En 1994, cuando aún se cenaba frente al televisor en Nochebuena, TVE ficcionó la emisión en directo de este festín en el hogar de una familia española escogida al azar. Los Pérez Casamitjana, oriundos de Hospitalet de Llobregat, fue el clan elegido, interpretado por la compañía de teatro La Cubana en una versión muy caricaturizada y, sobre todo, accidentada, de lo que podrían ser estas festividades en cualquier casa española, pero con un poso de realidad en su relato. Sobre todo, en lo estético.
La decoración, a cargo del tío Gaspar, el artista de la familia, recalaba en muchos de los mandamientos navideños que vivimos varias generaciones durante años. Presidiendo la salita de estar, un enorme abeto de plástico atiborrado de espumillón barato, bolas rojas y doradas y todo tipo de adornos con la cara de Papa Noel esculpida con purpurina de colores. En el centro, una mesa de comedor dispuesta a modo de La Última Cena y decorada con infinitos visillos, anclados por guirnaldas de hojas de pino fake y flores de pascua. En la mejor de las nochebuenas, se añadía el toque distinguido de unas velas rojas sobre un centro de mesa con piñas y falso acebo.
Como colofón, al igual que muchas familias, Los Pérez Casamitjana incluyeron un belén casi a tamaño natural con el dibujo de un cielo estrellado de fondo, rematado por un faldón de terciopelo alzado en los extremos. En las paredes, guirnaldas de oropel con bolas prendidas sin ninguna simetría. Esta decoración, tan poco agraciada como tierna para el ojo moderno, simbolizaba lo que para muchos eran estas fechas cada año: excesos en todos los sentidos, caos y nostalgia.
Treinta años después de la cena más kitsch del siglo, la intensidad por decorar los espacios en estas fechas no ha decaído, pero el estilo ha cambiado de bando. Las campañas de Navidad que cada año presenta Zara Home son un ejemplo de la decoración híper estilizada a la que se aspira en Navidad . Para este 2024 y bajo el lema Capturing Christmas, proponen una escena de claroscuros y bodegones de frutas como si fuera un cuadro de Caravaggio.
Zara Home aboga por crear espacios tranquilos y serenos en contraposición al caos de las cenas navideñas, con elementos poco comunes al imaginario navideño como el lino, los algodones lavados y empolvados y la delicadeza de la porcelana. “Cada elemento de esta decoración reinterpreta la tradición bajo una atmósfera mágica y una simplicidad depurada. Los materiales naturales como base y los tonos suaves combinados con toques de color reflejan el espíritu festivo de la temporada”, explica la nota de prensa sobre la campaña.
En esta línea, la interiorista Virginia Gash Pastor, fundadora del estudio de decoración VG Living, defiende una Navidad que refleje nuestros gustos y personalidad, y que en definitiva hable de nosotros.” Ahora la decoración navideña es más elegante y sofisticada, no está limitada a los colores tradicionales verdes y rojos, y permite utilizar toda la gama cromática en función de la estética buscada”.
Los colores burdeos, granate, ciruela y lila en toda su gama, al igual que sucede en la moda, imperan en la paleta cromática de este año porque “son tonos que nos trasladan al otoño, siempre que los combinemos con el verde del musgo y plantas alrededor”. Otro consejo de la experta es el uso de piezas heredadas, recuerdos del pasado o detalles encontrados en algún anticuario, “sin olvidar aquellas hechas por uno mismo, que aportan un toque creativo y único”. Y si queremos apostar solo por un elemento, la vela es ese objeto imprescindible con el que crear un ambiente mágico y acogedor por la luz cálida que desprende. “Puedes colocar velas en tarros, vasos o copas de colores, mezclarlas con ramas naturales de pino, eucalipto o acebo y colocarlas en la chimenea o como centro de mesa”.
