El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, quiere que los ministros de Exteriores den el lunes el visto bueno a su propuesta de suspender el diálogo político con Israel como elemento de presión para que el Estado judío mejore su respeto de los derechos humanos en el marco del conflicto en Gaza, extendido ahora a Líbano. Así consta en el borrador de decisión del Consejo que su equipo ha elaborado de cara a la cita del lunes en Bruselas, y en la que asegura que la medida es meramente política y no tendrá consecuencias financieras. La iniciativa ha despertado ya una fuerte oposición en Berlín y otras capitales europeas, lo que augura que quedará como un último gesto político de un Borrell ya de salida del cargo.
“Resulta apropiado suspender el diálogo político con Israel mientras no haya mejoras significativas en el respeto de los derechos humanos”, afirma el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), que dirige Borrell, en el preámbulo de la propuesta de decisión, que ha podido consultar EL PAÍS. “La obligación de respetar los derechos humanos bajo el artículo 2 del Acuerdo de Asociación no cesa en caso de conflicto armado”, puntualiza.
La propuesta, no obstante, no tiene recorrido político, reconocen diversas fuentes diplomáticas. Ha sido ya rechazada de plano por países como Alemania. “Siempre estamos a favor de mantener abiertos los canales de diálogo. Por supuesto, esto también se aplica a Israel”, ha reaccionado este jueves el Ministerio de Exteriores germano a la carta con la propuesta enviada la víspera por Borrell. Para Berlín, el Acuerdo de Asociación es el “marco adecuado” precisamente para atender este tipo de cuestiones y cerrar esa vía de diálogo “no ayuda a nadie”. En una entrevista televisada, la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, ha adelantado su “no” a Borrell, aunque ha indicado que su Gobierno sí contempla acciones contra ministros israelíes a título individual por posibles violaciones del derecho internacional.
Berlín no está solo en su nein a Borrell. Fuentes diplomáticas europeas han adelantado el malestar que ha causado la propuesta, inspirada en la demanda realizada en febrero por España e Irlanda, en un grupo de países —bastante más amplio que el tradicional núcleo duro de Estados reticentes a criticar a Israel que componen Alemania, Austria, Hungría y República Checa— que consideran que no ayudará a resolver el conflicto y hará que se visibilice más aún la división que esta cuestión provoca en el seno de los Veintisiete. El temor es que este paso, que lamentan ha llegado “sin aviso previo”, complique también el aterrizaje de la sucesora de Borrell, la estonia Kaja Kallas, a la cabeza de la diplomacia europea.
La justificación de la medida propuesta por Borrell ―que no supone la suspensión en sí de todo el Acuerdo de Asociación, que marca las relaciones de la UE con Israel desde 2000, sino solo del diálogo político― es la conclusión a la que ha llegado el Servicio Europeo de Acción Exterior tras analizar durante meses las acciones del Gobierno de Benjamín Netanyahu en materia de derechos humanos en el marco del conflicto en Oriente Próximo: Israel “no ha respondido de manera suficiente” hasta la fecha (noviembre) a las inquietudes manifestadas por Bruselas. De ahí que, acota, “la UE debería invocar la cláusula de derechos humanos para suspender el diálogo político con Israel”.
La decisión en sí, según el borrador, es muy corta: apenas tres artículos en los que decide la suspensión del “diálogo político con Israel”, que esta medida podrá ser discutida en el Consejo de Asociación “si Israel así lo requiere” y la entrada en vigor de la misma en cuanto sea publicada en el Diario Oficial de la UE.
Lo que prolonga el texto legal es el largo preámbulo, en el que se detallan, desde el estallido del conflicto tras el ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre, todas las decisiones y llamadas de atención que la UE ha manifestado respecto a la situación humanitaria en Gaza primero y en Líbano ahora, y sus demandas a que Israel actuara respetando el derecho internacional, especialmente el humanitario. Sin que el Gobierno de Netanyahu haya respondido hasta ahora de forma adecuada, destaca.
“El Consejo Europeo ha llamado repetidamente al Gobierno israelí a cumplir con sus obligaciones bajo el derecho humanitario internacional, en particular distinguir entre combatientes y civiles y a aplicar el principio de proporcionalidad en Gaza y Líbano”, recuerda el texto. También ha llamado una y otra vez al Gobierno de Netanyahu a “investigar de forma exhaustiva e independiente violaciones del derecho humanitario internacional y a implementar las órdenes legalmente vinculantes del Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas”, así como a “facilitar el trabajo de la Cruz Roja Internacional”.
Pese a ello, constata el SEAE, “las Fuerzas Armadas israelíes han continuado sus ataques militares en Gaza durante más de un año, y contra Líbano durante dos meses, que en muchas instancias han resultado en una pérdida desproporcionada de vidas civiles”. Además, agrega, “el Gobierno israelí no ha investigado hasta el momento de forma exhaustiva las acusaciones de crímenes de guerra y ha impedido una investigación independiente por organismos internacionales”.
De igual manera, aunque el Consejo Europeo “ha condenado repetidamente la violencia de colonos extremistas”, varios de los cuales están incluso ya en la lista de sanciones de la UE, “el Gobierno israelí no ha puesto fin a esa violencia, sino que, de forma indirecta, ha alentado la toma de tierras palestinas por la fuerza mediante la así llamada ley de legalización de asentamientos ilegales, que es contraria al derecho internacional”.
Según el SEAE, la decisión de suspender el diálogo político por parte de los Veintisiete es más urgente que nunca ante el “riesgo de un empeoramiento de la catástrofe humanitaria en Gaza”.