El PSOE hará de su 41º Congreso Federal un acto de resistencia colectiva bajo el “asedio” judicial | España



La sucesión de decisiones judiciales y las acusaciones sin pruebas de corrupción vertidas por Víctor de Aldama han convertido el 41º Congreso Federal en un acto de resistencia colectiva. Y de respiración contenida a la espera de la declaración de Juan Lobato en el Tribunal Supremo por la filtración de los correos del novio de Isabel Díaz Ayuso tras conocerse que hace unas semanas había registrado ante notario la conversación sobre el caso que mantuvo en marzo con Pilar Sánchez Acera, en ese momento jefa de gabinete en La Moncloa de Óscar López, a su vez director de gabinete del presidente hasta que en septiembre fue nombrado ministro. El exsecretario general de la federación madrileña fue citado el lunes para declarar este viernes, una celeridad que ha hecho que coincida justo con el día que arranca el congreso socialista. En el Gobierno insisten que están tranquilos y no tienen nada que ocultar porque, argumentan, el intercambio de mensajes entre Lobato y Sánchez Acera no contienen nada que les comprometa.

La convocatoria del cónclave que los socialistas celebran desde este viernes al domingo en Sevilla servirá para proclamar a Sánchez para un cuarto mandato en un contexto marcado por la incertidumbre, como se ha comprobado en el tormentoso primer año transcurrido desde la investidura, y sobre todo para activar la renovación territorial para el rearme del partido con la vista puesta, si se completa la legislatura, en las elecciones generales, autonómicas y municipales de 2027. Esa era la hoja de ruta, hasta que el frenesí en los tribunales de los últimos días —el miércoles fueron citados como investigados el hermano del presidente y el secretario general del PSOE extremeño y este jueves el juez Peinado citó como testigo a una asesora de La Moncloa en la causa contra Begoña Gómez— ha hecho de este Congreso Federal en una especie de oasis al que un millar de delegados de toda España acudirán a darse ánimos y retomar el aliento bajo la sensación generalizada de estar sufriendo “un asedio”, según varios dirigentes consultados.

La gran cita de los socialistas españoles, erigidos en la aldea gala de la familia socialdemócrata por haber logrado resistir al empuje de la ultraderecha, se prevé pacífica. Aunque no se repita el abrazo icónico con que Sánchez y Felipe González escenificaron en Valencia, en 2021, el final de cinco años de división interna. El expresidente será el principal ausente, y tampoco asistirá por razones médicas el expresidente de Aragón, Javier Lambán, uno de los dirigentes más críticos con Sánchez por su estrategia de distensión para Cataluña primero con los indultos, después con la ley de amnistía y ahora con la financiación singular. Una cuestión que incendió al PSOE en verano y que todo apunta a que pasará por este Congreso sin demasiado alboroto.

García-Page aplaude la ponencia

“Es un congreso convocado desde el poder y esto hace que realmente no vaya a haber discusión ninguna. No puede haberla en relación con los liderazgos, de manera que el debate realmente trascendente es la ponencia de nuestro código ideológico. Y tengo que decir que la ponencia planteada en el congreso es infinitamente mejor de la que nos esperábamos hace unos meses”, ha resumido como nadie Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. El barón socialista, la voz orgánica y con músculo institucional menos alineada con Sánchez, intentará “mejoras” pero afronta la cita sin ánimo de ir al choque con Ferraz y La Moncloa y por tanto con Salvador Illa, que no sería president sin el pacto económico con ERC. Illa, que la semana pasada insistió en La Moncloa que la financiación singular para Cataluña “no va contra nadie”, tampoco espera reproches en Sevilla. La ponencia recoge que todas las autonomías dispondrán “de más recursos que en la actualidad” en una redacción lo suficientemente ambigua para contentar a todas las partes y evitar el revuelo interno y el choque con los aliados nacionalistas. Esquerra también ha organizado su congreso este fin de semana para elegir a su líder.

Más allá del debate que puedan suscitar algunas enmiendas, entre las que el tema central es la financiación sin desdeñar el pulso que puede provocar la sustitución del acrónimo LGTBIQ+ por LGTBI, la previsión es que será un Congreso previsible. No se espera una remodelación profunda en el núcleo duro de la dirección federal. María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, y Santos Cerdán, Secretario de Organización del PSOE, harán los honores e inaugurarán el cónclave. “Están blindados, si es que no lo estaban antes”, era tajante un ministro el jueves pasado. El Gobierno acababa de aprobar la reforma fiscal, allanando la relación con los socios para los Presupuestos, por lo que no tendría sentido restarle poder a Montero. En cuanto a Cerdán, fundamental en los puentes tendidos con Junts, en el partido no dan ninguna credibilidad a las acusaciones de Aldama, que afirma que le entregó una mordida de 15.000 euros. El PSOE reaccionó anunciando una demanda conjunta por injurias y calumnias de las personas señaladas al cabecilla del caso Koldo.

Juan Espadas, secretario general de Andalucía y portavoz en el Senado, también participará con los números dos y tres del PSOE en el estreno del Congreso Federal. La intención es que el evento sirva para reactivar a la federación más numerosa del socialismo, y a la que Sánchez necesita en forma si quiere tener opciones de seguir en La Moncloa. El Tribunal Constitucional anuló en verano las condenas a los expresidentes andaluces Manuel Chaves y Juan Antonio Griñán por el caso de los ERE y a otros consejeros e integrantes de sus gobiernos en la Junta. Fuentes consultadas aseguran que Chaves tiene intención de reaparecer en el Congreso. El plato fuerte del sábado será, a la espera de que se conozca la nueva ejecutiva federal, el ágora sobre desinformación y democracia entre Montero y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Sánchez cerrará el domingo tras ser revalidado por aclamación.



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