Como en la película ‘Solo en casa’
Ese ambiente invernal y sereno, en aparente armonía con la naturaleza que defiende lo artesanal y colores atípicamente navideños como el blanco roto o el granate, contrasta con otra tendencia en auge que aboga por todo lo contrario. Nos referimos a la visión maximalista de la navidad condensada en películas como Solo en Casa y la liturgia del alumbrado del Rockefeller Center. En esa globalidad en la que nos encontramos inmersos, y de la que la decoración es también partícipe, cada vez gana más adeptos la idea de sentir la Navidad como si viviéramos en un Nueva York nevado y con la banda sonora de Frank Sinatra todo el rato.
La impresionante fachada que luce el Four Seasons estas fechas en la vía madrileña (cubierto por un árbol de 22 metros de alto con 1.500 bolas diseñado por la productora audiovisual Light Project) o el interior del hotel Meliá Fénix (decorado con arreglos de ramas y flores naturales y un gigante abeto) comparten ese espíritu navideño que se respira en la Gran Manzana.
La decoración de este último hotel, en la plaza de Colón, a cargo de la floristería Naranjas de la China, es ya todo un clásico de la navidad madrileña. Para este año, han ideado una decoración tradicional que en esencia (pero no magnitud) casa con la propuesta que lanzaba Gash, dominada por una paleta de verdes invernales y burdeos, el terciopelo y uso de bolas frente a otros materiales más personales como frutas, velas agrupadas o de una luz cálida con microled.
El objetivo, revela Laura Ruano, responsable de esta floristería, es crear una estética elegante que acompañe al clasicismo atemporal que simboliza desde siempre el Meliá Fenix. “Las decoraciones navideñas también siguen las tendencias de estilo de vida, y actualmente hay una corriente muy fuerte hacia lo natural y sostenible. Lo tradicional se actualiza con elementos clásicos en nuevas formas de integrarlos como, por ejemplo, usando bolas de navidad pero agrupadas, o poner lazos en los árboles si tienen caída y son de calidad”.
Como tendencia a seguir este 2024, apunta Ruano, se puede apostar por un mix de materiales artificiales de estilo nórdico con frutas frescas como naranjas, manzanas o las granadas que propone Zara Home en su último editorial. “Los colores de la fruta destacan con el verde navideño y aportan un toque luminoso perfecto para las fiestas”, concluye Ruano.
Nostálgicos, austeros, rústicos, pop… Un árbol para cada tipo de persona
El árbol de navidad también ha sufrido un cambio radical con el paso de los años. Esa tradición de decorar un abeto o pino arraigada en Alemania, que se extendió al resto de Europa a lo largo de los siglos XIX y XX, fue popularizada en el mundo entero por la primera dama Mamie Eisenhower durante la presidencia de Dwight Eisenhower (1953-1961), tras colocar uno de generosas dimensiones en el Salón Azul de la Casa Blanca.
Desde entonces, no ha mermado su presencia tanto en residencias privadas como lugares públicos, pero en direcciones muy diversas. La propuesta navideña de Leroy Merlin, en concreto, ofrece hasta cuatro escenarios distintos a la hora de ornamentar el abeto. El primero de ellos reivindica una decoración nostálgica y familiar basada en los colores rojo, verde y dorado, figuritas como muñecos de nieve y trenes de madera, calcetines para llenar de dulces sobre una chimenea o en la puerta y coronas de abedul.
La simplicidad de lo nórdico (pero solo en la teoría) guía una segunda propuesta nutrida de tonos fríos como blanco, azul y plata, con copos de nieve sobre las ramas, estrellas polares y renos para traer un poco de esa gélida magia que debe sentirse al pasar unas navidades en Laponia. Lo rústico y natural como tendencia con la que aportar calidez al árbol, si lo cubrimos con elementos como guirnaldas de piñas y adornos de hojas otoñales; frente a un romanticismo más austero con el que llenar de luces led y adornos vintage, son las otras propuestas de la empresa francesa.
Pero las ideas decorativas no terminan aquí. Un perrito caliente, una hamburguesa, una máquina de palomitas, una pieza de sushi… Marcas de decoración como Flying The Tiger han impulsado los últimos años una decoración inspirada en la cultura pop. Y todo boomer suspirará con los adornos en forma platillo volante, robot antiguo o Santa sobre un cohete que propone la firma Maisons du Monde. Una versión más estilizada –pero no menos nostálgica– es la del árbol de Casa Salesas, decorado con llaves y pequeños discos de vinilo de papel en referencia a la vida musical que recorrerá las tardes navideñas de este local madrileño.
