Fue una maquilladora, Inesita, quien hace muchos años le descubrió en Cuba la literatura de Jorge Luis Borges. Hoy Hanna Schygulla (Königshütte, hoy Chorzow, en Polonia, 80 años), figura imprescindible en el panorama del cine y el teatro europeos, lo recuerda emocionada. ”Mi querida Inesita”, recordaba este miércoles en Madrid, en vísperas del estreno en el Teatro de la Abadía de un espectáculo concebido e interpretado por ella misma hace 20 años en torno a los misteriosos poemas y cuentos del autor argentino y que ahora resucita, en español y bajo el título Borges y yo, dándole el protagonismo a la actriz Andrea Bonelli.
El nuevo montaje en español lo dirige la propia Schygulla, pero en esta ocasión está protagonizado por la argentina Andrea Bonelli. Combina la literatura sublime de Borges, a través de siete de sus cuentos, con la magia popular y poderosa de la música del tango. El espectáculo, que se podrá ver en La Abadía desde este jueves y hasta el próximo domingo, cuenta con los mismos músicos, Peter Ludwig y Peter Wöpke, que lo presentaron en alemán y francés en 2023. En aquella ocasión la propia Schygulla era también la intérprete de la obra. En esta ocasión se ha cambiado uno de los cuentos del montaje inicial, a propuesta de Andrea Bonelli, además de la incorporación de imágenes y proyecciones.
Fue un enamoramiento instantáneo, confiesa la que fue musa del cineasta Rainer Werner Fassbinder y que, a sus 80 años, conserva la energía y curiosidad imprescindibles en una artista que ha recorrido un largo y hermoso camino. “Yo estaba relajada, con los ojos cerrados, mientras ella [la maquilladora] trabajaba con mi rostro”, explica la actriz. Fue al abrir los ojos cuando se encontró en su regazo un papelito con la siguiente frase de Borges: “No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable, cuyo libro es el tiempo”. Schygulla no entendió nada, pero se sintió súbitamente arrebatada. “A veces las cosas que no entendemos nos agarran más fuerte que aquellas que entendemos”, asegura la actriz con el español aprendido en sus viajes a Cuba.
Así empezó una relación con Borges que todavía continúa. “Es muy difícil saber el porqué. Me atrae el misterio, el realismo mágico de sus cuentos y poemas, su dimensión del tiempo y las huellas que va dejando”, añade la actriz y directora, que habla de reciclaje para referirse a este nuevo montaje que estrenó en Buenos Aires y hace unos días en Canarias. “Estamos reciclando algo, me gusta esa expresión también como manera de tratar la vida, porque si no nos ahogamos en lo que existe. Hay que reciclarse. Estoy muy satisfecha con algo que renace después de 20 años. Todos sabemos que las cosas tienen inicio y final, pero también es bueno comprobar que hay cosas que tienen inicio, pero que pueden renacer antes de su final. Me gustó mucho la idea de retomar este montaje sin que yo sea la protagonista y de volver a sus orígenes y hacerlo en la lengua original de Borges”, explicó Schygulla, que propuso ella misma el espacio del Teatro de la Abadía, que conoció en las dos ocasiones, 1997 y 2000, en las que trabajó aquí como intérprete.
Juega esta actriz con la hermosa idea de unir en un mismo escenario la sabiduría y excelencia de un escritor sublime como Borges con la popularidad del tango argentino. “Tuve el deseo de combinar algo tan popular como el tango con la alta literatura y cultura que define a Borges. Quise recorrer ese camino uniendo lo más sublime con lo más popular”, añade la actriz, que confiesa estar todavía descubriendo la sabiduría de un hombre como Borges, que le hace reflexionar con cada frase que lee. “Borges me lleva al misterio”, explica Schygulla, una actriz que aprendió de Fassbinder la lucha por conseguir ese momento mágico de las dudas y los atrevimientos en escena, alejado del “ideal”. “El ideal no existe, tampoco en la vida. Esa tendencia en el arte por buscar el ideal me parece menos fascinante y fructífero que la de tomar las cosas como llegan”, añade la actriz, que se muestra aterrada ante el auge de la extrema derecha en Europa. “Es un desastre. Es como una vuelta a un pasado que sabemos terminó en catástrofe”.
¿Qué le diría ahora a aquella maquilladora que le descubrió a Borges en un papelito? “Querida Inesita. Qué placer sentiría ahora si pudiera hablar contigo sobre algo que tú iniciaste, con tus ojos lindos e inolvidables, azules, en un rostro tan cubano”. Firmado: Hanna Schygulla.
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