Drones y caballería contra los robos en el olivar andaluz | Noticias de Andalucía


Una cuadrilla de jornaleros se afana por recoger la aceituna ya madura en una finca del paraje Peñas de Castro, en las proximidades de la capital jiennense, cuando atisban en el horizonte un dron que vigila todos sus movimientos. Poco después reciben la visita de agentes del Equipo contra el Robo en el Campo (ROCA), del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) y de la Policía Judicial de la Guardia Civil que, tras pedirles la documentación, los tranquilizan y les explican que están ahí en una inspección rutinaria dentro del dispositivo de seguridad de la campaña de recolección de la aceituna, que estos días ya se ha generalizado en toda Andalucía.

Drones, equipos de visión nocturna y cámaras de trampeo, un helicóptero que hace incluso servicios nocturnos, un escuadrón de caballería… son algunos de los medios desplegados estos días por la geografía andaluza, donde más de 300 pueblos tienen en el olivar su principal argumento económico, en un dispositivo sin precedentes para combatir lo que en los últimos años ha venido siendo un suplicio para los agricultores: el robo de aceituna y de aceite de oliva.

La campaña 2023-2024 se saldó con 48 detenidos y 523.568 kilos de aceituna incautados en toda Andalucía, la mitad de ellos en la provincia de Jaén, el principal feudo olivarero de todo el mundo, con un mar de 67 millones de olivos. El repunte en los precios del aceite de oliva ―que rebasaron los 10 euros por kilo― fue el principal elemento que atrajo a los delincuentes a los tajos del olivar andaluz.

Este año, los precios mantienen una espiral a la baja pero, a cambio, se espera que la producción aumente un 76%, aunque en concreto en la provincia jiennense se prevé un 116% más. “Da igual que los precios del aceite sean más bajos, los amigos de lo ajeno están siempre al acecho”, explica el capitán Milena del Seprona. Los agentes son capaces de acceder a los lugares más agrestes y recónditos gracias a sus potentes y silenciosas motocicletas que acaban por sorprender a los ladrones.

Más de 7.000 agentes pertenecientes a las unidades de Seguridad Ciudadana, equipos ROCA, Seprona, Subsector de Tráfico, Unidad Orgánica de Policía Judicial, Grupo de Información, unidades fiscales y también el escuadrón de caballería con sede en Valdemoro (Madrid) forman parte del operativo de seguridad de la principal campaña del año en el campo andaluz, donde se esperan más de 17 millones de jornales.

Primeros robos

Agentes de la Guardia Civil consultan a los olivareros como parte del operativo de prevención de robos de aceituna.
Agentes de la Guardia Civil consultan a los olivareros como parte del operativo de prevención de robos de aceituna.Jose Manuel Pedrosa

El cabo León dirige uno de los seis equipos ROCA que peinan toda la superficie oleícola de Jaén. “Los drones nos ayudan mucho en el trabajo porque nos amplían el foco a zonas que no somos capaces de llegar y nos permite identificar a los ladrones que están actuando en fincas ajenas a su propiedad”, explica el agente. Su compañero, el sargento Medina, confirma que, a pesar de que la campaña olivarera acaba de echar a andar, ya se han registrado los primeros robos, pero también las primeras recuperaciones del producto sustraído.

Sin ir más lejos, a principios de septiembre, en la recién iniciada campaña de la aceituna de mesa, la Guardia Civil impidió un robo de media tonelada de aceituna sorprendiendo in fraganti a siete personas en una finca de Albaida del Aljarafe (Sevilla). La mujer que actuaba como encargada de una cuadrilla de seis trabajadores ilegales utilizaba Documentos de Acompañamiento al Transporte (DAT) falsificados para introducir la aceituna robada en puntos de compra e indicaba orígenes falsos, con lo que comprometía la trazabilidad alimentaria del producto. El año pasado se logró recuperar más del 40% de los kilos robados en Andalucía, 213.489, el 57% en la provincia de Jaén. En su mayor parte, la aceituna recuperada ha sido objeto de donaciones solidarias a los Bancos de Alimentos.

Tras recorrer algunos tajos olivareros, los agentes se dirigen más tarde a visitar alguna de las 300 cooperativas y almazaras donde se lleva la aceituna para su extracción como aceite de oliva. “Vigilamos los accesos a los puntos de recepción del fruto, controles en los transportes al objeto de garantizar la seguridad en los puntos de recepción y transporte de la aceituna”, explican los agentes del equipo ROCA.

De forma paralela, la Inspección de Trabajo despliega a pie de campo a sus efectivos, escasos según las organizaciones agrarias, con el propósito de verificar el cumplimiento de la legislación laboral, de la Seguridad Social y de las normas en materia de seguridad y salud en el trabajo. Todo ello para prevenir la contratación irregular, los riesgos laborales y también el uso seguro de la maquinaria.

“La presencia de la Guardia Civil me transmite tranquilidad“, señala el olivarero Antonio López, mientras se dispone a descargar la aceituna en las básculas de la cooperativa Ciudad de Jaén. Con todo, el clima de inseguridad en el medio agrario en los últimos años ha motivado que muchos empresarios y cooperativas recurran a vigilancia privada para sus explotaciones. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado contemplan a la guardería rural como parte del dispositivo de seguridad en el olivar.

El protocolo establece que la Guardia Civil contacta con los servicios de guardería rural para conocer los lugares para los que han sido contratados, realizar un estudio de la demarcación y les indica en un plano aquellos caminos de uso público en los que pueden ejercer funciones de control. De esta manera, los servicios de la guardería rural pueden solicitar la documentación a las personas que transiten por los caminos de uso público y solicitar el DAT de la aceituna transportada por esos caminos para comprobar que proviene de las fincas de vigilancia y que están autorizados a su recogida.



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