Gabriel Escarrer Juliá: cómo convertir al turismo en un gran triunfo de la humanidad | Economía



El relato de la historia del turismo de masas en España y, también, en el contexto hotelero internacional, no sería completo sin una referencia clara al papel pionero, exitoso y arriesgado que ha protagonizado Gabriel Escarrer Juliá, fallecido ayer en Palma a los 89 años de edad. El empresario que alzó y presidió durante 60 años la cadena Melià Hotels International, que cuenta con 400 hoteles en cuarenta países, nació en el pequeño pueblo de Porreres. Compartía su raíz rural y autodidacta como otros colegas triunfadores de la primera generación de promotores del negocio de sol y playa, en Mallorca, desde los años 1960. Uno de sus seis hijos, Gabriel Escarrer Jaume, encabeza la gestión y control de la sociedad, tras la renuncia del patriarca en 2016.

Escarrer lideró a partir de 17 años la construcción de su empresa global desde la base, primero como empleado en una agencia de viajes, Wagons Lits Cook, con experiencia posterior en un operador internacional en Londres. Con el aval del cura de la parroquia de su barrio en Palma, con 20 años alquiló un pequeño hotel y con su explotación capitalizó la expansión del modelo en su primera compañía, Hoteles Mallorquines, en la que contó con alianza minoritaria de otros amigos y familiares.

Para atender la avalancha de turistas deseosos del sol playa -y algo más-, la costa de Baleares, el litoral español mediterráneo y el canario, vivieron una época sin fin de construcción de hoteles sobre la costa y junto a la arena de las playas. El negocio del ocio se generalizó y dio grandes réditos -y mínimos fracasos empresariales- con el flujo del turismo de verano, inicialmente desde Alemania, tras aprobarse las vacaciones pagadas a los trabajadores. Nació la llamada industria sin humo, pero, con tan solo medio año de actividad, el clima domina. El deseo de ampliar la apertura de hoteles a todo el año llevó a Melià al Caribe y Canarias.

Los hoteleros españoles no pararon de crecer y expandirse por el mundo con la interesada complicidad de los operadores que manejaron los mercados de los países europeos de origen. El desarrollo hotelero sucedió gracias a la laxitud de las autoridades de la dictadura de Franco y los créditos oficiales.

Se observó una aparente apertura del régimen con su campaña Spain is different, lanzada por el ministro de Turismo Manuel Fraga, que impulsó la carrera de cifras de turistas y el número de hoteles abiertos. El establecimiento número 1.000 de Baleares, una joya diseñada por José Antonio Coderch, el hotel de Mar de Palma, lo adquirió Gabriel Escarrer. La familia vive en otra construcción con firma, una gran mansión que encargó a Oriol Bohigas en Son Vida.

Los Escarrer encabezan y controlan la mayoría del accionariado de la cadena hotelera global Melià, con establecimientos en gran parte de urbes del globo y en especial complejos de vacaciones en playas tropicales. Meliá en Cuba con la anuencia y amistad expresas hacia el extinto de Fidel Castro y su entorno. En Bali, Indonesia, estrenó un exclusivo hotel y alternó con el general Suharto. Gabriel Escarrer fue beligerante con los partidos de la izquierda por implantar la ecotasa, el impuesto para turistas, pero gozaba de relaciones directas con ex ministros progresistas.

La compañía Meliá de los Escarrer es lo que es porque en 1996, efectuó una muy rentable operación financiera al salir a Bolsa, al poner en el mercado y evaluar su marca y su negocio. En paralelo gestionó las plusvalías de los inmuebles en sus manos. La cadena pasaba por un periodo frágil, estaba en riesgo. Escarrer y sus hijos, el actual presidente Gabriel y su antecesor, su hermano Sebastián, maniobraron de manera lúcida y atrevida. Ganaron.

Curiosamente, el pionero hotelero mallorquín, tan competidor y orgulloso de sus gestas, tomó la marca de un contrincante turístico cuyo actividad turística integró, viajes Meliá, creada por José Meliá Sinistierra. Escarrer cerró un complejo trato con el financiero Giancarlo Paretti, una compra que le aportó una corona de hoteles de lujo en España. Tras esta integración descartó la denominación que presidía entonces su negocio, Sol hoteles.

Determinante en la biografía del ganador Escarrer es la compra de los hoteles de Rumasa, la cadena Hotasa, del holding Rumasa de la familia Ruiz Mateos, intervenido por el Gobierno de Felipe González. En 1984, en alianza temporal con el fondo estatal kuwaití KIO, Meliá sumó a su cartera más de treinta hoteles más. En 2007 adquirió la cadena Innside. Meliá tiene 35.000 plazas en España del total de 110.000. Cuenta con más de 11.000 personas empleadas y mantiene la sede en Palma.

La última aparición pública de Gabriel Escarrer Juliá -convaleciente de sucesivos ingresos hospitalarios en los últimos dos años- fue en junio pasado para inaugurar un paseo a su nombre en Magaluf, Calvià, zona en renovación tras su caída debido en el turismo de excesos.

El desaparecido hotelero, cuando en 1988 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de las Illes Balears UIB) afirmó que el turismo era uno “de los grandes triunfos de la humanidad” ya que “hermana países, supera fronteras, e impulsa el bienestar social y económico de los pueblos”. Los Escarrer advierten ya sobre los excesos.



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