Hasta 32 horas de aviso rojo hicieron temer lo peor en Málaga. Pero las constantes alertas lanzadas desde las administraciones, la suspensión de las clases y el teletrabajo facilitaron que todos los daños causados fuesen solo materiales. Tras la tempestad, este jueves numerosos municipios evaluaban sus daños. Málaga limpiaba sus calles anegadas, Alhaurín de la Torre retiraba las ramas de los árboles caídos, Monda limpiaba las casas afectadas por las inundaciones y en la comarca de La Axarquía se trabajaba para arreglar los múltiples caminos y carreteras cortadas al tráfico. Lo peor se lo llevó Benamargosa, donde el río se desbordó y varias calles y medio centenar de inmuebles se llenaron de lodo y cañas. Entre ellos, varios bares, una ferretería, un kiosco, un supermercado, la iglesia o las sucursales de Cajamar y Unicaja. También varias viviendas. Allí cada vecino celebraba que solo hubiera daños materiales. “Nos ha salvado Valencia: si no hubiera pasado nada allí, aquí estaríamos muchísimo peor. Teníamos la lección aprendida”, relataba Pablo Díaz.
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