Alrededor de 25.000 navarros viven en caseríos o bordas (catastralmente denominados diseminados). Son construcciones independientes que pueden agruparse en parajes o corresponder a entidades locales, pero que suelen estar “muy aislados”, señala Pilar Munárriz, gestora de proyectos en la empresa autonómica Tracasa Instrumental. Esta circunstancia complica su identificación y registro en el catastro. Este fue uno de los motivos que llevaron a Munárriz a impulsar junto con otros departamentos de la Administración una herramienta que permite dotar a estas viviendas de una dirección y localizarlas en el mapa.
Al mismo tiempo, en diversos municipios empezaron a surgir ideas para paliar los constantes problemas de acceso a estas viviendas. “Algunas están a cinco, seis o siete kilómetros del pueblo hacia el monte. Antiguamente, los profesores o los médicos conocían dónde estaban los diseminados porque había menos movilidad en los servicios. Hoy en día hay más rotación” y no todos conocen el terreno, apunta el alcalde de Zubieta, Ernesto Domínguez. La situación perjudica a repartidores y técnicos, pero sobre todo a los servicios de urgencias. “Muchos de estos caseríos no tienen una dirección postal y pueden tener diferentes denominaciones: el nombre de la familia, el tradicional, el del paraje… Íbamos a buscarla en la base de datos y no siempre conseguíamos dar con ella. Había veces que no llegábamos”, narra el suboficial de Bomberos y responsable del Parque de Oronoz-Mugaire, Javier Ayarra.
No llegar a tiempo puede suponer el decir “adiós al caserío completo o que se muera alguien”. El problema se agrava cuando quien llama es un visitante y no puede orientar a los servicios de emergencia hacia la vivienda turística. Para hacerse una idea de la situación, solo en Zubieta, donde apenas residen 295 personas, hay 67 diseminados —30 de ellos habitados de manera permanente—. En el Valle de Baztán, el más extenso geográficamente, se estima que hay más de 1.500. Esto ha servido como base para la creación del sistema Helpbidea (Help, ayuda en inglés; y Bidea, camino en euskera). Un sistema gestionado por el Departamento de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra y desarrollado por Tracasa Instrumental.
Helpbidea es un identificador único de las direcciones de Navarra. “Es un número que, aunque se renombre la calle o cambie el municipio permanece invariable hasta que se tira la casa. Es como el DNI de una dirección”, detalla José Manuel Vázquez, responsable de la sección de Sistemas de Información Territorial. En total, en Navarra se han registrado más de 180.000 identificadores que cubren prácticamente todo el territorio. Son utilizados por los servicios educativos, sanitarios y administrativos y cobran especial relevancia en las zonas rurales.
Son los ayuntamientos, detalla Munárriz, los que trasladan la información sobre las viviendas a la Administración autonómica para que las introduzcan en el catastro y en el gestor de direcciones. Una vez empezaron a depurar los domicilios, se plantearon cómo representar el resultado para que fuera útil a servicios como los de emergencias o paquetería.
Aquí es donde entró en juego Pablo Feo, monitor ocupacional en el centro de día del Ayuntamiento de Leitza. Por diversos factores, le encargaron realizar un croquis con la localización de los caseríos del pueblo. “Al final, cuando ya tenía todo preparado, utilicé colores diferentes para no liarme y me vino a la cabeza un mapa de metro”, indica. Se inspiró, cuenta, en el trabajo del ingeniero Harry Beck, creador del actual mapa del Metro de Londres, pero también se sirvió de su experiencia en el centro ocupacional: “Casi el 90% de mi tiempo lo dedico a enseñar cosas de una manera muy adaptada, con esquemas hipersencillos y facilísimos de entender”.
Así que, cuenta, adaptó el esquema que tenía con un programa web y creó el conocido como metro-baserri. Hasta ese momento, en el centro de salud trabajaban con pequeños esquemas “hechos con boli y en papel”, en los que algún vecino o familiar les había explicado cómo llegar a los caseríos y los bomberos tenían sus propios croquis.
Esto ha facilitado su labor: “Nosotros recibimos el telefonazo de SOS Navarra y si la persona nos da el número de Helpbidea, nos entra también en el sistema”, explica el bombero Ayarra. “Cuando vamos, para no depender de la tecnología, tenemos unos libros como plan B. Luego habría un plan C que son los carteles que están en el lugar. Hay unos que van por barrios —en el catastro se llaman agrupadores— y, luego, cuando vas avanzando por el camino, tienes otros que indican a qué caserío estás accediendo”, añade. Feo ha diseñado también otros mapas para ayudar, en concreto, a los servicios sanitarios a identificar cuál es el mejor acceso a una autopista para llegar cuanto antes al punto en el que se ha producido el accidente.
Munárriz empezó a contactar con otros ayuntamientos para extender tanto la aplicación de Helpbidea como su representación gráfica con el metro-baserri. Así llegaron a Zubieta, donde Domínguez recuerda que comenzaron por identificar los caseríos habitados. “Fuimos de uno en uno fotografiando la fachada y los agrupamos en cinco barrios”, cuenta. Una vez que desde el Gobierno asignaron los correspondientes códigos identificadores, el consistorio instaló la señalización vertical en los caminos y colocaron a la entrada del pueblo un cartel con el plano del metro-baserri. Han ido más allá: han publicado documentos en los que “aparece la foto de cada caserío con su nombre, su número helpbidea y un QR que te lleva a esa localización”. Además, se han reunido con el vecindario para explicarles la utilidad de esta medida y van a repartirles imanes “con el número de su diseminado para que lo pueda poner en la nevera o a la vista”.
Todas estas actuaciones están financiadas, aclara Mikel Belarra. En la actualidad es el secretario municipal del Ayuntamiento de Bera, pero antes estuvo en Ituren y Zubieta, por lo que conoce de cerca el proyecto. “El Gobierno de Navarra ha ido implementando convocatorias de subvenciones en base a las carencias que nosotros íbamos viendo”, explica. “Nos dimos cuenta, por ejemplo, de que el plano tipo metro quedaba muy bonito, pero que en la práctica, sin una señalización sobre el terreno, era muy difícil de utilizar”. Por eso hicieron en una segunda fase toda la señalética con el nombre del caserío, los cruces de los caminos.
Ahora, está centrado en la labor identificadora en el término municipal de Bera (3.800 habitantes). La labor es complicada porque hay un número muy importante de diseminados: “Llevamos años trabajando y tenemos unos cuantos diseminados identificados con el número de Helpbidea, pero a los que todavía no hemos sido capaces de ponerles nombre. O porque no vive nadie o porque están en estado de semiabandono”.