En 1884 cualquier lector interesado podía suscribirse por un año al semanario espiritista La luz del porvenir. En los 52 números que recibiría en casa a cambio de cuatro pesetas encontraría textos sobre ocultismo, pero también alegatos obreristas y artículos escritos por pioneras del feminismo como Emilia Pardo Bazán, Ángeles López de Ayala o Carmen de Burgos. La publicación fue una de las primeras que dirigió en España una mujer, Amanda Domingo Soler, destacada seguidora de Allan Kardec (padre del movimiento espiritista decimonónico) y médium acostumbrada a escribir y publicar los recuerdos y reflexiones de los espíritus con los que contactaba, que a menudo estaban más preocupados por cuestiones sociales y mundanas que por asuntos de ultratumba.
Domingo Soler también fue, junto a la anarquista Teresa Claramunt, una de las fundadoras de la Sociedad Autónoma de Mujeres, y puso en marcha escuelas laicas para hijos de obreras sin recursos. En aquellos tiempos el espiritismo, la masonería, el materialismo (tan relacionado con el socialismo) y muchas otras doctrinas podían agruparse bajo el paraguas del llamado librepensamiento, y no era raro ver a integrantes de unas y otras mezclarse para compartir y difundir, por ejemplo, sus ideas anticlericales.
Algo más de cien años después, en 1989, el precio del primer número de la revista Más allá de la ciencia era de 290 pesetas. Aquella primera entrega, dirigida por Jiménez del Oso (que entre 1976 y 1981 había presentado el programa Más allá en TVE), vendió más de 200.000 copias e incluía el cóctel que sigue protagonizando la mayoría de portadas y contenidos en el universo del misterio contemporáneo: extraterrestres, especulaciones alrededor de Jesucristo y un reportaje sobre “qué nos espera después de la muerte”.
Hoy, el mundo de las ciencias ocultas tiene mucho más que ver con la revista Más allá (por cierto, sigue publicándose mensualmente), que con La luz del porvenir, o al menos eso parece a la vista de programas como Horizonte, y de las posiciones políticas de muchos de los herederos de Jiménez del Oso, como Íker Jiménez. El presentador está bajo la lupa durante los últimos días por la difusión de bulos sobre la DANA en su programa, así como por la filtración de imágenes en la que se veía como alguno de sus colaboradores manipulaban la realidad. Su explotación de los llamados “hechos alternativos” se hizo ya célebre durante la pandemia y hay voces del mundo de la ciencia que cuestionan sus métodos y fuentes desde hace años.
“Vivimos en una época en que sentimos que no tenemos el control de nada. La conspiración hace que eso que nos golpea tenga una explicación lógica… entre comillas”
Servando Rocha
“Lo que hacen es un liberador de la ansiedad”, explica Servando Rocha, escritor e investigador. “Vivimos en una época en que sentimos que no tenemos el control de nada. La conspiración hace que eso que nos golpea tenga una explicación lógica… entre comillas. Hay un equívoco, porque desde los setenta, todas las llamadas al colapso y a la distopía, generalmente parten de la derecha, aunque las alertas inicialmente las suele dar la izquierda. Es como si tu casa está ardiendo: lo que quieres es que llegue el bombero y apague el fuego, sin aventuras extrañas ni rodeos; la catástrofe favorece la reacción”.
“El misterio no es de derechas o de izquierdas. Es que ahora vivimos un renacimiento de las culturas new age y, por otro lado, del misterio. La explicación puede tener que ver con el miedo al futuro y con la decadencia de lo que Occidente puede ofrecer. Es un halo de prestigio del misterio y del ocultismo que se nota en todo”. Rocha lo detecta incluso en la publicidad. “Está por todas partes, en todos esos mensajes que afirman que puedes conseguir cualquier cosa que te propongas, que son casi tratados de autoayuda. Todo eso son reinterpretaciones de la filosofía oculta oriental”, expone el escritor.
Una oculta tradición progresista
“Todo sigue aquí, bajo capas de lodo acumulado y tierra”, escribe Rocha en su reciente De fuego cercada, una “geografía secreta” de Madrid que investiga la misteriosa desaparición, en 1916, del oftalmólogo José Ribalta. En el ambiente descrito por Rocha, los poetas, los médiums y los teóricos y activistas políticos se confunden. A principios del siglo XX, muchas de las grandes figuras de la literatura como Valle Inclán o Rafael Cansinos Assens conocen o practican el espiritismo o la Teosofía (conjunto de enseñanzas que proceden de fuentes y religiones distintas, es decir, un sincretismo) y ninguna de estas creencias se considera enemiga del marxismo, más bien al contrario: “Se trataba de plantear una utopía para la clase obrera también tras la muerte”, comenta Rocha.
