Una de las cosas más llamativas de la réplica a Teresa Ribera por parte de la diputada del PP, Ester Muñoz, fue las veces que la llamó “soberbia”. Buscaba Muñoz explotar el manido cliché de la élite liberal, esa que, desde la burbuja de la verdad científica, no entendería a los desfavorecidos cuyo sustento depende de los combustibles fósiles. Algo así pensé también al leer las reflexiones de dos gigantes intelectuales, John Gray y Hans Ulrich Gumbrecht, y perdonen que no los meta en el saco de la élite y que me guarde esa palabra para quien de verdad lo es. Al explicar los porqués de esa mayoría multirracial de la clase trabajadora que Trump habría sido capaz de construir, afirmaban que, para casi todos nosotros, es más fácil sentirse representado por quien se fotografía al lado de una freidora del McDonald’s. Hay otra escena reveladora: cuando Biden calificó como “basura” a los partidarios de Trump, este se apresuró a ponerse un chaleco naranja y conducir un camión de residuos hasta su mitin en Wisconsin. La foto del próximo presidente de Estados Unidos con Elon Musk y su nuevo (y desquiciado) secretario de Salud, Robert Kennedy, en un jet privado comiendo hamburguesas también sería, al parecer, una apelación a la gente corriente. Gray y Gumbrecht hablaban de la desconexión de los demócratas y de los excesos de las élites liberales woke, pero entre quien instigó un golpe de Estado y el maligno virus del wokismo, ¿qué escogerían ustedes?
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