Alexia Putellas siempre fue Alexia Putellas. Cansada del eterno retorno, de que siempre se recuerde al fantasma de su lesión de ligamentos cruzados. Es una jugadora más del FC Barcelona, un equipo en el que “nadie tiene el puesto garantizado”, tal y como aseguró su nuevo entrenador, Pere Romeu, en una entrevista a EL PAÍS. Ella se ha ganado su hueco y titularidad a pulso. Y sobre el campo, sigue intacta su aura, su técnica y su innato pero trabajado liderazgo. Hace poco más de año se convertía en la máxima goleadora mujer del Barça con 182 tantos tras superar a Jenni Hermoso contra el Atlético de Madrid. El sábado, en el partido contra el Real Madrid volvió a hacer lo excepcional, que en ella se ha convertido en habitual: romper récords, y escribir la historia. Con 199 goles supera a Luis Suárez —198 tantos— y se convierte en la tercera máxima goleadora del Barcelona, no tan lejos de César Rodríguez —232— si tenemos en cuenta su contrato hasta 2026 con posible ampliación de un año, pero ante un abismo de la leyenda culé Leo Messi —672—. Ante el Madrid entró el podio, poco después de proclamarse como la mejor jugadora de octubre de la Liga F, y salió ovacionada del Alfredo di Stéfano. “Només hi ha una reina: Alexia Putellas (Solo hay una reina: Alexia Putellas)”, le cantaron en el vestuario tras el partido y antes de que Marta Torrejón le entregase una camiseta conmemorativa. Desde la Ciudad Deportiva hacía semanas y semanas que se hablaba de las ganas de marcar de la capitana. Cada partido era una fecha señalada en rojo. Aunque Alexia, en un encuentro con los medios días antes del clásico, aseguró que no lo pensaba demasiado. Pero con un brillo en los ojos y media sonrisa, lo tenía claro: “Sé que no será el último. Iré a por más”.
“Cuando sale, empuja a todo el equipo”, aseguran desde la Ciudad Deportiva. “Está en un gran momento”, comparten otras fuentes. Ya no solo a nivel deportivo, explican —”si ahora está así, esperaos a febrero”, aseguran los que trabajan con ella—, sino también mental y emocional, con una madurez que le otorga un extra de paz y tranquilidad. “Ya sabemos lo que es Alexia. Es una jugadora con una capacidad goleadora muy alta, que jugando entre líneas tiene facilidad para este último pase y para la llegada al área”, confesó Romeu después de que Alexia igualase a Suárez contra el Eibar. “Es algo muy grande. Es una gran jugadora y estamos muy orgullosas”, aseguró Ingrid Engen. Y Ona Batlle la siguió: “Alexia tiene mucho gol, mucha llegada, una calidad estupenda. Creo que al final no es solo eso, sino también el trabajo que hay detrás. Es increíble y es muy bonito poder vivirlo con ella”. Entre bambalinas, aquel día tras el partido contra el Eibar, Hristo Stoichkov felicitaba a la capitana en el pasillo que dirige a los vestuarios de las azulgrana. Hacía pocos días que había regresado al ránking de mejores jugadoras del mundo en la gala del Balón de Oro, quedando en décima posición. El equipo también fue reconocido con un galardón, y la capitana no pudo evitar acordarse su exentrenador, Jonatan Giráldez, y le escribió. “Además de ser una jugadora que ha marcado la historia, estos detalles hablan muy bien de cómo es como persona”, explica el técnico gallego desde Estados Unidos a través del teléfono. Y añade: “Asiste y marca muchos goles. Tendrá muchas opciones de alcanzar al segundo. Conozco su mentalidad, no se dará por vencida, y para ella será una anécdota el hecho superar esta cifra. Irá a por más”.
Su primer gol en el Barcelona llegó con 18 años, un 30 de septiembre de 2012 en un partido ante el Sant Gabriel. Doce temporadas después sigue sorprendiendo su capacidad para ofrecer balones entre líneas, para asistir a sus compañeras y, sobre todo, para marcar a pesar de su condición como centrocampista, aunque también ha adoptado en alguna ocasión el rol de falsa nueve el año pasado con Jonatan Giráldez e inició su carrera como extremo. El año pasado fue complicado, con opiniones de todo tipo por su tardía renovación, runrún sobre las cantidades económicas que pedía y las molestias en su rodilla operada por la que volvió a pasar por quirófano. En el vestuario, conversaciones “honestas” y siempre buena “actitud” sobre su entonces rol secundario en el equipo. “Valoro muchísimo cómo lo ha gestionado. Ha sido muy profesional”, explica Giráldez. Alexia estuvo siempre fuera del ruido, en silencio, cumpliendo sobre el césped, encontrando su nivel, y decidió quedarse en el club de su vida a pesar de ofertas de otros países que superaban con creces su sueldo en el Barcelona. Y terminó la temporada pasada con un gol que sentenció la victoria contra el Olympique de Lyon en la final de la Champions en Bilbao, y que confirmó el tercer título continental. Tan solo jugó el añadido. Pero su imagen quitándose la camiseta tras marcar quedó plasmada en el imaginario culé.
Este año, con Pere Romeu al frente del banquillo, su posición ha terminado de asentarse, siendo fundamental su liderazgo en partidos como contra el Espanyol. El derbi catalán empezó con el marcador en desventaja para el Barcelona. La pichichi Ewa Pajor lo igualó, pero Alexia salió en la segunda parte, se echó el equipo a las espaldas y marcó dos tantos que terminaron en una sangrante goleada. Ante el Real Madrid volvió a demostrar su definición en un gol que sobrevoló la cabeza de Misa Rodríguez. Esta temporada ya son nueve goles y cinco asistencias en 13 partidos, todos los posibles con el club. Partió de inicio en nueve de ellos, y en total acumula más de 890 minutos. Es, además, la segunda máxima goleadora de la Liga F con ocho goles, uno menos que Pajor.
La primera mujer española en lograr un Balón de Oro; la primera en levantar dos consecutivos. La primera mujer en entrar en el top cinco de máximos goleadores del Barcelona, y ahora en el podio, en tercera posición. La primera del ránking con más internacionalidades con España, 127 partidos, y la futbolista española más laureada con 34 títulos. “A Alexia nadie le ha regalado nada. Lo ha trabajado y luchado todo hasta el último intento, y lo sigue haciendo”, aseguran voces cercanas a la capitana. A lo largo de su trayectoria, ha marcado goles que no olvidará la afición. El primero de una futbolista en el Johan Cruyff, pero también en el Camp Nou; aquel gol en la final de la Copa de la Reina contra el Zaragoza en 2013; o el penalti en la final de la Champions de Göteborg, el primer título continental culé. Ahora el que sentenció la goleada contra el Real Madrid. Todos directos a la historia azulgrana, como ella, que sigue reinando.