El dormitorio es el nuevo salón (en Navidad)
La decoración actual lleva el espíritu navideño a cada rincón de nuestras casas. “La navidad está experimentando una notable evolución: antes nos centrábamos en decorar el árbol y el salón, pero hoy se celebra por toda la casa”, explica Géraldine Florin, directora artística de Maisons du Monde.
La estancia más susceptible para contagiar de ambiente festivo es, sin duda, el dormitorio. Un vistazo a las Xmas Suites del hotel Barceló Torre de Madrid, con cojines de tartán, un calcetín para Papa Noel, cajas de galletas de jengibre o su propio abeto cargado de bolas doradas, inspirará a los interesados en llevar la navidad hasta su alcoba.
Westwing ha diseñado una colección de cojines con motivos y mensajes navideños junto con otros diseños más extravagantes en formas de caramelo, estrellas o la cápsula creada por la ilustradora Kera Till, que hará subir el termómetro navideño. “Estas Navidades se trata de mezclar y apostar por un estilo elegante pero con un toque festivo y divertido”, apunta Delia Lachance, fundadora y Directora Creativa de Westwing.
Arreglos florales, terciopelo y frutas a la mesa
En las tres décadas que nos separan de la cena de los Pérez Casamitjana, la manera de poner la mesa en estas fechas ha cambiado y ha dejado el exceso y la artificialidad a un lado. Los centros de mesa atiborrados de bolas, espumillón y piñas se han sustituido por fórmulas mucho más estilizadas y cuidadas, como la propuesta de Virginia Gash basada en una mantelería burdeos, velas junto a candelabros de cristal y centros con flores frescas y uvas.
El libre albedrío a la hora de sentarse en la mesa ha dado paso a logrados ejercicios de lettering sobre arreglos en la servilleta, como el lazo de terciopelo atado a una ramita que propone la experta. “Para la creación de esta mesa de navidad buscábamos que el protagonista fueran los colores burdeos y rosados y que resultara simple, donde la vajilla dorada de Vista Alegre y las copas cedieran el protagonismo al color de las flores y las frutas. Una mesa otoñal con un aspecto romántico y atemporal que rompiera con los colores tradicionales de la navidad”.
El arte floral es también la tónica de la decoración que propone el hotel Relais & Châteaux Orfila en sus mesas navideñas. La elegancia y calidez inspiraron una paleta de verdes profundos y dorados, junto a detalles en cristal y velas. Bucaro, la floristería con más de medio siglo de existencia en Madrid, utilizó para los centros ramas de pino y eucalipto con el objetivo de aportar frescura y naturalidad. “Mientras, los toques dorados en candelabros y adornos delicados elevan el conjunto sin perder la esencia hogareña y acogedora que caracteriza esta temporada”, describe Verónica García, CEO de Relais & Châteaux Orfila.
Al igual que en la propuesta de Gash, el terciopelo es un material a tener en cuenta para envolver con lazos los menús dispuestos en cada plato al comienzo de la cena. “Y para aportar modernidad sin perder de vista tradición y distinción, se disponen en diferentes alturas otros elementos decorativos como velas y centros dando un toque dinámico, diferente y especial”, puntualizan.
En la firma Maisons du Monde, proponen elegir una temática concreta. “Sea cual sea. Tener un hilo conductor en todo el interior y especialmente en la decoración de mesa no solo crea un ambiente coherente y elegante, sino que también deja una impresión memorable en los invitados, transformando cada detalle en una experiencia envolvente”, concreta Géraldine Florin.
Romper las reglas colocando un pequeño espejo en el centro rodeado de velas de diversas formas y tamaños, o fomentar los adornos hechos con nuestras manos para combinar elegancia y sostenibilidad, son otros consejos que lanza la creativa francesa. “La clave está en atrevernos y divertirnos con lo que ya tenemos en nuestras casas”.