“Todo eso cuadra porque coincide con los cultos brahmánicos exportados desde la India a Inglaterra, donde surgen grandes sociedades secretas como la Golden Down o masonerías, gente que se pregunta si hay vida después de la muerte. Son ideas que nacen al mismo tiempo que se establecen el darwinismo, el materialismo… y no sustituyen al cristianismo, sino que lo combaten. Hasta el siglo XIX la Iglesia había sostenido que hay un cielo y un infierno; los espiritistas, en cambio dicen que no hay nada de eso, porque se vuelve reencarnado, así que ya no hay noción de pecado”, explica la historiadora Dolors Marín, que también destaca el papel de las mujeres en estos grupos. “El primer grupo espiritista aparece en Tarrasa en 1874 con médiums que son tejedoras textiles analfabetas. Y en una sociedad espiritista, hombres y mujeres están en igualdad de condiciones, porque la reencarnación puede ser en cualquiera. Las mujeres en las sociedades espiritistas son escuchadas, ocupan lugares de interés y dirigen periódicos donde incluyen demandas sociales. Están contra el estado, las guerras y el clero”.
“Hay un mundo de profesores que luego no lo son, mucho lobo que se aprovecha de personas que están en busca de algo que les dé consistencia, que les dé cobijo ante la falta de sosiego o la adversidad”
Aldo Linares
Arthur Conan Doyle, que había estudiado medicina, dedicó sus últimos años de vida al espiritismo y murió en 1930 convencido de su veracidad. Del otro lado, también en aquellos años, el mago Harry Houdini estaba empeñado en demostrar que todo aquel mundo estaba lleno de estafadores y estafadoras, y desenmascaró a muchos médiums que usaban los trucos más burdos para engañar a su público. En cualquier caso, todas aquellas prácticas, que constituyeron un entretenimiento y un espectáculo muy popular y también un buen negocio, prácticamente cayeron en el olvido tras la Segunda Guerra Mundial. Además, en España el franquismo las persiguió siguiendo los dictados de la Iglesia Católica, y logró hacerlas desaparecer de los espacios públicos. En 2024, en forma de teorías de la conspiración e intereses ocultos, parecen más vivas que nunca en las pantallas de Mediaset o la cuenta de Instagram de Miguel Bosé.
Desnudos ante el misterio
“Ante el misterio aparecemos desnudos, sin disfraces, ni trajes, ni galones, ni pancartas ni consignas. Cuando el misterio te ocurre, cuando se topa contigo, le da completamente igual que tú seas agnóstico, creyente, marxista, tibetano, evangelista o raticuliano… le da completamente igual, te atrapa y te deja absolutamente desnudo, porque no recorre el aparato del raciocinio, sino algo mucho más profundo, que tiene que ver con el sentir”, declara Aldo Linares, miembro del Grupo Hepta, colaborador de Cuarto Milenio, escritor, periodista y referencia para los aficionados al misterio en nuestro país.
Linares tiene claro que hoy las experiencias mistéricas no son afines a ninguna tendencia política y, aunque se pueden encontrar conexiones, la búsqueda de respuestas siempre debe partir de lo personal: “Creo que todo ese hilo entre los hippies, gente que estudia a Kardec, a Alan Moore, a la Blavatsky, o a Osman Sper… en todo hay ese punto de relación. Pero, en el fondo el ocultismo, el esoterismo, lo mistérico, va mucho más allá de corrientes, habla de humanos, de lo más profundo que tenemos, y no importa tanto por dónde sople el viento”.
