Cuando Manuel y Rogelio, seguidores de Drag Race España a través de Atresplayer Premium, recibieron un correo electrónico confirmando que habían sido agraciados con una entrada para un evento sorpresa relacionado con el programa, intuían de qué podría tratarse. No lo confirmaron hasta que vieron la supuesta final del programa, que se lanzó en la plataforma a finales de noviembre. Justo antes de terminar el programa, su presentadora Supremme de Luxe lo anunciaba. Por primera vez en la edición española del formato creado por RuPaul, no se anunciaría a la drag ganadora a través de televisión. Las tres finalistas del reality competirían en una final en vivo.
Esa última gala ocurrió en relativo secreto este 2 de diciembre, en el Teatro Príncipe Pío de Madrid y ante más de 800 personas. “Es algo que ya ha ocurrido en la versión estadounidense y los seguidores lo estábamos esperando, aunque los españoles somos de los fans más exigentes”, advierten Manuel y Rogelio mientras dejan sus pertenencias, móvil incluido, para entrar en el recinto donde van a asistir a esta gala especial.
El resultado final de lo que ocurrió en ese escenario no lo saben ni las propias concursantes, ya que Drag Race graba siempre varias coronaciones de reinas para que no se filtre el nombre de la ganadora. Atresmedia ha decidido emitir el desenlace este domingo 15 de diciembre de forma gratuita desde su plataforma de contenido a la carta, sin necesidad de estar suscrito a ella. Hablamos durante los ensayos de esta final con Chloe Vittu, Le Cocó y Vampirashian, las tres aspirantes a la victoria que descubrirán junto al resto de espectadores quién ha ganado esta cuarta edición.
“Esta final inédita es una forma de que no solo nosotras tres, sino el drag en general, tenga más protagonismo en televisión y de ayudar a que llene más teatros como este”, comenta Chloe Vittu (Barcelona, 23 años).
Para Lola Ibarreta, directora de Drag Race España 4, la concursante ha sido una revelación total. “Fue una apuesta de casting, porque lleva muy poco en el drag y por lo general decimos que no. Tiene un personaje que es muy de barrio, es muy catalán, muy Bad Gyal. Lo que nos enamoró de Chloe es esa frescura que tiene, esa inocencia y esa desvergüenza que ha enganchado a mucha gente. Llegó miedosa y haciéndose muy pequeña y se ha hecho grande en el programa. Ha aprendido a escuchar, a incorporar a su drag cosas que le decía el jurado sin dejar ella misma”, comenta durante un descanso de los ensayos.
Igual de ilusionada (y estresada) por esta final en vivo está Le Cocó (Madrid, 29 años). “Las drags no solo somos artistas de la noche, pero la noche es el único espacio que nos acogió durante mucho tiempo. Aquí las tres que estamos como finalistas hemos hecho muchas otras cosas en el drag. Estamos más acostumbradas al escenario que a la cámara”, reivindica.
Ibarreta destaca de Le Coco que lleva toda la vida subida a un escenario. “Estaba en todas las listas para ser concursante desde la primera temporada. Ha demostrado lo que es, que es una estrella haciendo lo que ella sabe hacer. Ella cuenta que ha crecido mucho como artista y que le ha venido muy bien todo esto, pero no, ella ya era una profesional; su aprendizaje sin duda ha sido en lo personal”, defiende.
“El drag no es competición, es salir a un escenario, actuar, entretener a un público, hacerle emocionar y vibrar”, comenta Vampirashian (Valencia, 31 años) que también lleva poco tiempo en esta disciplina artística.
La directora del formato la define como una concursante muy valiente. “Tiene una propuesta muy de cupletista, pero se ha atrevido con todo. Ha descubierto cosas de sí misma que no sabía. Contaba con una baza que no tenían las demás, que era una vida extra en el programa que le tocó por sorteo el primer día, y eso le dio mucha seguridad y le hizo arriesgar, sabiendo que tenía una segunda oportunidad”.
Para competir en este concurso, sus participantes invierten su propio dinero para financiar todos los materiales necesarios para cumplir con los retos del programa. “Hemos gastado entre 15.000 y 20.000 euros para esta temporada”, apuntan las tres finalistas, que compiten por un premio en metálico no muy superior: de 30.000 euros. “Es nuestra decisión, nadie nos obliga a hacerlo, pero para nosotras es una plataforma para que nos vea el mundo. Y queremos que el mundo nos vea con lo mejor que tenemos o podemos conseguir. Y eso, cariño, vale 20.000 euros”, desvela Le Coco. “Siendo las tres muy diferentes entre nosotras, hemos recibido mucho cariño del público. Y nosotras comemos del público”, celebra la drag madrileña.
Entre las butacas del Teatro Príncipe Pío se encuentra una delegación de World of Wonder Productions (WOW), la productora californiana fundada por RuPaul en los años noventa y que concibió este formato. “Es mucha responsabilidad porque nosotros hacemos tele, no hacemos eventos”, comenta Lola Irureta. “El secreto de todo esto es no perder de vista que estamos haciendo un programa de televisión, al que se le añade que estamos en un espacio especial, que es un teatro, que tenemos público que además es fan. Esto es una guinda a una temporada que ha sido muy española. Y va a ser una final muy española. Aquí tenemos unas drags que no se ven fuera y que a nosotros siempre nos preocupa mucho sacarlas a la luz, aprovechando que este programa se ve en todo el mundo”, explica la directora.