En el primer día de su última semana como profesional, Rafa Nadal, junto al resto del equipo español de la Copa Davis, atendió este lunes a los medios de comunicación en el Hotel Higueron Resort de Fuengirola. En un ambiente cargado de emotividad por los que serán sus últimos coletazos como tenista, con el 99% de las preguntas dirigidas a él pese a que su lado estaban el capitán, David Ferrer, y sus compañeros —Alcaraz, Bautista, Granollers y Pedro Martínez—, el balear todavía no despejó esta mañana la incógnita de si disputará el individual el martes en la eliminatoria frente a Países Bajos (17.00, Movistar+). “No sé cómo puedo responder o no puedo responder, si es que llego a jugar el partido”, dijo el ganador de 22 grandes, que también abordó su adiós a la raqueta, una despedida que marca la edición de este año en Málaga. “Yo no he terminado quemado del tenis como ha podido terminar otra gente, y yo sigo disfrutando. Si pudiera, seguiría jugando a tenis, pero no tengo la oportunidad de jugar al nivel y de entrenar al nivel que realmente me compense a nivel personal”, reconoció Nadal, lastrado sobremanera por las lesiones.
El 14 veces ganador de Roland Garros ha sufrido un calvario físico, especialmente en estos dos últimos años y medio, desde que conquistó la Copa de los Mosqueteros en París en junio de 2022, su último Grand Slam y su último gran título hasta ahora, aunque en la ciudad andaluza tiene la oportunidad de cerrar su trayectoria con un trofeo, la Ensaladera de la Davis, que ya ha conquistado en otras cinco ocasiones, la primera en 2004, cuando alzó su primer gran triunfo como profesional. “No tengo despedida ideal. Los finales de película normalmente son para películas americanas. Hace tiempo que me di cuenta de que no tendría una de estas. No es algo que me preocupe. Mi despedida va a ser la que vaya a ser, y en sentido sería fantástico ayudar al equipo, [ser] todos muy competitivos intentando ganar la Copa Davis. Y esta, aparte de que sería una despedida bonita para mí, sería una gran alegría para todos”, reconoció Nadal.
Preguntado por si las emociones que le generará la retirada pueden ser un factor que le influya, ha respondido que no puede predecirlo: “Si estoy en la pista espero que no, porque no estoy aquí para retirarme, estoy para ayudar al equipo. Es mi última semana, pero es una competición de equipos, y lo más importante es ayudar al equipo, estar centrados y hacerlo bien. Los rivales y las condiciones son difíciles. Las emociones son para el final, mientras tanto hay que estar centrado en lo que hay que hacer”.
El jugador de Manacor dijo el viernes en una entrevista con la Real Federación Española de Tenis que si no se sentía preparado para disputar el individual —Alcaraz jugará uno de los dos individuales, y además hay un dobles en caso de que sea necesario desempatar la eliminatoria—, sería el primero en hablar con Ferrer para decirle que no está en condiciones de jugar. “Llevo unos meses que he jugado muy poco en el circuito, con lo cual intentaré esforzarme cada día al máximo para llegar lo mejor preparado posible en caso de que esté en la pista. Si soy quien entra, seguro que voy a jugar con la máxima ilusión, con la máxima determinación e intentaré dar mi máximo para que las cosas vayan bien. Lo demás es trabajo de David, que nos conoce muy bien a todos”, insistió.
Nadal se entrenó por primera vez el viernes en la pista central del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de cara al torneo tras llegar a Málaga el jueves. Desde entonces lo ha hecho todos los días —también esta tarde saltará al cemento— en medio de una ciudad volcada en arroparlo en su último baile como profesional.