El Barcelona cae ante el Milano y se pierde en Europa | Baloncesto | Deportes


Euroliga jornada 15

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Milan

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Apenas pronunció el speaker el nombre de Nikola Mirotic y el Palau, de pie y hasta de rodillas, se descompuso, pabellón siempre leal a los suyos, de morro fino y corazón entregado, respetuoso con sus ídolos y con los que han marcado el paso del club. Y pocas figuras han conectado tanto como el montenegrino, jugador que rindió al aficionado culé a sus pies por canastas y profesionalidad, también por su elegancia sobre el parquet y hasta por sus sentidas palabras hacia el club, por más que su salida de hace dos cursos fuera traumática porque quería que le pagaran más de lo que podía el Barça y acabaron de uñas, al punto de que su contrato está en el juzgado a la espera de saber cuál es el finiquito porque cancelaron su ficha para hacer frente al Fairplay financiero que exigía LaLiga. Salió por la puerta de atrás, aunque sus dos últimos encuentros de azulgrana se convirtieron en aplausos, vítores y agasajos porque sirvieron para ganar la ACB ante el Madrid. Desde entonces, el equipo no conoce laurel alguno y tampoco parece que este año vaya por buen camino, desnortado anoche ante el Milano tras un gatillazo tremendo en el tercer cuarto que le impide retomar el hilo en una Euroliga cada vez más alocada, donde el Fenerbahçe y el Panathinaikos pueden perder por 30 puntos a manos del Monaco y el Efes.

No tiritó Mirotic en su antigua casa, capaz de hacer siete de los nueve primeros puntos del Olimpia Milano, una bandeja, dos tiros libres y un triple, muestra de su inagotable repertorio. Pero se encontró con una versión afilada del Barça, que cuando entra en erupción no hay quien le tosa, esa en la que corre que se las pela, transiciones vertiginosas y tiros inverosímiles que ven red. Ahí estaba el saltimbanqui de Parker, el rompecinturas Punter, el atildado Vesely y el bregador Satoransky, triple tras triple, canasta a canasta. Mucho ritmo y mucho baloncesto para un Milano que sudaba la gota gorda, por más que se aliviara desde la línea de los tiros libres, y que no podía tampoco con la rueda de cambios azulgrana, siempre con Juan Núñez como brújula y al fin con un Hernangómez que ponía la ley bajo el poste (24-16).

Mirotic protestó desde la periferia y Brizuela le replicó con la misma moneda. Pero, de repente, la muñeca azulgrana se enfrió de mala manera al tiempo que se sucedieron las pérdidas, carrete para un Milano que también se hacía fuerte en el rebote y que devolvía las estrecheces al marcador. “¡Milano, Milano, Milano!”, vociferaba la cincuentena de hinchas italianos presente en el Palau, animada por la montaña rusa que es este Barça, letal en ocasiones y hermanita de la caridad en otras. Un vaivén que dejó el duelo parejo (43-40) cuando quedaba el nudo y el desenlace.

Sucedió entonces que el reparto de caramelos y bofetadas era continuo, con Shields por un lado y la conexión checa -Satoransky y Vesely- por el otro, también con un Punter que pretendía recupera su idilio con la pelota naranja. Y cuando parecía que no había quién pusiera tierra de por medio, las airadas protestas de Ettore Messina dieron alas a su equipo, inspirado como nunca Leday desde el triple, entonado como siempre Shields y, claro, destemplado Hernangómez bajo el aro para expresar que no se encuentra, que sin confianza nada es lo mismo. Fue un apagón azulgrana de los gordos, tiempo de calamidades, tiempo de fracasos, tiempo de una historia ya vivida en este Barça, que funciona a rachas, incapaz de prologar en el tiempo su baloncesto. 60-76 a falta del epílogo.

El cascarrón era antológico y el Palau se desgañitó la garganta para tratar de levantar al Barça. Pero ni con esas, pues por más que Vesely lo intentara, no había tutía. El equipo de Peñarroya, descuajaringado de nuevo, con la cabeza gacha por otra derrota en la que no supo decir la suya, aceptó de mala gana la derrota. No así el público que, acabado el duelo, se giró hacia el palco para protestar por el curso, para hacer una pita a modo de desacuerdo. El triunfo, claro, fue del Milano, el equipo de Mirotic.

BARCELONA, 81 – MILANO, 94

Barcelona: Punter (21), Satoransky (8), Anderson (17), Parker (7) y Vesely (13) –quinteto inicial– Sarr (0), Brizuela (6), Hernangómez (4), Núñez (3) y Parra (2).
Milano: Mannion (6), Bolmaro (4), Shields (11), Mirotic (19) y Leday (33) –quinteto inicial– Dimitrijevic (5), Causeur (5), Brooks (3), Ricci (0), Diop (6) y Gillespie (2).
Parciales: 24-16; 19-24; 17-36; y 21-18.
Árbitros: M. Difallah (Fra), M. Nedovic (Esl)  y T. Bissuel (Fra). Sin eliminaciones.
Palau Blaugrana. 5.496 espectadores.



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