El pasado viernes 25 de octubre, a la una de la tarde, la jefa de meteorología de À Punt, Victòria Rosselló, envió el siguiente whatsapp a los máximos responsables de la radiotelevisión pública valenciana: “a lo largo del fin de semana iremos viendo si se confirma, pero en este momento la previsión para el martes es de una dana de gran impacto, con registros generalizados de entre 100 y 200 litros, y en algún punto superarán los 500, como la de la Vega Baja de 2019″. El pronóstico se cumplió con exactitud.
La dana a la que se refería Roselló al final de su mensaje ―la de la Vega Baja, la comarca situada más al sur de la provincia de Alicante― fue la primera advertida y retransmitida por À Punt Mèdia, la radiotelevisión pública que sucedió en 2018 al único caso de cierre de este servicio en España, de la Radiotelevisió Valenciana Canal 9, en 2013. Aquella catástrofe, de cuyos estragos se sigue recuperando la ciudad de Orihuela y su entorno, se ha convertido en la comparativa práctica sobre cómo la anticipación es vital ante estos fenómenos. “Las previsiones pueden cumplirse o no, pero es insoportable que con la tecnología y los medios que poseemos en 2024 no hayamos conseguido, entre todos, evitar que haya víctimas. La frustración en el equipo de l’Oratge es muy grande”, comenta afectada esta doctora en Física a EL PAÍS.
Este diario ha hablado con 10 empleados y responsables de À Punt, desde informativos y meteorología a programas y deportes. Su oficio ha salvado vidas, tal y como les han hecho saber a través de las redes y en programas en directo, pero sobre todo ha reconectado al pueblo valenciano con un servicio en un limbo que les mantenía entre el oscuro pasado de Canal Nou, la no intervención e indiferencia de los Gobiernos actuales y su principal realidad: ser la radiotelevisión de gestión pública con menor inversión por habitante del Estado.
26 y 27 de octubre. Javier Miró, uno de los miembros del equipo de l’Oratge (el programa del tiempo), comenzó a trasladar en los bloques informativos ―incluso en piezas para redes sociales― el mensaje de alerta de Rosselló: “el martes, mucha atención al centro del territorio [valenciano]”. “No es por alarmar, pero si insistir en que estamos en una situación potencialmente peligrosa”, “episodios que podrían superar los 200, incluso los 400 litros”. “Todos estos elementos aparecerán el martes por la tarde”. “Son estimaciones, son modelos meteorológicos, pero nos indica la potencialidad de este episodio”.
28 de octubre. El director de informativos, Iván Esteve, interpreta el mensaje de Rosselló junto a varios responsables de la casa, entre los que se encuentra el jefe de servicio de programas, Borja Flors. Ambas áreas reorganizan los equipos para el martes: “lo planteamos como en otras danas, con un dispositivo especial. A falta de un día parecía difícil que se equivocaran en la previsión, pero es que fue tal cual el whatsapp del viernes”, dice Esteve. “Avisamos a las direcciones de los magacines y nos coordinamos para que el envío de sus reporteros complementara el territorio que desde informativos iban a cubrir. Desde primera hora de la mañana del martes, teníamos a gente preparada para entrar en directo”, cuenta Flors.
El periodista especializado en medioambiente Félix Tena ha cubierto cuatro Cumbres del Cambio Climático desde los años 90. Como periodista de À Punt, el lunes previo a la tragedia fue a entrevistar al responsable de la Associació Valenciana de Meteorologia, AVAEMET: “Nos dijo que la dana provocaría inundaciones. Textualmente, dijo que veríamos ríos y ramblas desbordados con situaciones verdaderamente complejas”. Esa noche, Lluís Obiols, otro de los compañeros del equipo de l’Oratge, arranca así su bloque en el informativo nocturno: “Buenas noches. Las próximas horas serán complicadas, especialmente mañana. De hecho, la Universitat de València ha suspendido sus clases, también han suspendido la actividad escolar algunos municipios”. “Las precipitaciones más abundantes parece que caerán en zonas de interior”.
