La situación no está para celebraciones. El Gobierno no ha hecho ni siquiera un amago de balance este sábado, cuando se cumplía un año de la tercera investidura de Pedro Sánchez ―la primera fue en 2018 tras la moción de censura y la segunda en enero de 2020 tras la repetición electoral―, y, por tanto, el primer aniversario de su tercera legislatura en el poder. No hay fiesta, pero sí análisis interno de un año vivido al límite, en el que se han sacado adelante votaciones muy difíciles y siempre con datos económicos mucho mejores de lo esperado, pero también con sonoras derrotas parlamentarias y la gran pregunta que nunca se logra despejar del todo: ¿esto aguanta?
La Moncloa vive en alerta permanente, con la crisis de la dana aún abierta en canal, y con la situación política al límite, con una votación decisiva este lunes sobre el paquete fiscal en la que, además de estar en riesgo hasta 8.000 millones de euros de recaudación y 7.200 en fondos europeos condicionados a que se apruebe la reforma que estudiará la Comisión de Hacienda, está en el aire la credibilidad política de la mayoría. ¿Si no logra ponerse de acuerdo en un paquete fiscal, esto es una serie de cambios en impuestos, cómo podrá hacerlo en los Presupuestos?
Los tres grandes negociadores de Sánchez, María Jesús Montero, Félix Bolaños y Santos Cerdán, están todo el fin de semana concentrados en intercambiar conversaciones con Junts y PNV y sobre todo con ERC, Bildu y Podemos, los que amenazan con tumbar el texto si no se prorroga el impuesto extraordinario a las grandes energéticas, que el PSOE pactó con el partido de Puigdemont y con los peneuvistas dejar caer a cambio de mantener el de la banca. Está en juego también el pacto del PSOE y Sumar para nuevos impuestos. De nuevo, hasta el último minuto no se sabrá si la mayoría encuentra un acuerdo o no, pero en La Moncloa insisten en que en ningún caso está en riesgo la legislatura. “Dijeron que no íbamos a durar un mes y llevamos un año con los mejores datos entre las grandes economías, con empleo récord”, señala un miembro del Ejecutivo. Pese a la imagen de bloqueo que se instala porque el Ejecutivo pierde algunas votaciones o se ve obligado a retrasarlas para evitar perderlas, como ha sucedido con el paquete fiscal, el Gobierno ha sacado adelante 11 leyes y además ha convalidado siete decretos con decisiones económicas clave. Ahora esperan ese trámite otros dos decretos con 14.000 millones para paliar los efectos de la dana.
Frente a otros gobiernos anteriores en situación política delicada, Sánchez tiene algunas grandes ventajas: cuenta con datos económicos positivos, capacidad de sacar adelante las decisiones económicas relevantes y un montón de dinero para gestionar en fondos europeos. El presidente del Gobierno no parece tener problemas para resistir, porque enfrente no hay una mayoría alternativa. Pero si además de resistir, quiere transformar y dar contenido político a la legislatura, necesita esos Presupuestos. Y en estas horas, en estos días, se está tomando esa decisión en todos los cuarteles políticos de la mayoría. Sánchez y los suyos están dispuestos a ceder mucho, como siempre, para poder consolidar la legislatura, pero todo tiene sus límites y es muy complejo poner de acuerdo a un arco que va desde Podemos a Junts.
Los ministros consultados confían en encontrar la salida y en cualquier caso reivindican que las cosas están mucho mejor de lo que podría parecer dadas las dificultades de esta semana con el paquete fiscal. “Ya no se habla de Cataluña y la amnistía. Tenemos que trabajar más con los socios, pero lo más importante que ha pasado este año y en esta década es que hemos desactivado el proceso soberanista en Cataluña. Eso es una política de Estado, creo que la gente es consciente de que lo hemos resuelto. Ni el más ultraderechista te puede decir que la unidad de España está en riesgo. Sacaremos pecho de ello, como hicimos al acabar con ETA”, resume uno de ellos. “Hay mucho interés en generar la sensación de inestabilidad, pero no se corresponde con la realidad. Lo de los socios es más ruido que nueces, que son más escaramuzas que realidad”, señala otro.
También ha sido un año judicialmente muy difícil para el Gobierno. El Ejecutivo ha tenido su primer gran escándalo de corrupción, el caso Koldo, con una implicación directa y grave del que fuera mano derecha de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos. En el entorno del presidente creen que el desgaste se está frenado porque el líder del PSOE ordenó la expulsión de Ábalos cuando aún no había ni indicios contra él, pero nadie niega el golpe durísimo para un Gobierno que llegó al poder contra la corrupción. También hace daño, sobre todo personal al presidente y su entorno, el caso de Begoña Gómez. En La Moncloa insisten en que no se sostiene, no hay ningún delito, pero supone un desgaste constante y esta misma semana la esposa del presidente ha tenido que comparecer en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid.
Pero lo que más inquieta políticamente al PSOE, además de la incógnita de Junts, es la guerra a su izquierda, que el doloroso caso Errejón ha complicado aún más. En el Gobierno ven impensable que los Presupuestos cayeran por Podemos, por ejemplo, pero con el paquete fiscal ya están comprobando que el grupo de Ione Belarra está dispuesto a jugar fuerte, y con ello también arrastrar las posiciones de Bildu y ERC. Tras su salida del Ejecutivo y su paso al Grupo Mixto, Podemos no se considera ya un socio de Gobierno y quiere seguir una estrategia similar a Junts: negociaciones ley a ley con incógnita hasta el último minuto. Este lunes será un buen termómetro para ver si la mayoría puede encontrar una salida a una legislatura al límite justo cuando cumple su primer año. Informa Paula Chouza.