Todos los caminos conducen a Carles Puigdemont. Cada vez que hay un atasco en la legislatura, el líder de Junts es casi siempre la clave para rematar las negociaciones. Sucedió en la última, la del pacto fiscal, cuando hubo que improvisar por la noche una videoconferencia en la que estaban María Jesús Montero, Santos Cerdán y hasta el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, y en el otro lado Miriam Nogueras, Jordi Turull y el propio Puigdemont, que se incorporó más tarde. De nuevo, la situación se ha complicado con la amenaza de Junts de no negociar siquiera los Presupuestos, algo que dejó caer este miércoles en RNE Nogueras, y la solución pasa por Puigdemont. El PSOE y Junts están tratando de cerrar una nueva reunión en Suiza, de las que hacen cada mes desde que las pactaron hace más de un año, antes de Navidad.
Ahí los representantes de Pedro Sánchez, encabezados por Santos Cerdán, al que le ha encargado la relación con Junts, intentarán reconducir la negociación para ver si se puede iniciar un camino hacia los Presupuestos. Fue en Suiza, en otra cita en septiembre, donde se reabrió la negociación de la senda de déficit, que parecía abocada al fracaso, y ahí se decidió posponer su presentación —aún no se ha hecho— y es allí donde se podrá de nuevo reactivar si hay un acercamiento, aunque la reunión no está cerrada y siempre podría retrasarse si el ambiente no está maduro para avances.
Puigdemont y los suyos se quejan de varios incumplimientos y reprochan al PSOE incluso un discurso demasiado optimista sobre la superación del conflicto en Cataluña, algo en su opinión contradictorio con el hecho de que haya reuniones cada mes en Suiza precisamente para hablar de posibles salidas a ese conflicto. Los socialistas niegan esos incumplimientos y el propio Sánchez lanzó en la sesión de control la idea que repiten todos sus ministros: “El Gobierno cumplirá sus compromisos”. Hay varias cuestiones clave encima de la mesa muy avanzadas, como la transferencia de la competencia de inmigración o la desclasificación de documentos del CNI sobre el atentado en Las Ramblas de Barcelona, pero aún queda mucha negociación pendiente, admiten fuentes de los dos partidos.
En este contexto de máximo protagonismo de Puigdemont, por el que acaban pasando todas las negociaciones relevantes, el secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, también se está planteando la posibilidad de acudir a Bruselas para tratar de convencer al líder de Junts de que apoye la reducción de jornada que el Gobierno y los sindicatos llevan un año intentando negociar sin éxito con la patronal. La CEOE cree tener la sartén por el mango porque cree que, si esa reforma, que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, llega al Congreso, contará con el rechazo de Junts y, por tanto, no podrá salir. La reunión entre Puigdemont y Álvarez aún no está cerrada, pero está encima de la mesa esa posibilidad para tratar de buscar su voto, que permitiría que avanzara esta reforma que beneficiaría mucho también a los trabajadores catalanes, según los sindicatos. Yolanda Díaz y su equipo también han hecho gestiones ante la patronal catalana para intentar que se apruebe esta norma que el Gobierno tiene ya casi lista a falta de decidir si siguen adelante sin la patronal, como todo parece indicar.
Incluso Pedro Sánchez parece también dispuesto a reunirse con Puigdemont en Bruselas, según contó este miércoles en una conversación informal con periodistas en la copa de Navidad en La Moncloa, aunque esa cita no parece inminente y con seguridad no será la semana que viene, cuando el presidente viaja a la capital belga a una cumbre de la UE. Sánchez insiste en que lo “coherente” después de los indultos y la amnistía sería reunirse con Puigdemont y con Oriol Junqueras si este sábado se hace con el liderazgo de ERC o con quien gane ese congreso.
Sánchez fue especialmente duro con el PP y con sus relaciones con la justicia. El presidente, que la semana pasada ya había dicho que su Gobierno es víctima de un “acoso en el ámbito político, mediático y judicial” fue un poco más lejos en La Moncloa y sostuvo que tiene la “sensación” de que el PP juega “con las cartas marcadas” porque parece tener información privilegiada al adelantar decisiones judiciales y augurar un “calvario” para los miembros del Gobierno. “Eso me preocupa”, insistió después de recordar que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, va anunciando en redes sociales lo que van a hacer algunos jueces o fiscales, y algunos portavoces del PP dan detalles sobre el “calvario judicial” que según ellos le espera al presidente. Sánchez insinúa así una connivencia entre el PP y algunos jueces.
El presidente insiste en que su Gobierno siempre ha respetado la independencia judicial, y lo va a seguir haciendo, pero asegura que en este momento el PP no hace una oposición política, con discusión legítima sobre la gestión del Gobierno, sino otra destructiva centrada solo en la agenda judicial, y ahí cree que algún juez “contribuye” a esta tarea de oposición. No ha dado nombres, pero en el pasado La Moncloa ha sido muy crítica con el juez Juan Carlos Peinado, que lleva el caso de Begoña Gómez, al que denunció por prevaricación. Sánchez cree que este tipo de oposición está desplomando la imagen de Alberto Núñez Feijóo, y está convencido de que no tendrá efecto real sobre el Gobierno, aunque admite que el ruido dificulta que se destaquen los datos positivos de la economía española y el hecho de que una revista liberal como The Economist la coloque como la economía con mejor desempeño.
Sánchez también se mostró confiado en que se podrá llegar a un acuerdo con Junts y ERC, pero aseguró que la negociación real empezará después del congreso de los republicanos. El asunto central para poder empezar la negociación de Presupuestos con Junts es la transferencia de la inmigración a Cataluña, pactada en enero con los independentistas. El Gobierno, según fuentes del Ejecutivo, se está abriendo a la posibilidad de que haya mossos en los aeropuertos y puertos que controlen la seguridad pero manteniendo el control de fronteras en manos del Estado. Se está negociando un paquete complejo de transferencias en materia de inmigración que implica a varios ministerios, y que está muy avanzado, pero faltan los flecos y todo se puede torcer.
Sánchez admite que habrá que “sudar la camiseta” para lograr este acuerdo y los Presupuestos, pero cree que Junts “se equivoca si piensa que los ciudadanos en Cataluña están pidiendo confrontación con el Gobierno”, porque cree que es lo contrario, que están reclamando “pragmatismo” para frenar la posibilidad de un Ejecutivo PP-Vox, y está convencido de que, al margen de cuestiones puntuales como la enmienda sobre impuestos eléctricos que presentaron el martes, PP y Junts no pueden acercarse porque eso tiene mucho coste político para el PP con Voz y para Junts con los independentistas que no quieren saber nada del PP. Por eso, el presidente cree que la legislatura se consolidará, aunque antes habrá que volver a reunirse en Suiza y cerrar todas las carpetas pendientes en distintos ministerios.