29 de octubre, mañana y tarde. A las 8.00, Tena sale del Centre de Producció de Programes de Burjassot junto al cámara José Luis Domingo. Con él, primero, y con Tano Jiménez, más tarde, estará informando durante 23 horas de manera ininterrumpida. “A las 10.15, en Alfarp, hacemos una conexión en la que hablamos con un chico que han sacado de un coche que se ha inundado. A las 11.30 llegamos a Catadau y el agua nos llegaba por la rodilla. El alcalde nos dice que la situación es muy complicada y recuerdo ver 20 coches montados entre sí. A las 13.30 damos paso de nuevo al alcalde de Catadau y al de Llombai que hablan de desastre. Empezamos a perder la cobertura, pese a que la mochila [de conexión] tiene tarjetas de cuatro operadoras. Nos vamos moviendo con dificultad de un pueblo a otro hasta vemos que el río Magro baja desbordado y lleno de troncos. Parecía el Amazonas”.
Esteve recuerda cómo los equipos van quedándose sin cobertura “y tirados en la carretera”. También, el momento en que las imágenes evidencian una catástrofe mayor. “Contrastamos con la Policía Local de Utiel que el Magro se ha desbordado. Un equipo, dando una vuelta enorme, consigue llegar al pueblo y en el informativo de mediodía vemos las imágenes y hablamos con el alcalde, Ricardo Gabaldón. Habla de situación dantesca y lo parece”. Rosselló admite que “las imágenes de Utiel confirmaban la peor de las previsiones, pero es que sabíamos e informamos que además iba a seguir lloviendo con intensidad en las cabeceras de los ríos. Las siguientes imágenes impactantes fueron las del barranco desbordándose en el pueblo de Chiva”.
Algunos de los 700 puntos de control de lluvia de AVAEMET dejaron de funcionar entre las 16.00 y las 17.00, trasladando registros por encima de los 400 litros y subiendo. “Interpretamos que hay un desbordamiento en el barranco del Poyo y tratamos de llegar ahí, pero tenemos un alud de videos desde Torrent, Picanya o Paiporta con pueblos inundándose, puentes cayéndose… Empezamos a modular los programas de la noche”.
29 de octubre, noche. El magacín de la tarde, En Directe, presentado por Àlex Blanquer y Joan Espinosa, es el primer pulso a una tragedia creciente. Las conexiones y los vídeos de redes a menudo dejan al plató en silencio. “Fui a ver a Ivan [Esteve] y le dije que poníamos toda la redacción de deportes a disposición”, comenta el jefe de esta sección, Ricard Cobo. Él, Esteve y el propio director general de À Punt Mèdia, Alfred Costa, dan instrucciones al presentador del programa nocturno de deportes, Gustavo Clemente, y lo suman al informativo radiofónico de la noche junto a Alba Requejo y Jordi Sanchis para un servicio público inédito: “Nos convertimos en una especie de 112 paralelo”, recuerda Cobo.
El especial informativo de la radio es un documento histórico de la catástrofe, atendiendo más de 100 llamadas, con los teléfonos saturados. “La amiga de la madre de una joven enfermera y su padre que luego supimos que había fallecido. La llamada de unos ancianos desde el techo de un centro de día en Picanya o desde una residencia en Sedaví con 120 mayores. Algunas personas nos dieron su última voz, lo cual da sentido a lo poco que podíamos aportar, pero todavía hoy es difícil de asimilar”, comparte Clemente.
30 de octubre. Hay varios equipos de informativos y programas varados en mitad de las carreteras, algunos sin cobertura. Todos pasan la noche en el coche o en la casa de algún vecino y conectan con el informativo matinal. “El amanecer fue muy duro. Estábamos hablando desde un escenario distópico”, recuerda Tena. Ximo Rovira, uno de los presentadores estrella de la extinta Canal 9 y hoy copresentador del magacín matinal Bon Dia, Comunitat Valenciana junto a Gemma Juan, recuerda ese programa: “era tal la realidad que íbamos sin guion. El día anterior casi fue un especial de la dana, pero el 30 lo único que hicimos fue incorporar expertos para comprender la cantidad de imágenes que habían llegado durante la noche”.
Rovira, que fue vetado por el Consell Rector de À Punt Mèdia hace unos años por, supuestamente, evocar a la ciudadanía una época oscura del servicio público, admite la emoción de estos días. “Es extraña la naturalidad con la que nos hemos puesto a llorar en directo. Y a la vez lo estamos dando todo. Me siento enormemente orgulloso. Esto ha pasado y no teníamos un plan para hacerlo bien, pero no te imaginas cómo han respondido todos los equipos. Da sentido a lo que hacemos y creo que nunca me habían parado tantas veces por la calle para, simplemente, darme las gracias”.
