Mayo de 2011 fue una fecha clave para Marcial Dorado. Puso un crespón negro en su agitada vida, la del tabaquero que sobrevivió con rotundo éxito al fin del contrabando en Galicia y al paso de las cajetillas a los fardos de droga. El Tribunal Supremo confirmó entonces la sentencia que lo condenaba por narcotráfico a 10 años de prisión y a una multa de 35 millones de euros, un castigo que abrió la puerta al mayor embargo de bienes y dinero intervenido hasta ahora a las familias mafiosas del narco gallego. Fue un fallo decisivo porque, cinco años después, Dorado Baúlde perdió su última batalla judicial, fue condenado en firme por blanqueo y todo su patrimonio, valorado en 21.436.731 euros, fue decomisado. Su venta por el Estado todavía se está ejecutando por lotes. Varios de ellos, 22 propiedades repartidas por distintas provincias, saldrán a subasta este miércoles 27 de noviembre con un precio de partida de cuatro millones de euros.
En una lenta ejecución del decomiso de sus bienes, que figuran a nombre de nueve sociedades extranjeras y 19 españolas, el Plan Nacional sobre Drogas (PND) y la empresa pública Sociedad Mercantil Estatal de Gestión Inmobiliaria del Patrimonio (Segipsa) han tenido que gestionar la venta de un largo inventario de inmuebles, fincas, bajos comerciales, gasolineras, aparcamientos o negocios. Todo ello después de una larga investigación dificultada por el análisis de hasta 16 cuentas en Suiza de compañías localizadas por la Agencia Tributaria en España, Portugal y Marruecos.
De A Illa de Arousa salen a subasta más de 13.000 metros cuadrados de terrenos que se suman a otros lotes anteriores, aunque es posible que la puja quede desierta porque no haya postores, como ya ha ocurrido en anteriores convocatorias. También se vende una vivienda ubicada en San Sebastián, un terreno en Palma de Mallorca y dos casas en Tarragona, para las que el año pasado no se encontró comprador.
Otras propiedades de Dorado están ubicadas en la provincia de Málaga: dos pisos en una urbanización de Benahavís, cerca de Marbella, y una parcela de 3.000 metros cuadrados en la urbanización de El Madroñal. El listado lo completa un chalé con piscina y jardín en Benalmádena y dos parcelas urbanizables de diferentes superficies en Estepona, además de una vivienda en un piso de Seseña (Toledo), otra en El Rosario (Tenerife), y un sótano habilitado como vivienda en L´Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
Al estar las propiedades a nombre de sociedades, el nombre de Dorado ha pasado desapercibido hasta que han salido a subasta. El Ayuntamiento de Vilagarcía fue el primero en negociar la adquisición de uno de los inmuebles, un antiguo edificio ubicado en el centro del municipio que finalmente fue adjudicado por 170.000 euros para ser destinado a centro social tras un costoso proyecto de reforma. El gobierno local también está interesado en la compra de un parking situado a escasos metros de este inmueble, pero todavía no ha salido a subasta.
Otro ayuntamiento que negocia la compra de terrenos es el de A Illa de Arousa, (donde nació y sigue viviendo Dorado) para construir un polideportivo y otras infraestructuras municipales. Como ya hizo en otra convocatoria anterior, el gobierno local pretende que se retiren de la próxima subasta varias parcelas si finalmente fructifican las negociaciones con el Fondo de Bienes Decomisados. El día 27 saldrán a la venta dos lotes, uno de ellos de 17 fincas y otro de 14 parcelas, así como un chalé adosado en Vilagarcía y diez locales comerciales en Santiago.
En esta venta a cuenta gotas de los últimos ocho años sigue pendiente la subasta de su chalé familiar en A Illa de Arousa (Pontevedra), donde Dorado sigue viviendo, valorado la pasada década en 3,4 millones. Él continúa batallando para recuperarlo junto a otros bienes, dado que dos de sus tres hijos, que fueron absueltos en el juicio por blanqueo, y otras personas de su entorno aparecen como copropietarios. Ambos vástagos llegaron a impugnar el decomiso en el que reclamaban parte del enorme patrimonio incautado.
Dinero procedente de la droga
Dorado Baúlde, de 74 años, ha defendido hasta el final que todo su dinero procedía de las comisiones de las multinacionales tabaqueras, no del narcotráfico. “Las acusaciones contra mi familia y contra mí son de libro, hemos sufrido un calvario todos estos años por la venta de un barco, pero quiero confiar en la justicia y espero que no siga cometiendo errores conmigo”, fue su último alegato desde el banquillo. Para justificar el embargo de 204 propiedades (una tercera parte registradas en A Illa de Arousa, su pueblo natal), el tribunal le atribuyó a Dorado una posición relevante en el narcotráfico que él siempre ha negado: “Es verdad que Marcial Dorado ha sido un contrabandista de tabaco (…), incluso a nivel popular era conocido como el ‘rey del tabaco´, pero esto no quiere decir que no se dedicase al narcotráfico, intentando justificar algo así como una ética del contrabandista, una aseveración que casa mal con su condena firme por este delito”, resolvió el tribunal en su veredicto.
Dorado había insistido una y otra vez en que la condena que estaba cumpliendo era injusta porque él no sabía que un barco que vendió se acabaría usando en 2003 para transportar 5,7 toneladas de cocaína, pero de nada le sirvió el argumento. El imperio que levantó desde los años setenta se fue por la borda como las cajas de tabaco que los contrabandistas tiraban al agua en las persecuciones de Aduanas. La condena de seis años por blanqueo contra Dorado supuso el mayor varapalo judicial de la historia al narcotráfico gallego por el valor del patrimonio y el dinero intervenido, que fue localizado en cuentas bancarias de Suiza, islas Vírgenes Británicas, Panamá, Belice, Liechtenstein, Portugal o Bahamas.
Aun así, Dorado pensaba que esta ostentación iba a poder justificarla con sus ganancias en los duty free de los aeropuertos y el fracasado argumentario que hizo desde el banquillo, negando haber sido el jefe de una de las tres compañías tabaqueras por lo que huyó de una redada policial en 1983 a Portugal, un proceso que una década después fue archivado en la Audiencia Nacional por falta de pruebas (ni una sola cajetilla intervenida) y en plena avalancha de sumarios de narcotráfico. En 20 años levantó una red societaria nunca antes descubierta a un contrabandista o narcotraficante.
Además, Dorado sigue convencido de que la publicación en 2013 en EL PAÍS de unas fotos tomadas a mediados de la década de los noventa con el entonces número dos de la Consellería de Sanidade y después presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, actual presidente del Partido Popular, fueron su estocada final para retenerlo en prisión y su ruina económica. En febrero de 2017, la Audiencia Nacional le concedió el primer permiso carcelario después de permanecer ocho años en prisión y haber sido rechazada su excarcelación en 24 ocasiones. La Fiscalía se opuso alegando alarma social y posible quebrantamiento de la condena. Fue el primer paso para obtener el tercer grado penitenciario que le llegó en julio de 2020, dos meses antes de cumplir las tres cuartas partes de su última condena, que no se extinguirá hasta 2025.
El juez central de Vigilancia Penitenciaria incidió en su auto en el hecho de que Dorado cumplía uno de los filtros para salir de prisión: el arrepentimiento. En un acta levantada durante una comparecencia judicial Dorado dice: “Me arrepiento de todo lo que sucedió y de haber estado en un mal punto en un momento determinado” y “fueron hechos que sucedieron por una serie de circunstancias que ahora no podrían repetirse”.