“Como no podemos pegarle una patada a la columna para ver cuánto resiste, pues creamos una digital y le pegamos patadas”, dice el director del Patronato de la Alhambra, Rodrigo Ruiz-Jiménez. Es una broma, pero define una intención: la de escanear con inteligencia artificial los más de 3.450 metros cuadrados de palacios, jardines y zonas fortificadas del complejo monumental más visitado de España. El gemelo digital resultante, construido junto a la Universidad de Granada, será tan detallado que permitirá saber cómo reconstruir cada esquina en caso de sufrir, por ejemplo, un terremoto, a los que esta zona sísmica es propensa, o fuertes vientos. Al ofrecer una visión panorámica de los edificios medievales, ayudará también a gestionar la apertura de espacios hasta ahora cerrados al público, porque solo el 30% del edificio está abierto.
“Estamos generando un laboratorio viviente en el que podamos experimentar diferentes soluciones y comprobar hipótesis. La palabra “experimentar” suena fatal en sitios patrimoniales como es la Alhambra, por eso, este es un concepto revolucionario”, dice Ruiz-Jiménez, que presentó la iniciativa y los avances en el Congreso de Inteligencia Artificial de Andalucía, celebrado la semana pasada. Los escenarios posibles que le interesa probar con el sistema digital son “olas de terremoto, alta alerta por vientos, incendios o un fenómeno meteorológico muy extremo”. Granada se encuentra en una zona tectónicamente activa, por su ubicación entre las placas euroasiática y africana, y está afectada por intensos procesos meteorológicos.
“No estamos hablando de cosas imposibles. Con el cambio climático, cada vez es más probable”, defiende el director. El software no solo aprende de las características físicas del edificio del siglo XII, sino que elabora protocolos para manejar a los cerca de 9.000 visitantes diarios. “Es un proyecto que funciona como un espacio seguro, lo más cercano a la realidad, para hacer pruebas con múltiples variables”, explica Esteban Romero, vicerrector de Innovación Social de la Universidad de Granada, sobre esta metodología llamada Living Lab. Se ha popularizado en el viejo continente en los últimos años, e incluso la Unión Europea ha empezado a lanzar financiación específica para este método.
Nuevos recorridos
Junto a esos dos pilares del diseño, que son la seguridad y la conservación, se erige un tercero: las visitas públicas. Desde que asumió el cargo en julio de 2023, Ruiz-Jiménez dejó claro que quería aumentar el número de visitantes y al mismo tiempo mejorar la experiencia del recorrido. “Cada vez pensamos más que una visita, para ser buena, de calidad, tiene que tener cierta intimidad. En un sitio como la Alhambra, no puede ser masiva”. Para distribuir a las 300 personas que se suelen congregar cada media hora en el palacio de Comares y el patio de los Leones, la administración abrirá lugares hasta ahora cerrados como la Torre de los Picos, la Puerta de Armas o el perímetro de las ciudades amuralladas.
La inteligencia artificial orientará sobre la cantidad de público que soporta cada lugar y dispersará a los paseantes de acuerdo con la demanda del momento. “El recorrido de la visita pública es algo que no se ha tocado desde 1920. Es un gran campo para pensar e imaginar nuevas rutas. Este Living Lab nos permite ver las zonas de la Alhambra a las que les podemos dar una nueva modalidad con otros tipos de actividad. Puede haber visita continua, sin pausas, alrededor de una serie de partes muy icónicas; otras pueden incluir ventanas y balcones en los que el visitante pueda detenerse un segundo, sacarse un selfie y continuar; o tener visitas grupales en zonas concretas con un guía o audioguía”, proyecta quien fue asesor de empresas y marketing.
A esa variedad de formas de transitar la edificación patrimonial se le sumará una mayor accesibilidad para personas con movilidad reducida. Las visitas incluyen vericuetos y los asistentes tienen que entrar y salir de las salas y pasar de un palacio a otro, por lo que ya se instaló una rampa en el patio de los Leones, por ejemplo. “Ese tipo de cosas generan una complejidad que hasta ahora se ha manejado de manera muy artesanal, con mucho cariño, pero con prueba y error, y por eso queremos pasar al gemelo digital como una forma más científica, con método y sistematizada, para poder diseñar algo que sea mucho más óptimo”, justifica el director.
De hecho, asegura, este complejo patrimonial, que fue el centro político y cultural del último reino musulmán en la península ibérica, no está pensado para tener grandes flujos de circulación, como puede ser el de Versalles. Es un conjunto de palacios medievales que refleja la sofisticación de Al-Ándalus, pero es difícil de articular como un museo, y más complicado aún si se recibe una media de 2.700.000 visitantes por año.
Los cambios que intenta implementar la nueva cabeza de la Alhambra se reflejan también en la subida de la entrada de sus actuales 18 euros a 20. En enero de 2023 pasaron de 14 a 18, después de una década sin cambios. El aumento sería para “nivelar” la inflación en los costos. “Es un proceso en marcha. Es complicado porque es un cobro por el uso de un espacio de todos. No se toma a la ligera pagar por un lugar público, pero el objetivo es no generar ganancias, sino solo cubrir los costes”.
Productos creados por consumidores
El gemelo digital es uno de los varios proyectos que tiene el Patronato junto a la Universidad de Granada, pero es el primero en el que interviene la metodología del Living Lab. Definida como ciencia ciudadana, el Living Lab — empleado también en la Universidad de Barcelona — es el diseño de productos creado junto a los consumidores o usuarios potenciales de estos. “Se habla del modelo de la cuádruple hélice, un modelo en el que se incorporan el tejido político, el científico, las empresas y la ciudadanía. Más allá de identificar a los actores clave, el gran reto es encontrar un incentivo para que se quieran involucrar”, dice Esteban Romero, vicerrector de Innovación Social de la Universidad de Granada, que cuenta con un plantel de 3.600 investigadores y 2.200 personas en cuanto a personal técnico.
¿Quiénes fueron entonces los participantes y potenciales usuarios en el diseño del gemelo digital de la Alhambra? Ruiz-Jiménez responde que todos los stakeholders relacionados con el ecosistema que produce el monumento nazarí. “Lo estamos desarrollando con los stakeholders del mundo de la cultura, el científico y la arquitectura. También es muy importante el sector turístico y los guías, que se conocen la Alhambra de arriba abajo”. Entre sus aspiraciones está echar más mano de la inteligencia artificial y del data crawling (proceso automatizado de recorrer y recopilar información de sitios web o bases de datos) para sacar provecho a la información que han acumulado a lo largo de los años de miles de millones de visitantes.
“La Alhambra no deja de ser el corazón del turismo en Granada. Cuando soñábamos con el proyecto, pensábamos que podíamos conectar los datos de visita con la capacidad hotelera, datos de restaurantes y saber gestionarnos como ciudad destino. Nos entusiasma mucho la idea de que este gemelo digital pueda ser el centro de cálculo, el centro de mando de todo el ecosistema turístico de Granada, pero eso ya será para nuestros nietos”, sueña el director de la Alhambra.