En un mundo donde la tecnología avanza a una velocidad asombrosa, la cultura de innovación empresarial se ha convertido en un pilar esencial para la continua evolución y el éxito de las empresas de telecomunicaciones. En nuestros esfuerzos para mantener la innovación empresarial, nos enfocamos en descubrir nuevas eficiencias, incrementar el valor de lo que ya ofrecemos y crear soluciones únicas.
En la actualidad, no podríamos hacerlo sin la ayuda de la inteligencia artificial (IA), la hiperconectividad y tecnologías de vanguardia como la computación cuántica. Sin embargo, el desarrollo y la implementación de estos facilitadores deben ir más allá de la simple mejora tecnológica. Es imperativo que incorporen principios de sostenibilidad medioambiental, social y económica, y que promuevan la equidad y justicia en su desarrollo. Solo de esta manera se podrán satisfacer las expectativas de un mercado cada vez más exigente y diverso.
La IA ha revolucionado la forma en que las empresas de telecomunicaciones operan. Desde la optimización de redes hasta la personalización de servicios, la IA permite capturar nuevas eficiencias y mejorar la oferta actual. En estos últimos meses el término más oído ha sido la IA generativa, pero veremos próximamente cómo los conceptos de agentes autónomos cobran más relevancia. La hiperconectividad, por su parte, facilita la comunicación en tiempo real y el acceso a grandes volúmenes de datos, permitiendo a las empresas ser más ágiles y adaptativas. La infraestructura que subyace a esta conectividad avanzada requiere un constante esfuerzo de sofisticación tecnológica y una fuerte concienciación de los impactos que tiene en el medio ambiente.
Por otro lado, las tecnologías emergentes, como la computación cuántica, prometen llevar esta revolución un paso más allá, ofreciendo capacidades de procesamiento sin precedentes que podrían resolver problemas actualmente intratables y al mismo tiempo dejar obsoletas algunas soluciones que se consideraban perfectamente estables con la tecnología actual.
Sin embargo, la innovación empresarial no puede ser vista únicamente desde una perspectiva tecnológica. Las empresas deben también considerar su impacto medioambiental y social. La adopción de prácticas sostenibles debe ayudar a preservar o mejorar la calidad de vida de las futuras generaciones, pero a corto plazo, también pueden generar nuevas oportunidades de negocio. Y no solo es una cuestión del importante impacto en el medio ambiente, también es crucial que las nuevas soluciones tecnológicas sean accesibles y justas, garantizando un uso universal y equitativo a la tecnología y posibilitando la aparición de modelos económicos globales menos voraces que los actuales.
En este entorno complejo, diverso y dinámico, es fundamental que las empresas de telecomunicaciones seamos capaces de abrir nuevos canales compatibles con el ritmo acelerado de la tecnología. Canales que permitan compartir, cuanto antes, con los clientes de qué manera estamos trabajando para integrar las nuevas tendencias del mercado y, con ello, entender en qué forma satisfacer sus necesidades. Canales que permitan fomentar la cultura de la experimentación y perder el miedo a la innovación.
Las compañías tradicionales, con estructuras jerarquizadas y canales de venta bien definidos, debemos encontrar formas de trabajo más ágiles y flexibles. Esta capacidad de prueba y error es esencial para desarrollar una cultura de la experimentación, donde se puedan entender las necesidades y preferencias de los clientes en las fases más tempranas de la generación de servicios digitales. Solo así podremos responder de manera eficaz a un mercado en constante evolución y anticipar las demandas del futuro.
Telefónica tiene un amplio historial que evidencia su capacidad de adaptación y de innovación a lo largo de los años. Solo así se puede entender que una empresa que ha estado en centro de evolución de la sociedad de la información haya cumplido 100 años. Es por ello que, recientemente, ha refundado su división de Investigación y desarrollo (Telefónica I+D) para proponer la denominada Telefónica Innovación Digital (TID). Con el mismo relato que nos ha hecho centenarios, pero con una energía renovada, facilita a los clientes a través de tu.com el acceso temprano a soluciones de cifrado postcuántico, de gestión de criptoactivos o para la detección de deepfakes con la aplicación de la IA, entre otras.
En conclusión, la cultura de innovación empresarial en las telecomunicaciones debe ser vista como una necesidad imperiosa en la era digital. Las empresas deben ser proactivas en la adopción de nuevas tecnologías y modelos de negocio sostenibles, y estar dispuestas a abrir nuevos canales de comercialización que permitan a los clientes acceder a soluciones innovadoras de manera rápida y eficaz. Solo así podrán mantenerse competitivas y relevantes en un mundo donde el cambio es la única constante.
Antonio Guzmán Sacristán es director de Discovery en Telefónica Innovación Digital.