Un cara a cara de Carlos contra Carlos. Este lunes el presidente del BBVA, Carlos Torres, ha compartido mesa de intervenciones con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en plena opa sobre el Banco Sabadell. El primero, para defender la operación, y el segundo como el gran portavoz del Gobierno en contra de de la fusión. En cualquier caso, el financiero ha lanzado un compromiso en materia de empleo y ha asegurado que el recorte de personal posterior a la posible unión de ambos bancos sería muy inferior al de otras operaciones del sector en los últimos años.
La pugna dialéctica ha transcurrido entre sonrisas durante la inauguración del curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander. Tanto Cuerpo como Torres han dejado claro que se llevan bien y han presumido en público de su buena relación y su trabajo conjunto antes de la opa, en asuntos como la inclusión financiera. Hasta sus opiniones sobre el impuesto al sector, el principal caballo de batalla para el Gobierno y y la banca desde hace dos años, han sido mucho más cercanas. Ambos han dicho respetar el papel del otro y sus opiniones. Pero esta cercanía y respeto público no se han traducido en un acuerdo en sus posiciones sobre la operación que sobrevuela el ambiente.
Cuerpo ha sustentado su rechazo a la opa en tres cuestiones. La primera, la concentración financiera, para la que ha puesto como ejemplo la no remuneración de los depósitos durante los pasados meses, en los que el Banco Central Europeo (BCE) ha subido los tipos de interés. Ha defendido que una excesiva concentración financiera ha complicado la correcta traslación de la política monetaria. También ha cuestionado el efecto de la opa sobre la inclusión financiera y el efecto territorial, dado que en su opinión el banco resultante tendría una elevada cuota de mercado en algunas comunidades autónomas (en especial la valenciana y la catalana), lo que podría afectar a la cohesión territorial
Torres le ha respondido a renglón seguido. Ha reivindicado al BBVA como una firma vasca con sede en Euskadi, una sede operativa en Málaga y una importante presencia en Cataluña, tras haber adquirido otras entidades durante la crisis, pero sin citar la presencia de su gran sede operativa en Madrid. Ha rechazado igualmente que la no remuneración de los depósitos se deba a una excesiva concentración bancaria y se ha comprometido con la inclusión financiera. “Todos estos son temas a trabajar en estos meses” ha asegurado.
Y se ha guardado un as, el empleo, que en esta ocasión Cuerpo no ha citado entre sus preocupaciones. Torres se ha comprometido a que el recorte del empleo tras la opa y la fusión de ambos bancos será inferior a las experimentadas en otros procesos de concentración.
“Esta fusión es un poco distinta a otras. Ha habido en la pospandemia un ajuste muy relevante en todo el sector, con salidas muy relevantes de trabajadores. En 2020 hubiésemos tenido unas cifras de salidas de personal muy grandes”, ha asegurado. Y ha repetido el mensaje de la misiva que envió a los trabajadores del banco la semana pasada: que el grueso de las sinergias vendrán de la simplificación de los sistemas tecnológicos y no por el lado del personal.
Las dos partes han sido prudentes en el intrincado proceso de autorizaciones que ahora la opa afronta por delante. No han querido pronunciarse sobre la decisión que puede tomar la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en los próximos meses. Pero Torres sí se ha referido a la posibilidad de que la opa siga su curso, aunque la fusión no llegue a completarse por el veto del Gobierno. Ha aclarado que no es el escenario que contemplan, si bien cree que la fusión seguiría teniendo sentido. “Podríamos optimizar ahorros en gastos generales y de tecnología y seguiría teniendo enrome atractivo en un escenario que vemos menos probable”, ha asegurado.
Perspectivas económicas
En línea con lo defendido este fin de semana por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Cuerpo ha avanzado que el Gobierno prepara una revisión al alza de las previsiones de crecimiento de España para este año, de modo que la estimación de PIB estará “más cerca del 2,5% que del 2%”. El ministro, además, ha avanzado que el Ejecutivo realizará esta mejora durante las primeras semanas de julio, cuando en el marco de la elaboración de los presupuestos para el año próximo se realizará el informe de situación económica, donde se incluirán las nuevas previsiones macro para España.
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