Jorge Macri, alcalde de Buenos Aires y primo de Mauricio, el expresidente y líder del PRO, el gran partido de la derecha moderada argentina, que ha visto cómo el outsider Javier Milei le ganaba la partida y se hacía con el poder en el país austral, hace muchos equilibrios en la entrevista para evitar criticar al presidente ultraderechista, que aún conserva una importante ola de popularidad especialmente entre muchos votantes del PRO, aunque también da algunos síntomas de desgaste después de un ajuste fortísimo. Macri, que apoya la gestión económica de Milei -el PRO está respaldando sus medidas- solo se anima a criticarle abiertamente cuando salta un nombre mítico en Argentina: Raúl Alfonsín, el primer presidente de la democracia recuperada en 1983 tras la dictadura. Milei llegó a decir: “Le muestran como el padre de la democracia y fue partidario de un golpe”, en referencia a la dimisión en 2001 de Fernando De La Rúa, que nadie serio en Argentina asocia a un golpe, sino a una crisis política resuelta de manera constitucional. Ahí Macri salta: “No estoy de acuerdo con Milei. Yo lo voté a Alfonsín”. Macri recibe a EL PAÍS en la Casa de América, en Madrid, donde está de visita oficial por una cita de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas. La entrevista se interrumpe un momento porque le llama Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires y gran rival de Milei, al que trata con cercanía en una muestra de que Macri representa un mundo político diferente del presidente argentino, aunque evita casi cualquier crítica.
Pregunta. ¿Cómo está Buenos Aires?
Respuesta. Mejor que cuando asumí. La hemos ordenado un poco más. Llevamos 17 años de gestión del PRO. Me votaron para recuperar un brillo que para mí Buenos Aires había perdido. Obviamente Buenos Aires no escapa al contexto nacional, que tiene a la clase media en un momento de mucho esfuerzo. Los sectores populares tienen mecanismos de asistencia que hacen que se note más este momento en la clase media, que además no está acostumbrada a pedir.
P. ¿El ajuste de Milei está siendo demasiado fuerte?
R. El ajuste lo hizo el kirchnerismo al generar un 15% de déficit. Milei está ordenando las cuentas y tomando decisiones difíciles, duras. Pero cuando estábamos al 20% de inflación mensual con el kirchnerismo era una catástrofe.
P. ¿Se está pasando con el ajuste?
R. No. Creo que es muy valiente haber logrado reducir el déficit a cero. Es un buen punto de partida. Y la gente es consciente de eso, aún la que la está pasando muy mal. Mucha gente te dice “la estoy pasando mal, pero siento que esta vez puede valer la pena”. Para eso lo votaron a Milei, para dejar atrás el populismo y emprender una nueva época. Hoy hay una tolerancia [al ajuste] que Mauricio no tuvo, porque hubo una conciencia que el camino que emprendíamos era siempre para peor. Y hay un presidente con una firmeza de la que no hay ninguna duda.
P. ¿Está haciendo el ajuste que a Macri le habría gustado hacer pero no se atrevió?
R. No, es muy injusto analizar las políticas fuera de contexto. No creo que a Mauricio le haya faltado decisión.
P. ¿Por qué tanta tolerancia ahora?
R. Porque la gente terminó de entender que no hay peor impuesto al trabajador que la inflación. Y se hartó de la lógica de expandir siempre el gasto. Y por eso está diciendo “sé que hoy me duele, pero espero que este dolor valga la pena”.
P. ¿Y cuánto tiempo más esperará?
R. Es imposible saberlo.
P. ¿El riesgo es que la medicina acabe matando al paciente, que la recesión para frenar la inflación destroce la economía y hunda a los trabajadores?
R. Por supuesto, siempre es una incertidumbre cuanto más va a tolerar la gente. Pero en datos, ya hay una realidad mejor este mes que el mes pasado, aunque aún no con el año pasado.
P. ¿Qué es el PRO y qué lo diferencia de Milei?
R. El PRO es un espacio que disputa poder, nos gusta gobernar. Ese es nuestro ADN. Nos diferencia de Milei que tenemos experiencia, le asignamos un valor a lo institucional, lo hemos aprendido. Tenemos muchas coincidencias, pero no somos el mismo espacio político.
P. Milei quiere absorberles.
R. Yo creo mucho en el PRO y en su rol en el futuro. Por eso hago transformaciones sensibles en Buenos Aires por ejemplo en temas como la educación.
P. Le gustó lo que Milei dijo sobre Sánchez?
R. Funcionarios de Sánchez también dijeron cosas muy fuertes de Milei.
P. ¿Milei no comete excesos?
R. Tiene su estilo.
P. ¿Le gusta?
R. En muchas cosas ha logrado encontrar un puente con sectores descreídos de la política muy interesante. Es un signo de los tiempos. El tiempo dirá si es bueno o malo. A veces sí digo, “esto es un montón”.
P. ¿No se puede llevar por delante a la derecha tradicional como la suya?
R. Si las instituciones argentinas pudieron resistir al kirchnerismo, pueden resistir un montón. El PRO gobierna, va a estar, vamos a seguir existiendo y ganando elecciones. No tengo temor de que el PRO sea deglutido o licuado, no vamos a desaparecer. Es cierto que en el mundo todo se extrema, y parece difícil comunicar si uno no genera impacto. Es un signo de este momento, veremos si lo sigue siendo en 5, 8 años. También creo que cuando llegan al poder se moderan.
P. ¿Milei se está moderando? ¿En qué lo nota? Porque las cosas que llegan de lo que dice de los periodistas, de los políticos, de casi todo el mundo, no parecen muy moderadas.
R. Es alguien que busca acuerdo con los gobernadores, negocia leyes, no festeja cuando las pierde como hacía al principio. Ha comprendido mejor cómo ejercer el poder. Veo un Milei más ducho en el ejercicio del diálogo.
P. Dice que se modera, pero esta semana dijo: “A Alfonsín le muestran como el padre de la democracia y fue partidario de un golpe”.
R. Yo no comparto esa visión de Milei. Yo creo que Alfonsín tuvo un rol muy importante en un momento muy difícil de la Argentina, y recuperó valores importantes. Yo lo voté, tenía 18 años, lo voté con esperanza. Me defraudó económicamente, pero cumplió un rol importante para la Argentina. Es cierto que Milei es un presidente muy crudo en sus definiciones, y el mundo no está acostumbrado. Es su estilo, y así ganó. Hay que comprender los cambios de época.
P. ¿Le preocupa que el partido de Milei se presente contra ustedes en Buenos Aires?
R. Nunca me preocupa competir. Pero queda un año para la elección, es un montón en la Argentina. Dentro del PRO hay algunos que creen que sí o sí tenemos que acordar con Milei, otros creen que es un buen momento para competir y consolidar nuestra identidad. Yo creo que hay esperar. Ahora estoy muy absorbido por la gestión.
P. ¿Milei puede llegar a destrozar el sistema de partidos de Argentina?
R. Hay una crisis de representación de los partidos tradicionales, por eso apareció el PRO en su momento, ahora La Libertad Avanza [el partido de Milei]. El sistema de representación en el mundo está en crisis. Pero es bueno: depura, refresca. Tampoco es que el peronismo haya hecho de la Argentina una maravilla. Cuando el partido hegemónico fracasa, aparecen nuevos. Pero lo importante es que hoy en la Argentina nadie piensa en otra solución que no sea la democrática, y eso para Latinoamérica no es poco. Hay mecanismos institucionales muy potentes en la Argentina.