La Eurocámara se dispone a aprobar la nueva Comisión Europea con la incertidumbre sobre el voto del PP de Feijóo | Elecciones europeas 2024 | Noticias



La Comisión Europea más derechizada, en una legislatura extremadamente polarizada, pone los cimientos esta semana. El Parlamento Europeo tiene previsto otorgar este miércoles el apoyo al nuevo Ejecutivo comunitario de la conservadora alemana Ursula von der Leyen, con Teresa Ribera como número dos. El voto de confirmación, necesario para que la Comisión empiece a rodar, llega tras unas semanas de crisis por las maniobras del Partido Popular español contra la candidata española, designada vicepresidenta encargada de las políticas verdes y responsable de la poderosa cartera de Competencia. Esas invectivas se han producido al tiempo que el PP tapaba la gestión regional de la dana en Valencia y han logrado el apoyo en forma de bloqueo de sus compañeros conservadores europeos. El PP de Alberto Núñez Feijóo —el segundo en número de eurodiputados de su familia política, el PPE— ha insinuado que no apoyará a la nueva Comisión, pese a ser la que reúne el mayor número de comisarios populares europeos de las últimas décadas.

Von der Leyen, que inicia su segundo mandato, salió reelegida de forma holgada en julio con 401 votos de una Eurocámara de 719. Pero las últimas tensiones entre los grupos políticos anticipan que el voto de este miércoles al equipo completo de comisarios puede tener una mayoría algo más ajustada.

La jefa del Ejecutivo comunitario busca cuadrarla no solo entre los grupos que la apoyaron en julio, la tradicional coalición del Partido Popular Europeo (PPE), socialdemócratas, liberales y, de manera más informal, Los Verdes; también con el respaldo de la ultraderecha de la familia política de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), que se abstuvieron sobre Von der Leyen en junio.

El grupo ultra, al que los populares europeos y la propia Von der Leyen han cortejado y diferencian del resto de familias de la extrema derecha por sus posiciones favorables a Ucrania, está más satisfecho ahora que la alemana ha nombrado vicepresidente ejecutivo a uno de los suyos, el italiano Raffaele Fitto (Cohesión y Reformas). Las reticencias de socialdemócratas y liberales de apoyar a Fitto como vicepresidente en las comisiones europarlamentarias, unidas al bloqueo del PPE contra Ribera, estuvieron a punto de descabalgar el cronograma planificado y de sumir a las instituciones comunitarias en una crisis.

Pero lo sucedido ha dejado a algunos de los grupos parlamentarios divididos o incluso quebrados. Los españoles del PP —que llegaron a reclamar la dimisión de la española y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que enviara a otra candidata— no están contentos con que finalmente su familia europea apoyase a Ribera en las comisiones parlamentarias de la semana pasada. Pero el presidente del PPE, Manfred Weber, que concedió a Feijóo una semana de ataques a Ribera y a Sánchez, terminó por desautorizar al barón español. Cada vez más voces —de Von der Leyen, de los líderes populares europeos— exigían un desbloqueo de la Comisión.

Mientras, los socialdemócratas alemanes (SPD) no están contentos con que su familia europea haya respaldado a Fitto y al comisario húngaro, Olivér Varhelyi, designado por el primer ministro nacionalpopulista Viktor Orbán, y que se ocupará de la cartera de Salud y Bienestar Animal. Es probable que los eurodiputados del SPD se abstengan, evitando así apoyar a los ultras y, al mismo tiempo, huyendo de votar junto a la extrema derecha de Alternativa para Alemania, que probablemente votará en contra.

Entre Los Verdes, el grupo que fue decisivo para que Von der Leyen revalidara su segundo mandato, hay también división; pese a los esfuerzos de la alemana, una parte no se siente nada cómodo votando junto a ECR. En la reunión de grupo de principios de semana para determinar su posición ganó el sí, pero con un resultado muy justo. La jefa del Ejecutivo comunitario también les ha cortejado, les ha asegurado que les quiere “a bordo”, según cuenta la colíder ecologista Terry Rietke. “Esto nos da garantías, al menos a una parte considerable del grupo, para decir que queremos por lo menos intentarlo”, dice Rietke. Tras su retroceso en varios países, no tienen ningún comisario, pero Von der Leyen ha fichado como asesor a Philippe Lamberts, un histórico verde, exeurodiputado.

Mientras los grupos hacen sus cálculos, el presidente del PP, Weber, sigue observando a los dos lados del hemiciclo para jugar con la geometría variable y sacar rédito al peso de su partido, el más numeroso. Hace tiempo que los populares dinamitaron el cordón sanitario que durante décadas aisló a la extrema derecha, pero para el político bávaro, como para la inmensa mayoría de los populares, ECR, la familia de Meloni, no entraría dentro de esa clasificación que sí siguen dando, por ejemplo a Alternativa para Alemania. Al fin y al cabo en su país aún es tabú pactar con los ultras.

“Desde ECR hasta los Verdes, tenemos una mayoría europeísta”, ha enfatizado Weber, que ha destacado que esa familia ultra apoyo a Teresa Ribera y al liberal francés Stéphane Séjourné.



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