Un nuevo ataque masivo ha sacudido a China. Un antiguo estudiante ha matado a puñaladas a ocho personas y herido a otras 17 en un ataque con arma blanca perpetrado en una escuela de formación profesional en la ciudad de Wuxi, en la provincia de Jiangsu, ubicada en la costa este de China. El sospechoso, un joven de 21 años apellidado Xu, fue detenido en la escena del crimen y confesó la autoría, según un comunicado de la policía local.
Se trata del segundo asesinato masivo del país en una semana, después de que el pasado lunes un hombre embistiese con su automóvil a una multitud que se encontraba haciendo ejercicio, matando a 35 personas e hiriendo a otras 43 en Zhuhai, en el sur de China.
La agresión con arma blanca se produjo el sábado por la tarde en la Escuela de formación Profesional de Artes y Tecnología de Wuxi, con más de 10.000 estudiantes y 590 empleados. El ahora detenido, que había sido alumno de la escuela, había suspendido sus exámenes y estaba descontento por la baja remuneración que recibía como becario en una fábrica, según el comunicado policial. Una supuesta nota de suicidio que ha circulado en redes sociales, recogida por el diario hongkonés South China Morning Post, asegura que el presunto asesino estaba furioso por la explotación de los trabajadores en las fábricas.
En el caso del atropello masivo del lunes, el autor, que también fue detenido, entró en coma tras autolesionarse con un cuchillo, por lo que la policía no pudo interrogarlo. Tenía 62 años y de acuerdo con la investigación preliminar, la motivación del hombre fue su descontento por la distribución de bienes tras su divorcio. Tras el suceso, el presidente chino, Xi Jinping, instó “a todas las regiones y departamentos pertinentes a tomar precauciones y reforzar el control de riesgos”. El primer ministro chino, Li Qian, pidió a los gobiernos locales que investiguen “los riesgos ocultos y los conflictos sociales”.
El suceso se suma a una lista de ataques en los últimos meses que han despertado el debate sobre si la presión económica actual puede tener algo que ver, si está relacionado con las enfermedades mentales y su tratamiento, o incluso con la xenofobia, ya que varios ataques se han dirigido contra extranjeros. En septiembre, un hombre de 37 años mató a puñaladas a tres personas en un centro comercial de Shanghái e hirió a 15 más. El autor de la matanza, Lin Moumou, viajó a Shanghái “para desahogar su ira […] debido a disputas económicas personales”, de acuerdo con el comunicado policial publicado entonces.
Unos días antes había muerto en Shenzhen un niño japonés tras ser apuñalado por un varón de 44 años cuando iba al colegio. En junio, otro niño nipón y su madre fueron heridos con un cuchillo por un ciudadano chino de 52 años cuando esperaban al autobús escolar en Suzhou. En ese caso, falleció la auxiliar china del autobús, que trató de parar al atacante.
También en junio, un hombre hirió con un puñal a cuatro profesores estadounidenses y a un transeúnte chino que trató de defenderlos en un parque de la ciudad de Jilin, y en Shanghái hubo tres heridos en el metro. En mayo, hubo tres muertos en un parque en Chenzhou, dos en una escuela en Guizi y otros dos en un hospital en Yunnan.
Los ciudadanos chinos suelen denominar como “venganza contra la sociedad” este tipo de ataques en los que individuos se cobran la vida de la población civil por problemas propios.