El baño del diablo es el perturbador retrato de una mujer sumida en una depresión en un tiempo de supercherías religiosas. La pérdida de la identidad y del sentido de la vida de esta joven recién casada tiene como escenario un entorno rural en la Austria del siglo XVIII. En ese ambiente opresivo, Agnes, la protagonista, se ve poco a poco despojada de su ser en el seno de un núcleo familiar extraño y hostil, en el que las mujeres que no encajan se perciben como seres inútiles, enfermos o envilecidos.
A través de esta joven, entregada a un falso matrimonio por su familia e interpretada con enorme crudeza por la actriz y compositora Anja Plaschg —que también firma la banda sonora con su grupo de música experimental Soap&Skin—, los austriacos Veronika Franz y Severin Fiala tiran del hilo de unos extraños y terribles sucesos registrados en su país entre los siglos XVII y XVIII. En aquel tiempo, se documentaron 400 casos de crímenes con el mismo patrón: mujeres con tendencias suicidas que se convertían en asesinas como subterfugio para acabar con su vida. Las víctimas eran casi siempre menores. Luego, las mujeres se entregaban para confesar sus crímenes, ser ejecutadas y, al fin, morir sin ir al infierno. Un oscuro relato que no desentona con la filmografía de sus autores: si The Lodge (2019) arrancaba con una mujer pegándose un tiro, en Buenas noches, mamá (2014) dos hermanos gemelos convertían a su sospechosa madre en el blanco de un ritual macabro.
El particular tándem formado por Veronika Franz, coguionista habitual de Ulrich Seidl (productor de El baño del diablo) y su sobrino Severin Fiala, se adentra esta vez en el subgénero del terror folclórico a través de unos paisajes y unas costumbres que envuelven de belleza natural un ambiente rural entre religioso y pagano. Las imágenes de El baño del diablo participan de un realismo antropológico en el que aflora una sombra terrible y aterradora sin caer en gestos sobrenaturales. Basta un bosque y sus signos para entrar en un espacio de sinrazón y oscurantismo. Cuando el personaje de Agnes coloca su frente contra la de una cabra conforma un mismo perfil mujer-bestia que predice su destino y el del pobre animal.
El baño del diablo apela al terror psicológico desde imágenes tan inquietantes como hermosas, que nunca buscan el susto, sino un profundo malestar ante la deriva de una mujer cuyo destino se resume en ese remedio contra su fragilidad mental de un pelo de caballo cosido en su nuca. Ganadora del galardón a mejor película en el último festival de Sitges (el filme también representa a Austria en los premios Oscar), resulta interesante que esta película coincida en la cartelera con la magnífica Salve María, de Mar Coll. En las antípodas, aunque conectadas por el mismo estigma, ambas proponen una sesión doble redonda alrededor de la depresión, el infanticidio y el mal cuando se ceba en las mujeres.
El baño del diablo
Dirección: Severin Fiala, Veronika Franz.
Intérpretes: Anja Plaschg, David Scheid, Maria Hofstätter, Tim Valerian Alberti.
Género: terror. Austria, 2023.
Duración: 120 minutos.
Estreno: 15 de noviembre.
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