A las manos de Juanjo Castro en junio de 2023 llegó un libro que le cambió el rumbo durante los siguientes meses. La historia la conocía, pero no de la manera en la que Morirán de forma indigna (Libros del K.O., 2022), de Alberto Reyero, exconsejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid en 2020, contaba desde dentro las razones por las que 7.291 personas mayores murieron en las residencias madrileñas en marzo y abril de ese año, a causa del Covid-19 y sin traslado al hospital. Era un tema tan complejo que su primer deseo fue conocer al autor para que le explicara este horror que se vivió durante los peores días de la pandemia. El segundo, que la gente entendiera también lo que había pasado. Realizador, productor y cineasta nacido en Madrid, que se niega a revelar su edad por culpa del “edadismo” que asegura hay en su sector, ya contaba con cinco documentales con historias de esta capital, pero ninguno como 7.291, un largometraje en el que explica cómo llegaron a ocurrir los llamados “protocolos de la vergüenza” en la Comunidad.
El reto fue ver las más de 50 horas de videos de la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid y de la Comisión Ciudadana por la Verdad en las Residencias de Madrid, fuentes principales con las que se cuenta la historia. Con dicho material y entrevistas a periodistas que cubrieron el suceso y al propio Reyero ―quien dimitió en 2020 tras la gestión del gobierno regional durante la crisis del coronavirus―, Castro ha trabajado durante casi un año para finalmente presentar este documental el pasado miércoles, en cines Verdi, a sala completa. Aunque creó “7291″ en silencio y con sus propios recursos, ahora que ya ha visto la luz, el cineasta reconoce que son los familiares y las asociaciones de afectados quienes han promovido el proyecto.
Pregunta: ¿Por qué hizo este documental?
Respuesta: En mis huecos libres hago estos proyectos personales por mi cuenta, los produzco yo, este hasta lo distribuyo yo, me pongo de acuerdo con los cines… lo hago todo, menos la música. La idea surgió a raíz del libro de Reyero. Me puse en contacto con él y lo entrevisté, porque, me dije, no puede ser verdad.
Aquí no hubo un guion, así que lo fui haciendo sobre la marcha. Como es un tema complejísimo y con muchas aristas, supe que había que explicarlo bien. Es un tema aparte de doloroso, muy conflictivo. La gente da la razón o la quita, pero más por un tema político. No tuve que darle más vueltas: falleció mucha gente y yo quería saber por qué.
P: ¿Cree que la parte más difícil del proyecto ha sido mantener el respeto para no rozar ese amarillismo que comenta?
R: No, lo que más me ha costado es la cantidad de información. Explicarle esto a un tercero con esos datos me pareció lo más complicado de todo. Ahora, eso es de lo que sí me siento orgulloso del documental. Es muy fácil decir “es que Ayuso”, “es que los protocolos que firmaron”. Si fuera algo tan sencillo, pues ya estaría condenada. Hay muchos grises, como como todo en esta vida, por eso creo que lo más complicado ha sido explicarse esto a una persona que no tiene conocimiento del tema.
P: Para el documental contactaste con la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y con su gabinete, pero no obtuviste respuesta. ¿Cree que esa entrevista hubiera sido fundamental?
R: Si fuera Almodóvar el que te llama, pues a lo mejor se haría de otra forma, pero yo soy un realizador desconocido. Si hay un tipo que hace un documental por su cuenta, [dirán] “bueno, pues dejémosle”. No creo que sea importante. Una entrevista a Ayuso sería más importante como un documental aparte, porque muchas declaraciones que hay en la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid te van diciendo por dónde van los derroteros. Yo cada vez que las veo pienso que ahí entiendes entre líneas lo que está queriendo decir esa persona.
P: ¿Cree que los medios dieron fragmentos de estas declaraciones que al estar cortadas se pudieron malinterpretar?
R: El problema es que hay muchísima información. Yo empecé a montar y mi idea primera era hacer un documental de 70 minutos, como muchísimo 80, pero iba montando y veía que no acababa, cada vez encontraba más información. El montaje que finalmente ha quedado es de dos horas y tres minutos. De hecho, tengo una versión de cuatro capítulos de 55 minutos cada uno porque en el documental no he metido todo. Es tan complejo el tema que no es tan fácil con que se hable de una sola cosa, sino que hay que hablar de mucho más para entender un poco lo que pasó.
P: ¿Qué recorrido planea para este documental de ahora en adelante, porque incluso piensa presentarlo a premios como los Goya?
R: Con los Goya u otros premios, no es tanto para ser examinado, porque yo siempre digo que es más fácil que te toque el gordo a que seas nominado a los Goya, aunque si no lo presentas tampoco te va a tocar. Es una manera de visibilizarlo.
El estreno del 13 de noviembre en los cines Verdi en 24 horas desde que salieron las entradas se llenó, se vendieron todas. A partir del 14 de noviembre también estará una semana en el Pequeño Cine Estudio. Digamos que por el boca a boca de las asociaciones y familiares se está promocionando mucho en las redes sociales, lo que me está permitiendo llenar la sala.
P: ¿Ha tenido algún reclamo político por el documental o espera que en el momento en que se estrene al público alguien le reclame?
R: Yo creo que no, porque yo no soy conocido. Si lo hacen me darían una publicidad que no les interesa. Supongo que algún hater en las redes sociales me pondrá de vuelta y media. Aparte, si me piden que vaya a Génova a presentarlo donde el PP, yo les presento el documental. No tengo ningún inconveniente, porque lo que estoy haciendo es dar datos y sobre todo me baso en la comisión de investigación. Y ya si esas declaraciones las ponemos en duda, pues mal asunto.