3 de noviembre. Victoria Maso trabajó durante 16 años en Canal 9 y ha sido presentadora de informativos en À Punt desde su apertura hasta hace unos meses, cuando decidió volver a la calle. Junto al cámara Julián Garrido, vivió una de las escenas que trascenderá de este momento histórico para los valencianos, la visita de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al president de la Generalitat, Carlos Mazón, al pueblo de Paiporta. “Es la experiencia más tensa y más caótica que he vivido en mi vida. Antes de que llegaran, después de una espera de hora y media que solo complicó las cosas, recuerdo preguntarle al jefe de comunicación de Zarzuela si lo suspenderían. Me dijo que no y me preguntó: “¿Lo ves mal?”. Los que estábamos allí éramos conscientes del ambiente, entre insultos, gritos y gente más que cabreada. Cuando pusieron un pie en el suelo, me arrancaron los auriculares, perdí a Julián entre empujones y seguí narrando saber si estábamos grabando”.
4 de noviembre. Zoom es el programa periodístico emblema de À Punt. De producción externa, habitualmente trabaja en episodios monográficos durante tres o cuatro semanas. Sin descanso, su equipo produjo Zoom: 24 hores d’una catàstrofe, la primera cronología audiovisual de lo ocurrido. “Lo hicimos en cinco días, pese a que había personas del equipo que no podían llegar a su casa, ni comunicarse con sus familiares”, dice Raquel Alapont, su directora. “Teníamos que hacerlo y creo que hemos demostrado que tenemos una televisión pública muy digna”, añade. Emitido posteriormente tanto en TV3 como en IB3, los principales canales públicos en Cataluña y Baleares, el reportaje hizo audiencias muy por encima de la media en las tres cadenas que comparten lengua.
9 de noviembre. El día de la manifestación convocada por distintas asociaciones contra la gestión del Consell y por la dimisión del president de la Generalitat, Carlos Mazón, se hizo más evidente la línea editorial de esta radiotelevisión pública. “Desde el primer día, lo único que estaba claro era atender la emergencia, estar al lado de las víctimas y afectados, cubrir el mayor territorio posible y explicar incansablemente qué estaba pasando. Y dentro de todo esto, por supuesto y a partir del mensaje del president de la Generalitat la noche del 29 que recordó que À Punt era el medio en el que podían seguir toda información oficial, retransmitir íntegra cada comparecencia, incluidas preguntas”, dice Esteve.
Fueron precisamente las comparecencias públicas de representantes el sábado 9 de noviembre las que mantenían la actividad de los equipos informativos al máximo nivel en la tarde que esperaba concluir con la manifestación. “Cuando vimos la entidad de la protesta, evidentemente no podíamos hacer otra cosa que cubrirla hasta que finalizara. Tenemos la consigna de que, por respeto a los afectados, no se cortaba a nadie que tuviera una queja. Pero eso ha sido así desde el primer día”, comenta Esteve que asegura a este diario que nunca ha recibido “ninguna injerencia por parte del Consell, aunque la redacción tampoco la hubiera asumido”.
À Punt radio y televisión han encadenado jornadas de hasta 17 horas de directo prácticamente ininterrumpido. Actualmente, se han realizado adendas a los contratos externos y refuerzos para que esa implicación dure al menos hasta un mes después del trágico 29 de octubre. Todo ello en un contexto en el que la empresa pública ha perdido vehículos y una parte considerable de sus trabajadores tienen pérdidas materiales notables. No obstante, además de haber convertido su trabajo en una prueba documental de las contradicciones entre información y decisiones de aviso de alerta, algo ha cambiado en la respuesta de las audiencias a este servicio público. “En un contexto en que el concepto de verdad y mentira requieren de un lugar seguro, À Punt ha cumplido, cumplía y cumplirá”, dice Clemente. “Esto no ha sido una sorpresa. Desde 2018, la redacción y los programas han trabajado de una manera que ahora, desgraciadamente, ha adquirido una percepción distinta en una parte del pueblo valenciano. En las llamadas, pero también en la calle o por redes, nos lo están dejando saber y es emocionante”, añade Esteve.
“Venimos de un pasado de manipulación en Canal 9, de unos años en los que ir con el micro por la calle no siempre ha sido fácil. Y ahora la respuesta más emocionante es que las víctimas y los afectados no nos han cerrado ni una puerta. En el peor momento de sus vidas, nos dan las gracias y nos piden que, cuando quizá otros medios se vayan, no les olvidemos. Es un momento muy importante de nuestra historia y creo que sabemos que nos jugamos de esa relación con aquellos a los que nos debemos”, concluye Maso.