La debilidad económica de la zona euro se agrava y alimenta la expectativa de recortes de tipos. El sector servicios, que hasta el momento había servido para mantener a flote la actividad empresarial, entra en contracción y asesta un duro golpe al PMI. En noviembre la actividad empresarial de la eurozona bajó a los 48,1 puntos, mínimos de 10 meses. Aunque el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, considera que más importante que el tamaño de los recortes es la trayectoria descendente de los tipos de interés, el mercado ha vuelto a poner a poner en precio una reducción de 50 puntos en la cita de fin de año. El euro y el mercado de deuda reaccionan con fuerza. La divisa europea, que en las últimas semanas venía cotizando el temor al recrudecimiento de la guerra arancelaria por el triunfo de Donald Trump, profundiza las caídas y se sitúa ya por debajo de los 1,05 dólares, mínimos de noviembre de 2022.
Desde los máximos anuales, el euro cae un 6,7%, pérdidas que en el año se moderan al 4,2%. A pesar de este descenso todavía está lejos de los 0,98 dólares que llegó a tocar en septiembre de 2022, suelo de las dos últimas décadas. Kristoffer Kjaer Lomholt, jefe de investigación de divisas de Danske Bank, incide en que la divisa está bajo una inmensa presión mientras los analistas de JP Morgan Banca Privada escogen al euro como la opción preferida para tomar posiciones cortas. Es decir, creen que la tendencia bajista no ha concluido y que incluso podría ir a más si si se tiene en cuenta la posible imposición de aranceles a las exportaciones europeas por parte de Estados Unidos.
Ahora que la inflación empezaba a converger hacia el objetivo del 2% que establecen los bancos centrales, la debilidad del euro es vista como una amenaza. Las importaciones procedentes de los países de fuera del club del euro se encarecen. Esto adquiere una relevancia especial en el caso de las materias primas que están referenciadas en dólares. Como el euro vale menos se necesitan más unidades para, por ejemplo, llenar el depósito del coche. El encarecimiento de las materias primas y de los insumos acaban derivando en un aumento de los costes de producción que abocan a las empresas a incrementar el precio de los productos y servicios para mantener los márgenes.
Igual o más intensa aún es la reacción del mercado de deuda. Después de varias jornadas en las que los inversores venían rebajando su apetito por el riesgo ante el aumento de las tensiones geopolíticas, ahora la expectativa de una rebaja de los tipos más intensa y continuada acelera el recorte de los rendimientos. La caída de las rentabilidades se deja sentir en todos los plazos, pero son los vencimientos cortos, los más sensibles a los cambios en el precio del dinero, los que más bajan. La rentabilidad de la deuda alemana a dos años cae 11 puntos básicos, el mayor recorte desde finales de julio, y por momentos pierde la barrera del 2%, algo que no sucedía desde noviembre de 2022. Por su parte, la referencia a 10 años retrocede seis puntos básicos, hasta el 2,25% con el bono español al mismo plazo haciendo equilibrios en el 3%.
“Este informe pone realmente sobre la mesa un recorte de 50 puntos básicos”, señala Luis Artero, director de inversiones de JP Morgan Banca Privada en España. En menos de 24 horas las probabilidades de rebaja de tipos en 50 puntos básicos en la cita del BCE de diciembre suben al 50%, frente al 15% del jueves. Los analistas de Commerzbank consideran que las perspectiva económicas de la zona euro se han deteriorado más de lo esperado. Con un sector manufacturero que lleva meses en contracción ahora es el sector servicios el que está empezando a tener dificultades después de dos meses de crecimiento marginal. Los datos sirven para alimentar la preocupación sobre las perspectivas de la economía europea, que en las últimas meses se había visto acorralada por la ruptura de la coalición de gobierno en Alemania, los desequilibrios fiscales en Francia y el temor a un recrudecimiento de la guerra arancelaria de EE UU.
Mientras Guindos resta importancia a la intensidad de los próximos recortes, el gobernador del banco central de Grecia, Yannis Stoumaras, considera que las tasas deberían seguir bajando hasta llegar al 2%. Desde los niveles actuales implicaría un recorte de 125 puntos básicos, en línea con los 150 puntos básicos que descuentan los operadores. Más agresivos se muestran los analistas de JP Morgan que esperan que el BCE lleve a cabo un recorte de tipos en cada una de sus reuniones hasta dejarlos en torno al 1,75% en verano.