüe de la región, que fue santo y seña del PP madrileño. Y así ha sido, aunque de nuevo con cambios en su propuesta inicial, según detallan en el PSOE y CCOO: por ejemplo, de dar toda la historia en español, a que eso solo sea obligatorio en el caso de la historia española.

No han sido casos excepcionales. Ha habido más rectificaciones. En junio de 2024, Viciana anunció que renunciaba a incrustar una escuela internacional para hijos de funcionarios de la UE en el corazón del Ramiro de Maeztu tras las protestas de familias y profesores. Ese mismo día, la Comunidad decidió dejar “sin efecto” la resolución 254, que aumentaba la ratio por clase de los alumnos con necesidades educativas especiales derivadas del trastorno del espectro autista (TEA).

Y esa dinámica de cambios de posición ha seguido en diciembre. Madrid, presionada públicamente por los seis rectores de las universidades públicas, ha tenido que subir su presupuesto para 2025 en 47,3 millones de euros. También, ante las protestas de familias y profesionales, ha tenido que suspender y dejar para el final de curso el proceso de estabilización de empleo que iba a cambiar de centro de trabajo, y a mitad de curso, a educadores infantiles y otro personal de todos los tipos de centros, dejando sin sus referentes a los alumnos a mitad de camino. Al mismo tiempo, este jueves, Viciana completó su rectificación más dolorosa al firmar el convenio María Goyri en un acto cargado de tensión.

Varios grupos de familias del CEIP y el IES Ramiro de Maeztu se concentran en junio para protestar por la decisión de la Comunidad de Madrid de crear una Escuela Europea Acreditada en el complejo del centro educativo, este jueves en Madrid.
Varios grupos de familias del CEIP y el IES Ramiro de Maeztu se concentran en junio para protestar por la decisión de la Comunidad de Madrid de crear una Escuela Europea Acreditada en el complejo del centro educativo, este jueves en Madrid.
Nahia Peciña N. (EFE)

Lo que es seguro es que la polémica ha acompañado al consejero desde que llegó al cargo. Viciana ha decidido múltiples destituciones en la consejería, algunas explicadas por la renovación propia de la llegada de un nuevo consejero, otras por razones que no han trascendido. Vigilante con las movilizaciones estudiantiles, patrocina una ley de universidades que ha encendido las alarmas en el sector, que denuncia la falta de financiación y espera con preocupación la norma. Y se ha distinguido por confrontar con la oposición en la Asamblea.

“Solo acierta cuando se equivoca”, lanza Pastor, representante de Más Madrid en la Asamblea regional. “Teniéndolo todo a favor, ha demostrado no estar a la altura”, sigue sobre el consejero del PP, que disfruta de mayoría absoluta. “Cualquier gobierno que se tome en serio la educación no tendría a un consejero como él en su cargo”.

“Mi valoración es muy negativa, es un consejero sin un modelo o un plan a medio y largo plazo”, opina Álvarez, diputado del PSOE. ”Nunca nadie en tan poco tiempo había provocado tanto malestar y conflictos en tantos sectores educativos, salvo en la privada y privada concertada, y nunca antes conocimos una gestión tan errática, con continuos cambios de opinión y dirección”, añade. “Es Ayuso quien le dicta la política a seguir sin tener en cuenta los intereses del mundo educativo, sino los suyos: llegar a Moncloa pasando por Génova”, opina.

Ni siquiera Vox, socio parlamentario del Gobierno de Ayuso entre 2019 y 2023, avala la trayectoria de Viciana en el ejecutivo. “Resulta evidente que el consejero de Educación es el eslabón más débil del Gobierno”, argumentan en el partido. “Hay más cambios de criterio, pero el más llamativo es la capitulación del Gobierno de Ayuso en lo que se refiere al convenio del programa de estabilización de plazas de ayudante doctor, el famoso programa María Goyri”, siguen. “Es cierto que Viciana sigue tildando de cacicada, imposición, vergüenza y chapuza el convenio. Pero lo ha firmado, tal y como el grupo socialista anunció que acabaría haciendo”.

Nada de eso parece haber erosionado por ahora el respaldo del Gobierno regional, y específicamente de su presidenta. Díaz Ayuso y Viciana han compartido viajes oficiales a Chile o Corea del Sur. El día en el que la presidenta se citó para almorzar con los rectores de las universidades públicas, allí estaba también Viciana. Y este jueves, cuando la polémica entre el Gobierno de España y el de Madrid por la firma del convenio María Goyri alcanzó su punto álgido, la presidenta regional no solo defendió en público a su consejero (”es funcionario de carrera. Nadie le puede enseñar a defender lo público”, escribió en la red social X). La potente maquinaria comunicativa de su gobierno también se puso en marcha para que se conociera la escena del choque durante la firma, y el respaldo gubernamental a Viciana.

“El consejero pidió firmar telemáticamente un convenio con el que no está de acuerdo, pero que tiene que firmar para no perder 169 millones de euros, a pesar de que sea un chantaje”, explicó una fuente de la confianza de Ayuso a través de un mensaje. “La ministra [Diana Morant] se negó a la firma telemática”, recalcó. “Así pues, el consejero decidió ir a la firma y decirle a la cara lo que piensa”, añadió. Y celebró: “La cara de la ministra era un poema. Las cosas claritas con la ministra Morant”.

El intento de mostrar como una derrota de Morant lo que había sido una victoria en fondo y forma, refleja que el ejecutivo de Madrid está utilizando la política educativa en su estrategia de confrontación constante con el gobierno central. También, incluso, cuando eso implica tener que acabar rectificando.

Este diario solicitó a la consejería de Educación que explicara la razón de todos esos cambios de criterio, pero un portavoz declinó hacerlo.





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