Linares no cree que ciencia y misterio estén reñidos. Al contrario, él piensa que “una cosa es lo que conocemos y otra lo que hay” y que la ciencia debe ocuparse de todo ello. “Se están incorporando otras miradas en ambientes científicos porque la ciencia siempre ha partido de esa curiosidad, ese deslumbramiento y esas preguntas absolutamente filosóficas y fascinantes: quiénes somos, qué es todo esto… También el propio misterio ha boicoteado a la ciencia: hay mucha gente del misterio que no quiere que la ciencia desbarate chiringuitos y falsas creencias. Pero la ciencia no deja de ser una alta magia, en el sentido más esencial: no me refiero a prestidigitación, mentalismo o ilusionismo, sino a procesos que están buscando algo más. El hecho de que la ciencia esté considerando desde puntos de vista médicos, psicológicos o sociológicos el mundo del misterio tiene en cuenta que todo lo que nos ocurre es parte de un proceso histórico. Incluso lo que a mí me ocurre y mi actitud ante ello también tiene una parte cultural que influye en mi percepción de las cosas”, explica.
Linares no niega que en el mundo del misterio actualmente hay mucho “sacacuartos”: “Hay un mundo de profesores que luego no lo son, mucho lobo que se aprovecha de personas que están en busca de algo que les dé consistencia, que les dé cobijo ante la falta de sosiego o la adversidad”. Además de criticar a quienes se aprovechan de la vulnerabilidad ajena, Linares también está en contra de aquellos que confunden las tradiciones ocultistas con falta de rigor histórico, en muchos casos para poner en marcha mitos útiles para la ultraderecha, como la idea de “nación”. “Todo eso es muy pop, porque busca categorizar pseudoinstitucionalmente algunas cosas que vienen del folclore antiguo. Hay demasiado pavo real en todo esto, también mucha pseudodivulgación desorbitada, porque vende mucho el intentar atrapar la atención de las personas a través de titulares”. Aunque a veces todo ese ruido es el único que llega al gran público, al escritor no le preocupa demasiado y recuerda: “Es una parte pintoresca y cutre y yo creo que, con el tiempo, el tamiz de la realidad y el tamiz del sentido común borrará las tonterías. No nos olvidemos de que el misterio es cultura, es sociología, es antropología”.
Pero… ¿esto es magia o es arte?
En su novela El péndulo de Foucault, Umberto Eco jugó al despiste. Bueno, más bien lo hizo el ayuntamiento de París cuando construyó una fachada falsa (sin edificio detrás) en el número 145 de la calle Lafayette para ocultar un sistema de ventilación del metro. En la novela de Eco, un personaje conspiranoico sitúa bajo esa gran rejilla invisible a pie de calle una de las puertas del Infierno. Pequeños detalles como ese trampantojo son los que dan alas a las teorías de la conspiración que hoy se difunden por Internet. Eso sí, no necesariamente esas conspiraciones son siempre de ultraderecha o machistas: “En mi entorno tenemos el lema conspiranoia o barbarie, pero hay de todo. Puede interesarte el mundo del misterio y tener cualquier tipo de creencias o de orientaciones políticas”, aclara Sère Skuld, autora de Hechizos y rituales de una bruja del caos: cómo compaginar tu vida mágica con la mundana.
La otra vía, más allá de los canales y medios de comunicación sobre misterio y esoterismo habituales, a través de los que algunos jóvenes siguen acercándose a lo sobrenatural es el mundo del arte. Figuras como la cantante y artista Genesis P-Orridge (líder de Psychic TV), Alan Moore o, la joven artista y galerista Raisa Maudit, directora de Storm and Drunk y estudiosa de todo tipo de “conocimientos disientes”, acercan estos universos. “La magia del caos y el arte están muy relacionadas. De hecho, Alan Moore se pregunta en Ángeles fósiles qué ha reivindicado nunca la hechicería que el arte no haya logrado de forma innegable. Él defiende el poder del arte que es capaz de remover conciencias, transforma vidas, influye en el curso de la historia, nos puede inspirar para hacer actos grandiosos o para cometer tropelías, te puede enamorar, puede generar o estropear la reputación de un ídolo… También afirma que el arte transforma nuestro mundo y modifica la percepción sobre todo lo que nos rodea y nosotros mismos. Así que para mí el arte y la magia están completamente ligados y son inseparables. Son rituales con una intención concreta y que tienen una ejecución muy específica”, desarrolla Skuld.
Aunque, tal y como explican Linares y Skund, magia y parapsicología no son exactamente lo mismo, ambos coinciden en que “el arte es magia liberada”. Entonces, ¿la magia existe? Responde Aldo Linares: “Cuando alguien me dice que quiere ver algo mágico, le digo que mire una flor: ahí podrá ver matemáticas, teoría del color y biología”.